Hace unos días, el juez del Supremo Tribunal de Brasil Edson Fachin anuló todas las condenas contra el ex presidente Lula da Silva por corrupción y ordenó comenzar nuevamente la investigación en otros fueros ya que se dio cuenta, apenas cuatro años después de la condena y de que millones de brasileños no pudieran votar por el candidato favorito, que el tribunal de Curitiba- feudo del ex juez Sérgio Moro- no sería el lugar idóneo para hacerlo. El Lava Jato, otrora megacausa virtuosa aplaudida por nuestras almas de cristal, es hoy una operación política en plena debacle.
Lejos quedaron las recepciones emocionadas en las que el entonces presidente de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti recibía al todavía juez junto al ex ministro de Justicia Germán Garavano y a otras glorias del cardumen judicial como Claudio Bonadio o Martín Irurzun y en las cuales todos felicitaban al justiciero del Lava Jato y pedían que sus pares locales siguieran su camino. Lejos también quedaron los elogios de nuestros periodistas serios, como el de Hugo Alconada Mon para quien Moro era “el Messi de la Justicia” y cuyo ejemplo debía instar a los jueces federales a “ponerse las pilas”.
Los elogios emocionados del New York Times (“Jueces como Sérgio Moro, que ha liderado valientemente la operación Lava Jato, han demostrado que Brasil tiene las instituciones y los medios para enfrentarse incluso a los más poderosos, y más populares”) o del diario El País (“Sérgio Moro, el justiciero de Brasil”) también han quedado en el olvido. Hoy ambos medios denuncian con pasión lo que antes alababan con ahínco.
Poco después de recibir a Moro y luego de la victoria de Cambiemos en las elecciones de medio término, el diputado Julio de Vido fue desaforado y enviado a una celda de forma preventiva sin siquiera una condena de primera instancia. Un hecho vergonzoso para todos los diputados, oficialistas y opositores, que votaron el desafuero del que el juez Moro fue sin duda inspirador. De Vido sigue hoy en preventiva.
Luego de recibir la noticia de la anulación de las causas, Lula agradeció a Alberto Fernández y al pueblo argentino, y recordó cuando lo visitó en la cárcel de Curitiba; así como Evo le agradeció al Presidente haberle salvado la vida luego del golpe en Bolivia.
Justamente, en Bolivia la Justicia acaba de detener a Jeanine I, Emperatriz del Beni, Terror de los ateos, marquesa de Potosí, Defensora de las Santos Evangelios, Tigresa de los Llanos, Zarina de Cochabamba, Patrona de la Justicia, Hoguera de los agnósticos y ex Presidenta autoproclamada del Séptimo Día por “terrorismo, sedición y conspiración”. No deben ser días fáciles para Don Luis Almagro, titular de la OEA y uno de los felpudos más esponjosos del Departamento de Estado, quien propició el golpe y aportó legitimidad a la hoy sospechada terrorista. Es bueno recordar que a fines del 2019, el todavía presidente Macri, en línea con los deseos de Almagro, aconsejó a Alberto reconocer a la golpista Jeanine I como presidenta electa de Bolivia.
Pese a los sueños húmedos de los funcionarios de Cambiemos y a pesar de haber logrado encarcelar a ex funcionarios y diputados kirchneristas e incluso a un ex vicepresidente, a diferencia de lo que ocurrió en Brasil la candidata favorita sí pudo presentarse a elecciones y sacarlos del gobierno en primera vuelta. La inspiración no alcanzó.
La Cámara de Apelaciones de La Plata rechazó excarcelar a Juan Ignacio Buzali, el marido de la diputada Carolina Píparo. Desde Juntos por el Cambio denunciaron lo que consideran una injusticia ya que “nadie en la Argentina está preso por lesiones leves”. En realidad, teniendo en cuenta que en nuestro país la gran mayoría de los presos está también en preventiva esperando una sentencia firme, es probable que muchos lo estén por causas poco graves; pero Buzali no está detenido por lesiones leves sino que está acusado de “doble homicidio en grado de tentativa”. De todos modos, saludamos que Juntos por el Cambio hoy prefiera debatir la cárcel preventiva en lugar de aplaudirla. Enhorabuena. Nuestra derecha mejora mucho en la oposición o cuando uno de los propios cae en las redes de esa Justicia que es urgente no reformar.
Varios episodios extravagantes aún para el estándar generoso de nuestros medios serios conformaron una notable Rogel de asombros en estos últimos días: El episodio de la vacuna por debajo de la mesa imaginaria denunciado por Beatriz Sarlo que nuestros medios serios retomaron pese a la desmentida de la misma Sarlo en sede judicial; la asimilación del tuit irónico de una librera porteña referido a los libros de Sarlo que dio lugar a una nota en La Nación y a la comparación de Jony Viale con la quema de libros del nazismo en 1933; la invención de persecuciones a mujeres embarazadas de la comunidad wichi en Formosa o la denuncia del control de Wikipedia por parte del kirchnerismo.
Al parecer, nuestros medios serios han decidido independizarse por completo de una realidad que consideran esquiva.
Imagen: Brigada de Eliminación de Perfiles de Wikipedia (BEPW) del Instituto Patria (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)