A una semana de las elecciones legislativas, el consenso entre los dirigentes sociales y referentes barriales es que no lograron -o no pudieron- modificar las condiciones materiales y emocionales que provocaron la derrota en las PASO. El cálculo, sin embargo, incluye también la certeza de que aumentará la participación en las urnas de los barrios populares que no acompañaron al Frente de Todos en septiembre.
Hay “enojo”, “bronca” y “desánimo”, sin grandes cambios en las expectativas, un “plan platita” que no existe, y un crecimiento económico que apenas comienza a notarse -especialmente en el sector de la construcción-. En las últimas semanas, la disputa por los precios de los productos de consumo masivo reavivó en algunos sectores la ilusión de un gobierno que activó en defensa de los bolsillos más castigados por la crisis.
El objetivo en la última semana de campaña, según explicaron desde Presidencia, “es seguir escuchando y dando argumentos a nuestros electores”. Con “movilización máxima” para intensificar las recorridas, los encuentros y las conversaciones “uno a uno, elector a elector, voto a voto”.
El Frente de Todos cambió el acto masivo de cierre nacional previsto para este sábado en Merlo por una actividad en la que candidatos, ministros, intendentes y dirigentes que salieron junto a la militancia en un operativo casa por casa con el foco puesto en la Primera y la Tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires.
“La gente sigue enojada, no ha cambiado la situación económica. Es muy difícil hacer campaña en los barrios, hay que discutir mucho, tratar de convencer, hacer ver que ha costado mucho y que vienen por nuestros derechos”, dice Juan Carlos Alderete, referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), en diálogo con El Destape.
“Estamos tratando de recuperar lo que se perdió en la PASO, de avisarle a nuestros amigos, vecinos, a los que no fueron a votar, que hoy la única herramienta que tenemos para conquistar nuestros derechos es el Frente de Todos”, agrega Alderete.
El dirigente advierte que “no hay que ser tibios con algunos sectores porque vienen por todo, se envalentonan y avanzan”. Y anticipa que un paso importante luego de la elección será institucionalizar la discusión interna en el oficialismo, un trabajo que ya comenzaron a en Casa Rosada el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el ministro del Interior, “Wado” De Pedro, con el objetivo de que “todas las fuerzas que integran el Frente podamos discutir todo y tener alguna injerencia en la toma de decisiones”.
Otro dirigente social que coordina el despliegue militante en varios municipios del conurbano bonaerense señala que “en líneas generales no hay grandes cambios en cuanto al ánimo”. Valora el esfuerzo de trabajar fuerte casa por casa, pero observa que domina la “apatía”.
El exministro de Desarrollo Social durante el peor momento de la pandemia, y candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, Daniel Arroyo, considera que “el ánimo está mejor” y que “hay posibilidad de revertir los resultados”.
En diálogo con El Destape Radio, Arroyo fundamentó su expectativa en que “la situación económica está mejor, hay más movimiento, más gente en la calle por las aperturas y más laburo”, y que “muchas personas que no han ido a votar tenemos la sensación, por lo que hablamos en los barrios, de que van a ir a votar”.
“Hubo familias completas que no fueron a votar. En parte hubo temor por el Covid, la sensación de que las PASO no son tan significativas y un llamado de atención al Gobierno por el desencanto porque la plata no alcanza”, señaló el exministro.
El ausentismo en los barrios populares fue, según uno de los análisis más extendidos en el oficialismo, una de las causas de la derrota en las PASO. El cálculo es que faltaron más de dos millones y medio de personas. La pregunta sin respuesta posible que se hacen los dirigentes consultados es si lograrán movilizar al porcentaje que no quiso votar y, además, si lo hará por los candidatos del Frente de Todos.
Una referenta y militante feminista con participación territorial en La Matanza explica que “el que apoya, nos apoya fuerte, pero hay un descreimiento generalizado, son varios años de crisis y mucha gente está agotada”. La expectativa es “mejorar un poco porque se va a volcar a votar más gente”.
Militantes y dirigentes del Frente Patria Grande, que conduce Juan Grabois, comenzaron a realizar asambleas en los barrios populares de la provincia de Buenos Aires y CABA con el nombre “Escuchar y cambiar el rumbo”. Consideraron que el mensaje de las PASO es que existe un “nivel de decepción y descontento muy grande en sectores que nos apoyaron para sacar a Macri”, y para eso se propusieron “escuchar la voz de quienes más sufren la crisis”.
En esas asambleas, mujeres, jóvenes, argentinos y migrantes, exponen sus principales demandas y preocupaciones. “Todos tenemos diferentes necesidades, pero la mayor es la vivienda”, dice una señora. “Más que nada un pedido: un plan de trabajo para nosotros los jóvenes, para que tengamos una salida laboral”, dice una joven. Otra mujer agrega que “a la gente no le alcanza la plata, trabajemos y hagamos lo que hagamos, no nos alcanza”.
Los reclamos coinciden con los relevados por el Instituto del Conurbano (ICO) de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en su cuarto informe con referentes de los barrios populares, realizado entre junio y julio.
La inserción laboral, el precio y acceso a los alimentos, y vivienda están entre las prioridades y urgencias. “A pesar de la reactivación relativa que se observa en los datos agregados, la principal preocupación que transmiten las entrevistas es la referida a la inserción laboral de las familias”, señala Verónica Maceira, una de las coordinadoras del relevamiento.
El acceso a alimentos y productos básicos ocupa el segundo lugar en la preocupación, aunque se destaca positivamente el refuerzo de las transferencias del Estado y la provisión alimentaria directa en comedores, tanto de los gobiernos como de las organizaciones sociales y comunitarias.
Entre las demandas siempre surge la de mayor seguridad y la relación con las fuerzas de policiales; la violencia de género y las acciones para enfrentarla; demandas de obras públicas que mejoren las condiciones del hábitat, la necesidad de planes integrales de vivienda y una mejor regulación de los servicios públicos y del acceso a internet.