Templanza K: ni temor, ni parálisis, ni odio

Después del intento de magnicidio, el peronismo que se siente conducido por CFK discute y se organiza para defender el diálogo democrático, aislar a los violentos y reactivar el debate por la comunicación.

19 de septiembre, 2022 | 00.05

Es imposible despolitizar el atentado contra CFK porque el blanco elegido es una lideresa política. Por lo tanto, hay que preguntarse qué cosas se quisieron asesinar, en términos simbólicos, con la bala que no quiso salir el 1/9. Porque detrás de la presentación lumpen del grupo material que sería responsable, existe una plena racionalidad que buscó erradicar a través de su muerte violenta lo mucho que orbita y existe alrededor de la figura de CFK.

¿Se pretendió enviar un mensaje de disciplinamiento letal a la política toda? ¿Dar un golpazo definitivo a la autoestima social mediante la eliminación de quien está en mejores condiciones de generar esperanza popular? ¿Instalar el miedo como parte de una estrategia desmovilizante? ¿Clausurar definitivamente una experiencia política que concibió el salario digno como motor de la economía y no como causal inflacionaria?

El motivo no lo conoce la bala. El sicario cree que sí, está convencido de que todo acaba y termina en su voluntad de asesinar. No obstante, quienes verdaderamente sabían y saben las razones son los que propiciaron el acto y no aparecen situados en la escena primaria del crimen.

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Hay una zona más amplia, muchas veces deslocalizada, donde habitan cómplices, instigadores y financistas. No se puede descartar que todo esté a la vista, como la carta robada del cuento de Poe, y que la obviedad funcione como una coartada eficaz para garantizar impunidad a los autores intelectuales. En estos casos, ¿no repudiar no se parece mucho a avalar?

Pero un atentado terrorista, por definición, persigue infundir el temor paralizante en una comunidad. El o los responsables están casi siempre entre los alcanzados por el beneficio que produce la reacción anímica y desmotivadora que el hecho, de modo premeditado e intencionadamente, vino a precipitar. Una indagación vital, primitiva, asociada al instinto de preservación, que se presenta más o menos así: si se animaron con ella, entonces con los demás pueden hacer lo que quieran.

El atacante esta vez falló. La bala del 1/9 no alcanzó a salir de la pistola. Por milagro, por ineptitud del tirador o por fatiga de materiales. Pero algo impresionante pasó porque alguien quería que pasara algo impresionante. El asesinato o el intento de asesinato son eventos llamados a generar estupor. Todavía estamos estancados en la rotonda de la conmoción, no paralizados pero girando en círculos, buscando a tientas una salida, a la vez que una respuesta a lo ocurrido.

En esta traumática encrucijada, la conmovedora manifestación callejera del día después fue un intento de restaurar cierta racionalidad democrática frente a lo demencial del suceso. También los llamados a pacificar los ánimos del espectro más sano y menos tóxico de la política operaron positivamente. Hay que decirlo, el peronismo kirchnerista sacó a relucir una enorme templanza, apreciada virtud que no siempre aparece en caliente.

El segundo Plenario del Pensamiento Nacional y Popular desarrollado este fin de semana en la facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde convergieron más de mil referentes de la cultura, la comunicación, la política y el sindicalismo está en línea con esa premisa. Pensar, analizar, debatir, discutir y construir una salida colectiva al escenario monstruoso que propone la derecha.

Como Carta Abierta en su momento, el desafío de esta usina de pensamiento donde se destacan Florencia Saintout, Daniel Rosso, Andrea Varela, Ricardo Aronskind, Ricardo Forster, Cynthia Ottaviano, Hernán Brienza, Nora Merlin, Roberto Feletti, Roberto Baradel, Araceli Bellota, Atilio Borón, Ari Lijalad, Carlos Barragán, Roberto Salvarezza, Jorge Calzoni y Marcelo Figueras, entre mucha más gente, es encontrar palabras que describan lo que todavía no tiene nombre.

Pensando en términos de fracasos, habrá que decir que Fernando Sabag Montiel falló aquella noche que enmudeció a millones, pero que sus instigadores volvieron a fracasar este sábado cada vez que alguno o alguna de las asistentes llamó a reinstalar el diálogo democrático, marginar a los violentos, erradicar los discursos de odio, exigir que se deroguen las leyes que mutilaron la Ley de Medios, desfinanciar a los propagadores de infamias y hasta reclamar una suba general de salarios para reforzar el vínculo deteriorado del gobierno del Frente de Todos con su base social, producto de la mala situación económica.

A pesar de todo, lo que se advirtió en el encuentro es que todavía hay mucha gente organizando el querer para que en 2023 CFK pueda poder

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Roberto Caballero

Roberto Caballero es periodista argentino, fundador del diario Tiempo Argentino y la revista Contraeditorial. Autor del bestseller Galimberti, de Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, entre otros libros de investigación periodística. Conduce Caballero de Día de 6 a 9 en El Destape radio.