La Cámara Federal porteña confirmó el rechazo a la prisión domiciliaria que había solicitado Nicolás Gabriel Carrizo, el vendedor de copos de nieve que está siendo investigado por su supuesta participación en el atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner. Así, el Tribunal de Apelaciones dejó firme la decisión de la jueza del caso María Eugenia Capuchetti, quien el 14 de noviembre último no había hecho lugar al pedido de la defensa de Carrillo.
"La expectativa de pena para los delitos atribuidos y la gravedad de los hechos investigados, resultan indicadores de entidad suficiente para el mantenimiento del encierro cautelar, ya que -frente al avance de la pesquisa- incrementan el peligro de fuga", evaluaron los camaristas Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens sobre la situación de Carrizo, quien está procesado con prisión preventiva por el delito de homicidio en grado de tentativa agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por haberse cometido con un arma de fuego, en calidad de partícipe secundario.
También, ponderaron que hay "aspectos que surgen del informe técnico sobre el teléfono móvil del imputado que se incorporó a las actuaciones y que fuera producido por la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal del Ministerio Público Fiscal que 'prima facie' permiten reforzar el parámetro fijado en el párrafo anterior".
La querella de la vicepresidenta se había opuesto a la concesión del beneficio para Carrizo, detenido con prisión preventiva y procesado como supuesto partícipe secundario del hecho. Los apoderados de la querella sostuvieron que hay "riesgos procesales que se evidencian de la experticia efectuada por la DATIP sobre el relevamiento de datos del teléfono celular del aquí implicado y que consideró de suma relevancia para la solución del presente legajo", remarcó el fallo.
Los chats que comprometen a Carrizo
Luego del intento de magnicidio, el mismo 1 de septiembre, Carrizo y Brenda Uliarte, también detenida en el marco de la investigación judicial, mantuvieron una comunicación. Fue cerca de las 22.30.
Brenda le dijo: “Gaby, por favor lo que pasó no lo difundan, hagámosnos los pelotudos, vos no sabés nada”. Y añade: “Vamos a caer todos en la volteada”. Carrizo, que según se desprende de sus mensajes pareciera ser quien lleva la voz de mando del grupo, le responde: “Okay fue. Qué vas a hacer boluda. Te van a investigar a vos”.
Brenda, confiada en que podría engañar a los investigadores, le dice: “No lo creo, la próxima voy y gatillo yo. Nando falló. Yo se disparar bien, no me tiembla la mano”. Carrizo le dice: “Estamos todos juntos. A la mierda Cristina”. Tal como publicó Página 12, le pide a Brenda que vaya adonde estaba él, en Barracas, donde vivía otro integrante de los presuntos vendedores de copos de azúcar, Sergio “Checho” Orozco. Ella le dice que ya está lejos. Todo indica que había ido a San Miguel, a la casa de su exnovio. Carrizo, deductivo o con información, le ordena: “Me hacés caso, te están investigando”.
A la medianoche continúan la comunicación para reorganizarse y repetir el ataque. “Querés hacerlo?”, le pregunta Carrizo a Brenda. “Te juro que sí. Y no me va a fallar el tiro. Pero hay que pensarlo bien. Pasa que Nando no tiene mucha práctica. Le tembló el pulso”, le responde ella. “Te vincularon con el caso. Te diría que vengas acá”, le dijo él. Y fue lo que Brenda hizo al día siguiente, el viernes 2 de septiembre.