En la Casa Rosada destacaban la histórica masividad de la movilización de este martes para recibir a la selección campeona del mundo, facilitada gracias a que se decretó feriado nacional. "Fue una fiesta popular", consideraban. El presidente Alberto Fernández permaneció en Olivos y, luego de una jornada con muchas versiones dando vueltas, aclaró que entiende que la política no debe mezclarse con el fútbol, pero que "si el equipo quería o quiere venir a la Casa de Gobierno de todos los argentinos siempre será bienvenido, y serán homenajeados y respetados como lo fueron hoy". En diálogo con El Destape explicó: "Con el feriado simplemente quise que el pueblo pudiera homenajearlos, por eso lo hice a pesar de que tanto me denostó Mauricio Macri".
"Nunca usé al fútbol para hacer política. Soy un hincha de fútbol y sé cómo se contamina el fútbol con la política. El supuesto malestar de 'Chiqui' Tapia conmigo es el resultado de que no quise apoyarlo públicamente para que sea presidente de la AFA. Tampoco apoyé a nadie porque no creo que la política deba meterse en el fútbol. No lo hicimos y creo que nos fue bastante bien. Salimos campeones de América después de 38 años, ganamos la copa Intercontinental en Wembley por primera vez y salimos campeones del mundo ahora después de 36 años de no lograrlo", repasó el Presidente. Recordó también que no visitó al equipo luego de ganar la Copa América ni cuando ganó la Intercontinental contra Italia. "Siento que eso es colgarse del triunfo del fútbol y eso daña la relación del fútbol con los hinchas", subrayó.
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Respecto al recorrido del micro que transportó al plantel, destacó que fue decisión de la AFA dado que buscaban encontrarse con los hinchas en el Obelisco en un ambicioso trayecto a través de las autopistas que rodean la Capital. Cuando la caravana no pudo seguir avanzando, los auxiliaron con helicópteros y eso les permitió a los jugadores tomar noción de la magnitud de la movilización popular. Luego de varias horas, apenas si habían recorrido 15 kilómetros. Sin embargo, Tapia descargó en un tuit las culpas hacia quienes organizaron el operativo y sólo salvó al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni.
"Nosotros hicimos todo lo que nos pidieron. Facilitamos todo lo que querían los jugadores", aseguraban desde la Secretaría general de la Presidencia que encabeza Julio Vitobello. Eso incluyó un operativo de seguridad especial también en la Casa Rosada, que quedó casi vacía de funcionarios y con la prensa acreditada en un corralito exterior. Ante las versiones de una posible visita, también las inmediaciones de la Casa de Gobierno se llenaron de gente. A través del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, el Gobierno le había ofrecido al plantel una recepción sobria, a la manera de aquella de Raúl Alfonsín a los campeones del '86 con Diego Maradona a la cabeza. Luego de recibirlos en la Rosada, Alfonsín los dejó a solas para que salieran a saludar a la multitud al balcón.
Sin embargo, en el plantel nunca se pusieron de acuerdo y ganó la idea de acortar los festejos todo lo posible. "Si querían venir, podrían haberlo hecho sin problemas", aseguraban luego en Gobierno. Igual, al cierre de una jornada histórica, le restaban importancia. "Lo importante es que se movilizó muchísima gente y no hubo incidentes de ningún tipo. Mucha armonía en la multitud, eso es lo importante. Para eso hicimos el feriado. Para que el pueblo pudiera disfrutar con la selección y eso se logró", resumían.