A través del empoderamiento del ministro Guzmán, el gobierno de Alberto Fernández consiguió ponerse firme en la pulseada sobre el tipo de cambio, eje de la escalada desestabilizadora. Demostrar en los hechos, y no solo en las palabras, que no está dispuesto a convalidar una devaluación brusca, no podía hacerse gratuitamente, pero sin dudas los costos de un salto abrupto del tipo de cambio hubieran sido mucho peores para la actividad económica, para los ingresos de los sectores medios y populares y para la salud de la coalición política gobernante. Solo hay que hacer el ejercicio de pensar lo que significaría realizar la negociación con el FMI bajo plena extorsión devaluadora para comprender que sería el peor de los escenarios posibles.
Si bien la batalla cambiaria está muy lejos de haber sido definitivamente ganada, algo que nadie con un poco de sentido histórico estaría dispuesto a afirmar suelto de cuerpo, el gobierno estaba contra las cuerdas y ahora consiguió reanimarse y volver al centro del ring. Pero el dato más relevante de estos últimos días no es ese, sino que una vez que consiguió margen de respiro, resolvió tomar la iniciativa política con una batería de iniciativas de alta carga política.
En efecto el martes 17 de noviembre, rebautizado "día de las militancias" para conectar el imaginario clásico del peronismo con formas más contemporáneas del compromiso político, fue la oportunidad en la que se puso en práctica un movimiento amplio y coordinado que mostró la vitalidad y potencia del Frente de Todos.
El punto de partida fue el pedido de una sesión especial en la Cámara de Diputados de la Nación, encabezado por el presidente del bloque oficialista, Máximo Kirchner. En el temario solicitado resaltaban dos proyectos de ley de alto impacto: el del aporte extraordinario y solidario de las grandes fortunas y el de manejo del fuego.
A nadie escapa que se trataba de dos temas cuyo significado político trascendía la materia que cada uno de los dos trata. Naturalmente, en el contexto de pandemia y tras cerca de tres años de recesión económica, la necesidad y la oportunidad de generar una contribución por parte del 0,02 por ciento más rico de la población está fuera de discusión para todos, salvo para ellos mismos y para los diputados que decidieron representar los intereses de esta pequeña minoría. Lo mismo sucede con la urgencia de que el Estado tome medidas para precautorias para frenar el uso irracional del fuego con fines agropecuarios o inmobiliarios. Pero al mismo tiempo, detrás de ambos temas se distinguen definiciones políticas contundentes que no pasaron desapercibidas para los poderes fácticos. En primer lugar, que el gobierno no está dispuesto a que quienes poseen fortunas millonarias, en gran proporción invertidas en activos financieros en el exterior, atraviesen con total inmunidad la pandemia, o incluso aumenten su patrimonio, mientras las grandes mayorías sufren un proceso de empobrecimiento y el Estado no encuentra vías suficientes para financiar el gasto social y la inversión productiva. En segundo lugar, que el cuidado del medio ambiente debe ponerle límites a la explotación desmesurada de la Naturaleza, motivada por una sed de ganancias que no repara en los cuidados elementales de la "casa común" que requiere el bienestar del conjunto de la población.
La media sanción que consiguieron sendos proyectos, con números ajustados pero firmes debido a la negativa de la bancada de Juntos por el Cambio de acompañarlos, exhibió nuevamente la existencia de una escena política dividida en dos grandes bloques que antagonizan respecto de este tipo de definiciones políticas. En este contexto es preciso destacar la capacidad del oficialismo de agrupar a distintos sectores en torno de sus propuestas, que en el caso del aporte de las grandes riquezas fue votada a favor por el peronismo cordobés, diputados del lavagnismo, del socialismo santafesino, del bloque que lidera el mendocino Ramón, por los oficialismos misionero y rionegrino, e incluso los diputados jujeños que responden al gobernador Morales. Una atracción tan amplia es un síntoma de la fortaleza del gobierno, mal que le pese a los deseos de los editorialistas de ciertos medios de comunicación. Pese a su insistencia permanente por resaltar, exagerar o directamente inventar cada uno de los matices o diferencias al interior de la coalición oficialista, en este caso la realidad volvió a desmentirlos de manera contundente.
Si Máximo Kirchner había tomado la iniciativa, rápidamente el Frente Sindical por un Modelo Nacional, la principal fracción opositora de la CGT, que reúne entre otros a los gremios camionero, mecánico y bancario, convocó a movilizarse al Congreso para respaldar la iniciativa y apoyar al gobierno. A ellos se sumaron movimientos sociales de la UTEP y otros sectores gremiales, entre los que sobresale la CTA. Al mismo tiempo, distintas corrientes políticas se plegaron a la movilización: La Cámpora, el Movimiento Evita, el Frente Patria Grande, entre muchas otras.
Lejos de adoptar una posición defensiva, el mismo día la Casa Rosada redobló la apuesta y envió al Congreso el largamente esperado proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Además, el presidente grabó un mensaje para las miles de personas movilizadas en todo el país donde reivindicó las distintas formas que adopta en la actualidad la militancia popular argentina.
Finalmente, también la respuesta del tercer vector del Frente de Todos, el Frente Renovador, fue contundente. Pese a que circularon especulaciones sobre su actitud respecto de los temas en debate, no solamente respaldó ambas votaciones en el Congreso sino que además Massa despejó cualquier duda al presentarse para presidir la sesión inmediatamente después de que las precauciones médicas fueron resueltas tras un contacto estrecho con un caso de covid positivo.
La administración de matices y diferencias políticas dentro del Frente de Todos es parte de la construcción de una coalición, pero la jornada del martes 17 demostró que la unidad de sus distintos sectores goza de buena salud. Además, el éxito de ese día también permite reflexionar sobre cómo cuando se toma la iniciativa política con determinación y audacia, los músculos del oficialismo se tonifican y cada una de las partes potencia al conjunto.
Impuesto a la riqueza y manejo del fuego: el Gobierno retomó la iniciativa
23 de noviembre, 2020 | 10.41
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Ulises Bosia
Filósofo. Coordinador Instituto Democracia. Militante Frente Patria Grande.
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