El presidente Alberto Fernández llevará algunos planteos al encuentro que mantendrá con su par chino, Xi Jinping, con el objetivo de que la relación bilateral sea más pareja, idea que impulsa el ministro de Economía, Sergio Massa. Durante la reunión que mantendrán este martes en Bali en el contexto de la Cumbre del G-20 le expresará la urgencia de terminar con lo que llaman un vínculo "desigual" entre Argentina y China, que este año le significará al país un déficit de 8.000 millones de dólares. Eso no será de un día para el otro, es claro, sino que piensa en un plan a cinco años de plazo. En el mientras tanto, propondrá dos soluciones: que China permita que el swap otorgado se utilice para financiar el comercio bilateral o que suscriba una emisión de bonos argentinos en yuanes, así como compra bonos del Departamento del Tesoro. Difícil que Xi dé alguna respuesta inmediata.
“Así veremos qué tan amigos nuestros son”, explicaban en el entorno de Massa sobre la propuesta. Decían que el déficit acumulado en el comercio con China en los últimos diez años daba un monto similar al de la deuda externa. "Ellos alcanzaron un gran nivel de desarrollo en las últimas décadas y el vínculo debería impulsar que nosotros nos desarrollemos de la misma forma y no es así", comentó uno de los funcionarios de la comitiva. Una de las quejas era que el famoso swap chino, modificado para mal durante el gobierno de Mauricio Macri, no tiene efectividad para el comercio exterior y sólo es contable para engrosar las reservas brutas. China avanzó durante este año sobre la posibilidad de ampliarlo, pero Argentina busca poder utilizarlo de manera efectiva para el comercio bilateral, al menos en un parte.
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Su otra propuesta es la emisión de un bono argentino en yuanes, que sirva para financiar los 8 mil millones de dólares del déficit comercial. Cerca de Massa recordaban los 52 proyectos de minería e hidrocarburos que los chinos llevan adelante en el país, seguramente estratégicos para su economía, y que no se nota una reciprocidad de su parte de esa importancia. También que Argentina se había sumado a la Ruta de la Seda -el proyecto chino de infraestructura a nivel internacional- sin poner condiciones mientras que muchos países lo habían hecho. Además, reclama el pago de 1.288 millones de dólares por la construcción de las represas Cepernic-Kirchner. De esos, 288 millones ya puso el Estado argentino y los otros mil millones deberían haber llegado de China.
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Es sabido que desde sectores del kirchnerismo se impulsa un acercamiento mayor a China, que iría a contramano de esta dureza que propone Massa, a quien habitualmente en el peronismo se lo ubica entre las simpatías de la Embajada de Estados Unidos. "La verdad que no hablo de la política interna, me pusieron a cargo de Economía y pienso lo mejor para la economía del país", es lo que habitualmente comenta Massa al respecto. De paso recuerda su visita a China en 2016, cuando el PC chino lo invitó como dirigente del líder del Frente Renovador. Un viaje en el que habló ante la asamblea popular y suscribió acuerdos. "No tengo nada ideológico", sostiene.
De hecho, está previsto que del encuentro participe el embajador en Beijing, Sabino Vaca Narvaja, un fuerte impulsor del acercamiento bilateral. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, Argentina suscribió la Relación Estratégica con China y durante la presidencia de Cristina Kirchner se elevó ese status a Relación Estratégica Integral. Vaca Narvaja viene trabajando en la posibilidad de que el swap del que se queja Massa amplíe en 5 mil millones de dólares su posibilidad de uso, pero se demora la concreción. Los tiempos chinos no son los occidentales.
La reunión está pautada para este martes de 17.30 a 17.50 en el Hotel Meliá de Bali en el que se hospedan casi todos los mandatarios, con el formato de uno más siete, es decir el presidente y siete funcionarios, que es bastante. Xi Jinping acaba de ser reelecto para un histórico tercer mandato de cinco años, consolidando su poder al interior del PC chino. Otro interés argentino es ingresar al grupo de los BRICS. En ese caso, China ya dio su consentimiento.