La posibilidad de que el Gobierno propicie a través de un decreto un aumento de suma fija a todos los trabajadores y la idea de suspender las PASO del año que viene se convirtieron en las últimas semanas en dos pulseadas entre el kirchnerismo y el presidente Alberto Fernández, que finalmente no accedió a ninguna de las dos propuestas. En verdad, la vicepresidenta Cristina Kirchner sólo reclamó públicamente la suma fija, sobre las PASO nunca se pronunció. "Hacerle caso sería producir un estrago económico, pero no puedo salir a decirlo", le comentó Alberto a un integrante de la comitiva que lo acompaña en su viaje a Francia. Ahora tiene que definir con Sergio Massa el "corte" del bono de fin de año para los salarios más bajos, la respuesta oficial "sensata" o posible ante esa ofensiva. Respecto a las primarias, aseguraba que ningún gobernador le pidió eliminarlas.
Fueron los temas que tensaron la interna del Frente de Todos todavía un poco más en los últimos días. Desde que surgió la propuesta de un aumento de suma fija como manera de ayudar a quienes cobran menos por la estampida de precios, la CGT de los "gordos" e "independientes" le fue a decir al Presidente que no avanzara en esa dirección. Ellos sostienen que desarmaría la pirámide salarial que tiene cada gremio ocasionándoles muchos enojos internos. En verdad, también les quitaría poder y la posibilidad de adjudicarse el aumento conseguido. Por eso insisten en la paritarias libres y avalaron la posibilidad de un bono de fin de año, porque eso no los complica. De hecho, algunos gremios también lo negociaron por su cuenta.
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Alberto avaló esa postura pese al reclamo cada vez más insistente del kirchnerismo, que levanta la propuesta desde hace meses. En su reaparición en un congreso de la UOM, diez días atrás, la vicepresidenta volvió a la carga. "Es necesario una suma fija que vuelva a darle capacidad a los trabajadores. Esto no va en detrimento de las paritarias. Cómo vamos a ir en detrimento de las paritarias, justamente nosotros que fuimos los que volvimos a introducir la cuestión paritaria en la cuestión económica", subrayó en un ámbito colmado de trabajadores. Si se habla de una posible candidatura, entonces esta fue su primera propuesta.
El Gobierno echó mano a un nuevo argumento. La idea de que la mayoría (el 65%) de los salarios bajos corresponden a trabajadores municipales y que los municipios no tendrían forma de sostener semejante aumento. A eso, en la conferencia de prensa que dio este sábado en París, Alberto le añadió que el resto de los salarios bajos corresponden a pequeños comercios que, en caso que los obligaran a pagar a un aumento así, pondrían a sus empleados en negro. El Presidente comentó a sus funcionarios que un aumento de suma fija por decreto como el que se discutía -se habló de 30, 40 y hasta de 50 mil pesos- a empleados públicos y privados generaría un desbarajuste total en las cuentas del Estado, justo en momentos que se hacen los mayores esfuerzos por poner las variables en caja para frenar la inflación. Que así el remedio terminaría siendo peor que la enfermedad.
La otra diferencia tuvo que ver con las PASO, que el Presidente defiende con argumentos institucionales pero también por el interés político de no perder con demasiada anticipación el poder que le queda. Sin primarias, la "lapicera" de las candidaturas quedaría en manos de la vicepresidenta y toda la capacidad de decisión dentro del Frente de Todos. En este caso, hay que decir que ni Cristina ni Máximo Kirchner hicieron ninguna declaración pública contra las PASO, pero sí otros dirigentes muy cercanos a ellos como el ministro del Interior. Eduardo "Wado" de Pedro, y el ministro bonaerense Andrés Larroque. "Fue una gran idea de Cristina", respondió Alberto, con alguna ironía, cuando le preguntaron por el sistema que se aprobó en 2009 durante la gestión de CFK, aunque quien las ideó fue Néstor Kirchner.
Alberto aseguró que ningún gobernador le fue con el planteo de suspenderlas, contrariando la afirmación de Wado acerca de que "el 100%" de los gobernadores querían eliminarlas. Sí, en cambio, reconoció que la cuestión surgió en una reunión que tuvo con intendentes hace algunas semanas. "Les dije que no me tenían que convencer a mí, sino al Congreso. Es un problema del Congreso", les repondió, según comentaban en la comitiva. En el Gobierno aseguran que son 12 los diputados del Frente de Todos que no están dispuestos a votar la suspensión, por lo que los apoyos para la propuesta nunca estuvieron. Por más que hayan prorrogado las sesiones ordinarias hasta fin de año, en la Rosada dan por hecho que no se suspenderán, por lo que el Presidente podrá seguir hablando de su reelección y, también, que "hará lo que tenga que hacer" para que gane el Frente de Todos.
En verdad, desde su entorno, cada vez más dan la idea de que el Presidente no piensa realmente en reelegir sino que le preocupa llegar con el gobierno entero a diciembre del año que viene, algo que ve muy complicado si aparece débil. "Goberné dos años con pademia y termino con dos años con guerra", repite, para dar una idea de las dificultades y de lo complicado que podrían presentarse los meses que le quedan por delante en caso de que el Ejecutivo se viera inestable. "Acá lo único necesario es que gobernemos y resolvamos los problemas que tenemos, que son la inflación y la pérdida de los salarios. Todo lo demás son locuras nuestras que no le interesan a nadie", concluían.