El gobierno argentino reclamó a Estados Unidos la liberación de las vacunas contra el coronavirus de AstraZeneca que permanecen en ese país, tanto por las que fabricaron y no utiliza -serían más de 20 millones de dosis- como las que corresponden a la Argentina, que se enviaron para que se fraccionaran y envasaran en México pero terminaron en un laboratorio estadounidense por falta de insumos. Fue durante las reuniones que mantuvieron el presidente Alberto Fernández y el canciller Felipe Solá con el director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, Juan González, quien llegó en su primera visita al país portando una carta personal del presidente Joe Biden deseándole una pronta recuperación de su contagio de Covid-19 al presidente argentino y expresando su deseo de profundizar las relaciones bilaterales.
Obviamente, la idea era que el almuerzo fuera con todos sentados alrededor de la misma mesa en Olivos. Pero el Presidente se hisopó temprano y el resultado volvió a ser positivo, así que la postal fue atípica: él se mantuvo en su casa en la residencia y conversó a través de una pantalla con el resto de los comensales ubicados en otro salón. Estuvieron Solá y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, por el lado argentino, y González, la subsecretaria interina del Departamento de Estado, Julie Chung, y la encargada de negocios de la embajada de Estados Unidos, MaryKay Carlson, por el lado norteamericano. Uno de los temas que trataron allí fue la participación argentina en la próxima Cumbre del Cambio Climático que está organizando Biden, marcando un vuelco respecto a las políticas de Donald Trump, un negador del problema.
Fernández le expresó a González la intención argentina de pagar la deuda de 44 mil millones de dólares con el FMI tomada por la gestión de Mauricio Macri, pero que necesita de una extensión de plazos para que la economía vuelva a crecer y conseguir los recursos necesarios. Sin mayor compromiso, González le aseguró que Biden comprende la postura argentina y que apoya la renegociación. Habrá que esperar que llegue el momento de las decisiones en el directorio del organismo, en el que Estados Unidos tiene un peso decisivo.
González, nacido en Colombia pero educado en Estados Unidos, ocupó diversos puestos durante el gobierno de Barack Obama y se integró desde el lanzamiento de su candidatura a los equipos de Biden, quien luego lo designó como su principal asesor para la región en el poderoso Consejo de Seguridad. En su primera gira por Sudamérica, eligió como destinos Colombia, Argentina y Uruguay. En el Gobierno no pasó desapercibido la gambeta del enviado de Biden al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, otrora favorito de Trump.
Por supuesto, en las reuniones hubo un repaso de la situación regional, en la que Fernández y Solá marcaron la línea argentina de respaldo a la defensa de los derechos humanos en política exterior en todas partes del mundo por igual. Fue una manera de explicar su postura en Venezuela, donde el Gobierno vota a favor de las investigaciones que realiza la alta comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, pero rechaza cualquier sanción o bloqueo al gobierno de Nicolás Maduro. Por otro lado, defendieron el carácter democrático de los gobiernos de Bolivia, tanto el del ex presidente Evo Morales como el del actual Luis Arce. La situación de Bolivia -donde detuvieron a la ex presidenta de facto Jeanine Añez- fue motivo de consulta en el diálogo que Solá mantuvo días atrás con el secretario de Estado, Antony Blinken.
La pandemia y las dificultades para la provisión de vacunas fue un tema que se conversó tanto en el almuerzo en Olivos como en la reunión posterior que mantuvieron los visitantes con Solá, el secretario de relaciones Exteriores Pablo Tettamanti y el jefe de Gabinete de la Cancillería Guillermo Justo Chaves, en el Palacio San Martín. Argentina busca que Biden autorice una partida de las millones de dosis de AstraZeneca que están almacenadas en Estados Unidos y que no va a utilizar. Parte de esas dosis ya se anunció que irán a México y Canadá. Se supone que, en cambio, el presidente de Estados Unidos ya autorizó para que lleguen otras 900 mil que son las que ya compró Argentina y que se debían envasar en México pero que finalmente se hizo en un laboratorio de Albuquerque por la falta de filtros y frascos. Lo que demora los trámites es que Estados Unidos echó mano a una vieja ley que prohíbe la exportación de materiales sanitarios.
Un tema extra que se conversó tuvo que ver con el interés norteamericano por la base que la Armada proyecta construir en Tierra del Fuego. Blinken preguntó días atrás sobre el supuesto interés chino en participar de ese proyecto estratégico, que el canciller argentino negó. El jefe del Comando Sur, Craig Faller, estuvo la semana interiorizándose de la situación en Ushuaia. Solá le subrayó a González que en Tierra del Fuego no habrá una base naval china pero tampoco una estadounidense.