En medio de las turbulencias que persisten en el oficialismo, un grupo de dirigentes e intelectuales se reunieron en una muy interesante jornada de debate en Rosario para apoyar al presidente Alberto Fernández, pero también para pedir la unidad del Frente de Todos. Es un sector que viene instando al Gobierno a no seguir trabado en la discusión interna y enfocarse en potenciar la gestión, que será en definitiva por lo que lo juzguen en las elecciones. "Hay 2023", se repitió. Claro que, para eso, sería necesario también convencer de lo mismo a todo el elenco de funcionarios e invitar a renunciar a aquellos que no estén de acuerdo con el rumbo tomado. El Presidente tiene propuestas de cambios de gabinete sobre el escritorio y todo indica que espera el momento más conveniente para ponerlo en marcha.
"No es 'albertismo'", aclaraban los organizadores del encuentro organizado por la Corriente de la Militancia que a nivel nacional conducen Agustín Rossi, Daniel Filmus y Cristina Alvarez Rodríguez y convocaron a un grupo de funcionarios, legisladores y pensadores del campo nacional y popular. Varios oradores destacaron su pertenencia al kirchnerismo desde sus comienzos, por lo que difícilmente puedan ser considerados en la vereda de enfrente. "No es Alberto o Cristina, es Alberto y Cristina", expresó Rossi en diálogo con El Destape. Es la expresión de un sector que ve que las acusaciones cruzadas de la interna está dejando el campo despejado para la vuelta del macrismo.
Cristina no habla con Alberto porque se siente traicionada al no ser tenida en cuenta al momento de definir los ejes fundamentales de la gestión, con los que no está de acuerdo. Alberto no habla con Cristina porque se siente ofendido por el nivel de rechazo que viene expresando públicamente el kirchnerismo, al punto de ofrecer la imagen de un gobierno políticamente débil. Es una realidad que no va a cambiar, al menos en el corto plazo, según sostienen en el entorno de ambos. ¿Cómo seguir entonces?
Fernández había resuelto mirar adelante y esperar que las diferencias surgidas en torno al acuerdo con el FMI se vayan aplacando, pero no ocurrió. A esas diferencias se le agregaron las nacidas por las poco efectivas medidas anti inflacionarias y la floja respuesta a los reclamos para mejorar el poder adquisitivo de los salarios. Las nuevas críticas de Axel Kicllof, Máximo Kirchner, Oscar Parrilli y, en especial, de funcionarios como Roberto Feletti terminaron por hacer notar que se debía tomar alguna decisión. "Hay que ordenar la gestión y reconstruir algo básico como es la autoridad presidencial", explicaba un funcionario cercano al Presidente.
El Presidente lo conversó en un almuerzo en la Casa Rosada con el canciller Santiago Cafiero y el embajador en Washington, Jorge Argüello, para hablar sobre la posición que adoptaría Argentina respecto a Rusia en los foros internacionales, pero luego extendieron la charla sobre el rumbo del Gobierno y posibles modificaciones. Quedaron en mantener una línea abierta en consulta. A los postres llegó Agustín Rossi, quien se sumó a la conversación. Rossi aparece en todas las especulaciones sobre posibles arribos: no sólo le daría volumen político a un gabinete escuálido en ese aspecto, sino que también conseguiría un vocero de primer orden, que también escasean. Por ahora, sólo recibió un ofrecimiento para ser asesor presidencial, que rechazó.
"Hay muchos voceros del vaso medio vacío y pocos del vaso medio lleno", es lo que repite Rossi respecto a la gestión Fernández. Dejando a un lado la inflación, en las últimas semanas hubo números positivos en toda una serie de rubros económicos y sociales, incluyendo al dólar blue del que ya nadie se acuerda. Sin embargo, la realidad queda acaparada por el debate en el oficialismo y la gestión se ve trabada por las diferencias en los ministerios. Ante eso, hay dirigentes cercanos al Presidente que le aconsejan echar a todos los funcionarios identificados con la vicepresidenta y rearmar el gabinete con sectores afines, modificando el esquema de apoyos. Pero no son mayoría.
"No equivoquemos el que está enfrente con el que está al lado", sostuvo el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, en el encuentro en Rosario. Habló de la necesidad de fortalecer al Presidente, pero también remarcó que el Frente de Todos era una construcción de "Alberto y Cristina". La secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, quien le siguió, planteó como "imperdonable" que en esta coyuntura de crisis la gente vea al oficialismo enfrascado en una disputa interna. Es decir, los funcionarios más cercanos al Presidente no plantean una ruptura. Lo que prevalece es una mirada de rearmar y robustecer la gestión y enfocar con mayor vigor el año y medio que queda hasta las elecciones.
Una de las propuestas que le acercaron es remover a los funcionarios de Economía en pugna: al ministro Martín Guzmán y a los secretarios Feletti y Federico Basualdo. Guzmán es señalado por el kirchnerismo por la negociación con el FMI, donde le achacan haber ocultado información. En tanto que Feletti y Basualdo tuvieron conductas de rebeldía pública, que son las que le aconsejan al Presidente no permitir más para reafirmar su autoridad. Es una de las ideas, hay otras. "No va a ser inminente, pero estamos en las vísperas. Hay que hacer cambios y Alberto ya tomó la decisión", aseguraba un funcionario que conversó del tema con el Presidente.