"Tenemos que trabajar juntos hasta las PASO", les dijo Alberto Fernández a Cristina Kirchner y a Sergio Massa durante uno de los dos encuentros que mantuvieron en Olivos en los últimos días. La frase es significativa por dos motivos. Por un lado, muestra la intención del Presidente de, a partir de ahora, llevarse bien con la vice y con el titular de la Cámara de Diputados, estableciendo de manera informal esa mesa chica del Frente de Todos que durante tanto tiempo se le reclamó. Por el otro, confirma su objetivo -ya no sólo en público sino también en privado- de competir en las primarias de 2023. Con eso se caen varias de las especulaciones que circulaban en el oficialismo y obliga a mantener al Presidente en la grilla de opciones para la pulseada electoral.
Quienes conversaron con él aquel complicado fin de semana de la renuncia de Martín Guzmán dan fe que le costó mucho hacer el famoso llamado a la vicepresidenta, mediación incluida de la titular de Abuelas, Estela Carlotto. Ambos le agradecieron luego a Carlotto, prueba de que querían el contacto pero ya no encontraban la manera de concretarlo. Por ahora, esa mesa -muy- chica de los tres principales integrantes del Frente de Todos alcanza para ponerse de acuerdo en la dirección de algunas medidas y, especialmente, para evitar nuevos cortocircuitos públicos que tensionen al Ejecutivo. No mucho más. Al menos será un fin de semana sin actos separados del Presidente y la vice, ni ministros puestos en la picota.
Lo tienen claro dentro y fuera del ámbito de la Casa Rosada: toda posibilidad referida a 2023 depende en primera medida de domar el potro de la inflación, que fue donde apuntaron las primeras medidas de Silvina Batakis. "Hay que aguantar hasta fin de agosto", definía un funcionario alineado con el Presidente. Para entonces se acabarán los días de frío y las carísimas importaciones de gas, con la consecuente pérdidas de divisas. En noviembre tradicionalmente ingresan los dólares por la cosecha fina, que traería alivio. Además, este año coincidirá con el inicio del mundial de fútbol y la atención pública dividirá preocupaciones. Para fin de año imaginaba una situación más controlada, aunque aclaraba que pese a todos los problemas que persisten -políticos y financieros- se transita una economía que funciona, con índices de crecimiento y de desocupación positivos, algo que no es moneda corriente en un mundo en crisis por la guerra.
¿Alcanza para imaginar un 'Alberto 2023'? En principio, lo que dicen alrededor del Presidente es que por fuera de Alberto y Cristina no hay otro posible candidato del Frente de Todos que mida por sí solo siquiera diez puntos de intención de voto. Eso incluye a gobernadores, a Daniel Scioli, a Wado de Pedro y a Massa, quienes aparecen en las hipótesis de posibles postulantes. Todos reúnen menos voluntades que los integrantes de la dupla presidencial. También sostienen que las posibilidades del Frente de Todos estarán estrechamente relacionadas con la situación económica del país el año que viene. Y si la cosa mejora, como creen, entonces ¿qué mejor candidato que el Presidente? “Lo que Alberto ha hecho por este país y las cosas que ha conseguido son mágicas”, definió esta semana el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández. “Con la pandemia, con la guerra, los niveles de obra pública, la creación de pymes, la desocupación. Lo que se ha hecho contra viento y marea es bárbaro y eso debiera premiarse”.
Obviamente, las posibilidades se incrementan si el candidato a vencer es Mauricio Macri que si resultara Horacio Rodríguez Larreta, aunque la estrategia para enfrentarlos sería la misma. El titular de la AFI, Agustín Rossi, la resumió esta semana en una entrevista: "Vamos a pedir el voto comparando las dos gestiones: la de 2015-2019 y la de 2019-2023. En 2015, Macri recibió un país desendeudado, con una inflación del veintipico por ciento, una desocupación del seis y en crecimiento económico. En cuatro años de gestión nos dejó una inflación del 54%, una deuda con el Fondo de más de 50 mil millones de dólares, tres años de recesión económica y una desocupación del 13%. Nosotros en estos dos años y medio bajamos la desocupación, hay crecimiento económico y reestructuramos la deuda. Vamos a comparar las gestiones porque los opositores no nacieron de un repollo".
Pero las dificultades persisten y, asomando la cabeza fuera del entorno presidencial, son pocos en el oficialismo quienes le ven posibilidades reales a Fernández de ser reelecto. Incluso, muchos piensan que si desde ahora desistiera públicamente de su voluntad de reelegir, descomprimiría la situación interna del Frente de Todos y le resultaría más sencillo transitar el año y medio que le queda de gestión. Dan por hecho que quienes tomaron distancia del Gobierno -eso incluye a gobernadores, intendentes, sindicalistas y hasta ministros nacionales- volverían a acercarse para ayudarlo a terminar de la mejor forma, dado que así se beneficiarían todos. Que algo en esa línea fue lo que buscó transmitir Cristina en sus últimos mensajes cuando recordó que ella hizo lo que debía para que el peronismo ganara en 2019 y que ahora le tocaba hacer lo mismo a quienes tuvieran esa responsabilidad.
"Ningún peronista puede decir eso de verdad", refutaban la tesis cerca del Presidente. "Si Alberto anuncia que no va a reelegir creo que no llega ni a diciembre", completaba el dirigente. Según su punto de vista, si ahora ocurre que algunos ministros antes de tomar una decisión la consultan a Cristina, en caso de que el Presidente diera un paso al costado directamente pasaría a estatus de figura decorativa. Y en poco tiempo más le estarían reclamando que renunciara. "La única que queda es fortalecer al Presidente, no debilitarlo", coincidía un funcionario nacional. Recordaba el caso de Raúl Alfonsín. "Adelantó las elecciones y en la campaña Eduardo Angeloz lo obligó a cambiar de ministro de Economía. Terminaron perdiendo, con la inflación convertida en híper y, al final, con Alfonsín renunciando seis meses antes. Eso es lo que pasa en este país cuando un presidente se queda sin poder", redondeaba su tesis.
Fernández retomó sus recorridas por el interior y por el Conurbano, estrategia que continuará en las próximas semanas. El objetivo es que vuelva a recuperar centralidad y mostrar carácter frente a la crisis. "A los que especulan, a los que quieren ganar aprovechando la incertidumbre, les aviso: si quieren probar nuestra fuerza la van a probar. Si piensan que vamos a dudar, hoy tienen la prueba que lo haremos y vamos a seguir con lo que estamos haciendo", sostuvo en su última aparición en la Casa Rosada para promulgar leyes vinculadas a la salud. En las próximas semanas tiene por delante la cumbre del Mercosur y, el 26 de julio, la esperada bilateral con Joe Biden en la Casa Blanca, una reunión que le puede traer buenas noticias. La agenda internacional viene siendo un punto positivo de la gestión.
Todo depende de que la economía se acomode lo más rápido posible para luego apuntar a objetivos más ambiciosos. En principio, hay un Frente de Todos que -al menos en público- se muestra más alineado y un equipo económico -Batakis, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli- que actúa en sintonía, algo que hacía ya un tiempo que no se veía. "Es un momento difícil, pero la economía está funcionando", aseguraban en Gobierno. Y si funciona, se convencían, entonces el Presidente puede ser candidato a la reelección. "Lo anormal sería lo contrario, que no fuera candidato", insistían. Pero si no llegara a serlo, hacían la salvedad, el momento de anunciarlo debería ser una semana antes de la inscripción de las listas, nunca antes.