“Somos socios”, le planteó el presidente Alberto Fernández a una docena de empresarios mexicanos de empresas con presencia en Argentina desde hace muchos años. “Quiero que produzcan, que ganen plata, que den trabajo y que paguen impuestos en la Argentina”, agregó. Fue un encuentro extenso donde se plantearon cuestiones concretas y se intercambiaron puntos de vista. El gobierno se fue satisfecho porque la percepción de sus interlocutores es que la recuperación económica es sólida y este es un buen momento de invertir en la economía real, algo que no se quedó en intenciones sino que vino acompañado con anuncios concretos para los próximos meses. Los empresarios salieron contentos porque recibieron respuestas y encontraron interlocutores dispuestos a escucharlos.
Del encuentro participaron el ministro de Economía, Martín Guzmán; la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca; y el embajador argentino en México, Carlos Tomada, que organizó la cita. Durante casi dos horas hubo un intercambio directo: los empresarios exponían y preguntaban de a uno y recibían una devolución del equipo económico argentino. Sus principales inquietudes pasaron por la inflación, la sostenibilidad fiscal y la situación cambiaria, pero primaron las percepciones positivas. “Ahora es el momento de invertir en la Argentina”, dijeron, y señalaron que la recuperación económica no solamente está consolidándose sino que eso sucede a un ritmo más fuerte que el que puede apreciarse en otros países de América Latina.
Desde el gobierno se propuso un diálogo entre el sector público y los privados para acordar reglas de juego que permitan encarar cuestiones estructurales que sirvan para trazar un sendero de crecimiento sostenible. Ratificaron que la intención de Argentina es confluir hacia un equilibrio fiscal pero que en plena pandemia eso no es posible porque el Estado tiene que jugar un rol contracíclico para propiciar la recuperación. Además, prometieron corregir la estructura tributaria actual, que es el fruto de decisiones tomadas en múltiples emergencias. Destacaron que en la economía argentina no existe ninguna “bala de plata” pero hay sectores que, por ser fuente de divisas, resultan clave para crecer de manera sostenida, entre ellos la agroindustria, la energía, la economía del conocimiento y la minería.
La pandemia sobrevoló esta conversación, como todas. Como representantes de grandes empresas que tienen cientos o miles de empleados en la Argentina, elogiaron el alcance del programa ATP y de las moratorias que se implementaron. “Las políticas que diseñó el gobierno argentino dieron el resultado que tenían que dar”, destacó uno de los presentes. Hubo un pedido de poner la mira en los sectores que aún no se pudieron recuperar, vinculados con entretenimiento, gastronomía y turismo. Miguel Mier, director de operaciones de Cinépolis, por ejemplo, reclamó la reapertura de las salas de cine, aduciendo que en otros países ya se retomó esa actividad. El presidente le pidió un protocolo que tome en cuenta esas experiencias y prometió evaluar el caso.
“La recuperación del salario real es condición necesaria para el crecimiento económico”, planteó a su turno Guzmán, que hizo énfasis en la importancia de volcar las inversiones a las necesidades de la economía real. En ese sentido, la delegación argentina señaló que los modelos de negocio no pueden ser meras unidades de importación sino que deben apuntar a producir en el país para el mercado interno y también para la exportación. El clima de colaboración dio lugar incluso a un poco de humor: Fernández le dijo a John Santa María, de Femsa Coca Cola, que él mismo había contribuido a popularizar la gaseosa de pomelo, que toma en todas sus apariciones públicas. El empresario le pidió que en las próximas beba agua tónica para poder equilibrar los costos operativos.