Todo indica que, por ahora, la "institucionalización" del Frente de Todos quedará en el terreno de dos promesas presidenciales: una amplia PASO para 2023 en la que se podrán presentar todos los que lo deseen y la derogación de la prohibición para que los intendentes de la provincia de Buenos Aires puedan ir por un tercer mandato consecutivo, algo que ya se da como un hecho aunque todavía no esté resuelto el camino legal. Ese esquema le permitirá a Alberto Fernández mantener a gobernadores e intendentes con expectativas dentro del Frente y -junto con la CGT y los movimientos sociales que aportaron el sustento a las últimas movilizaciones- encarar el segundo tramo de su gobierno que tiene como primer objetivo la aprobación del Presupuesto y del programa plurianual que debería funcionar como anticipo al acuerdo con el FMI.
Los funcionarios que se reunieron con el Presidente aseguran haberlo visto "bien" -o "mejor"- esta semana, luego del resultado de las elecciones del domingo pasado y, en particular, del acto por el día de la Militancia. "Fue la primera plaza de Alberto", evaluaba un ministro cercano. Esa movilización fue convocada originalmente por la nueva CGT unificada y los movimientos sociales que se muestran muy firmes en el respaldo a la Casa Rosada. El jefe de Gabinete, Juan Manzur, convocó luego a La Cámpora, a los intendentes y a algunos gobernadores para que se sumen. Todos acompañaron pero en la movilización quedó claro que algunos lo hicieron con más entusiasmo que otros. De ahí que los funcionarios más cercanos al Presidente la consideraran "la plaza de Alberto".
Desde el escenario, confirmó su idea de alentar una gran PASO para que se elija desde el futuro presidente "hasta el último concejal", tal como había adelantado El Destape. Con esa propuesta, con la que supuestamente coincide Cristina Kirchner, aventó fantasmas y habilitó el armado de alternativas, evitando que algunos piensen en ir por afuera. El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, protagonista de una gran remontada electoral, no descartó la posibilidad de presentarse o de que lo hiciera alguno de sus pares norteños, entre los que se ubicaron los principales ganadores del oficialismo. Eso incluye al propio Manzur, que ganó en Tucumán aunque por un resultado más apretado que el esperado. En cambio, quienes parecían tentados a buscar rumbos alternativos como el santafesino Omar Perotti o el entrerriano Gustavo Bordet sufrieron dolorosas derrotas, igual que el cordobesismo de Juan Schiaretti, uno de los que quedó peor posicionado. "Afuera del Frente de Todos no hay nada", graficaba un funcionario.
Los intendentes también
Así como las PASO funcionará como esquema de contención para los gobernadores, lo mismo corre para los intendentes a quienes se les renovó la promesa de eliminar el impedimento legal para que puedan postularse por un tercer período. Una prohibición pergeñada por María Eugenia Vidal y Sergio Massa en 2016 de la que ahora reniegan casi todos. El lunes, hubo un encuentro con intendentes en Olivos en el que el tema se tocó y luego salió el gobernador Axel Kicillof ratificando su posición acerca de que los municipios deben ser conducidos por quien decida la gente. Todavía no está definido el cómo, si se cuestionará judicialmente la ley o si se buscará un acuerdo con la oposición para derogar la norma. Curiosamente, entre quienes padecen el veto hay mayoría de jefes comunales de Juntos por el Cambio.
"Fueron buenas jugadas de Alberto para contener internamente. Por lo que sabemos, Cristina lo acompaña. A ella le conviene que Alberto le vaya bien", afirmaban desde el "albertismo". Superado el complicado test electoral, ahora ya no habrá más excusas que justifiquen que la gestión no arranque. "Hacé de cuenta que estos dos años te sirvieron para conocer la botonera, ahora tenés que hacerla funcionar sí o sí", le comentó un amigo con el que conversó en la semana.
Y la primera prueba tendrá que ver con el tratamiento del Presupuesto y del programa plurianual para el desarrollo sustentable, ambos proyectos salidos de la pluma del ministro de Economía, Martín Guzmán. "Guzmán tiene un estilo que no los convence, eso está claro", comentaba un colega de gabinete sobre la relación del ministro de Economía con el kirchnerismo. Aseguraba que si bien no hay nadie en el Frente de Todos que no acepte que hay que cerrar el acuerdo con el Fondo, probablemente les gustaría que en público el ministro muestre una posición mucho más beligerante. No son los modos del profesor de la Columbia University.
Pero en este caso, más allá de algún grito que se pueda pegar, lo que estará en debate será lo que se ponga en papel. Qué reducción del déficit y de los subsidios, aumento de tarifas, inflación, subas salariales, estarán previstas en el programa que funcionará como compromiso del Congreso nacional y de los sectores empresarios y sindicales que integran el Consejo Económico y Social ante la firma de la renegociación con el FMI. ¿Aceptará todo el Frente de Todos ese plan de Guzmán? "No lo podemos saber, pero no hay margen para hacer locuras. Hay que cerrar el acuerdo y poner rápido la economía en marcha porque si no lo hacemos no habrá 2023 para ninguno de nosotros", concluían cerca del Presidente.