El Gobierno buscó bajarle el tono a los incidentes ocurridos en Chubut, a donde viajó Alberto Fernández para llevar un paquete de ayuda por los incendios ocurridos en localidades de la comarca andina. Desde la comitiva presidencial responsabilizaron a un reducido grupo de ambientalistas violentos que insultaban al gobernador Mariano Arcioni y que luego decidieron trasladar su enojo hacia el Presidente y su equipo, que nada tienen que ver con el debate sobre la megaminería que divide a la provincia. Respecto a Arcioni, el Presidente y sus funcionarios pudieron corroborar de primera mano lo deficiente que es su gestión dada la escasísima presencia policial que había para garantizar su integridad. "El ministro de Seguridad de la provincia nos dijo que no sabíamos que íbamos para ese lugar cuando el propio Arcioni estaba ahí", comentaba sorprendido uno de los integrantes de la comitiva.
Justamente, comentaban que los intendentes de las localidades de Lago Puelo, El Hoyo, Cholila, El Maitén y Epuyén con los que se reunieron le habían adelantado a la gente de Presidencia que sería conveniente que Arcioni no participara porque la gente estaba muy irritada con él. Y no sólo por la minería. De hecho, si consigue aprobarse en la Legislatura provincial en los próximos días, la explotación será a cientos de kilómetros de allí, pero la resistencia a la iniciativa tomó forma de asambleísmo y se extendió por toda la geografía provincial. El enojo tomó volumen además por los incendios. Pero en Presidencia prefirieron mantener las formas y el gobernador fue parte del cónclave. Puertas adentro anduvo todo bien. Los intendentes se mostraron agradecidos por la ayuda nacional en asistencia financiera, obras públicas y vivienda que les permitirá llevar ofrecer alguna respuesta a sus comarcas devastadas por las llamas.
El problema fue a la salida, donde se encontraron con un clima muy diferente. "Nos acusaban a nosotros como si la minería fuera nuestra competencia", se quejaban en Gobierno por lo ocurrido. Se suponía que esperaban a Arcioni pero se la agarraron con el primero que salió. En las imágenes se pudo apreciar cómo un joven increpó al Presidente antes de subir a la combi, que pocos segundos después se vio rodeada y comenzó a recibir golpes y piedras. El Presidente estaba acompañado por su mujer Fabiola, los ministros de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y de Vivienda, Jorge Ferraresi, y los secretarios de Presidencia, Julio Vitobello, y de Prensa, Juan Pablo Biondi. Había unos pocos guardias con pecheras que se vieron totalmente desbordados por la violencia del grupo y la cantidad de manifestantes, que si bien no eran demasiados superaban en mucho a los escasos agentes. "Un desastre ese gobierno. No se puede creer que el ministro de Seguridad dijera después que no sabía que el Presidente iba a reunirse en se lugar", remarcaban en Presidencia la respuesta que había recibido de parte de la gobernación.
El episodio empañó la visita destinada a llevar algún respiro ante el desastre por los incendios forestales. Durante el vuelo, el Presidente se había mostrado optimista por los últimos datos de reactivación que vienen luciendo sectores productivos de la economía, que dan señales de dejar atrás la recesión de la pandemia aunque el virus todavía permanezca. También se mostró satisfecho por el fallo judicial que benefició a Lula en Brasil que, le comentó a sus funcionarios, puede dar espacio para pensar en un nuevo rumbo para la región.