Los principales sectores internos del Frente de Todos acompañaron en silencio el paquete de medidas anunciado por la ministra de Economía, Silvina Batakis, sostenido luego por el presidente Alberto Fernández con una profesión de fe sobre la necesidad de controlar del gasto público y reducir el déficit. En el Ejecutivo explicaban que fue un primer paso destinado a calmar los mercados financieros, que respondieron con una baja del dólar blue pero caída bursátil y suba del riesgo país. El silencio del kirchnerismo y el massismo podría considerarse el mejor aporte al nuevo panorama de unidad del oficialismo dado que dirigentes sindicales combativos como Hugo Yasky, Daniel "Tano" Catalano y Juan Grabois adelantaron su rechazo.
Era una prueba de fuego para la incipiente normalización del Frente de Todos a partir del recuperado diálogo entre el Presidente y la vicepresidenta Cristina Kirchner con el acompañamiento del titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. A diferencia de lo que venía sucediendo, esta vez las medidas fueron anticipadas internamente y no hubo sorpresas desagradables. Además, Batakis apareció rodeada de varios funcionarios que luego salieron a respaldar las decisiones en los medios de comunicación, dando una imagen de conjunto que hasta ahora no era lo común en la gestión. Martín Guzmán, claramente, no hubiera podido encabezar un anuncio de ese tenor, ni hubiera tenido ese acompañamiento de sus pares, ni la aceptación silenciosa de los sectores políticos del oficialismo.
“Que los mercados entiendan que la Argentina está dispuesta a hacer lo que dijo la ministra: controlar el gasto público, seguir el camino de descenso del déficit fiscal paulatinamente para que esto no se convierta en un ajuste que dañe a la gente”, la respaldó el Presidente en una recorrida de presentación de obras públicas en Berazategui. El Gobierno trazó como prioridad número uno tranquilizar a los mercados, con la certeza de que lo sucede allí -principalmente, la disparada de las cotizaciones paralelas del dólar- terminan repercutiendo más temprano que tarde en el golpeado poder adquisitivo de los salarios. En la Casa Rosada explicaban que el paquete recuperaba de alguna manera la vieja fórmula de "pasar el invierno" con la perspectiva que la reducción de la importación de gas, la liquidación de la cosecha retenida y una mejor administración de las importaciones permitirá en unas semanas aliviar la situación de las reservas y descomprimir el cuadro financiero.
Respecto a la situación de los salarios, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, adelantó la posibilidad de reabrir nuevamente las paritarias en caso de que el índice de inflación que se conocerá este jueves -que seguro superará el 5%- vuelva a dejarlas rezagadas. Además, confirmó que habrá una actualización del salario mínimo en agosto. "Habíamos pactado un 45% de aumento y ahora tenemos que revisar y ver a qué acuerdo llegamos con el salario mínimo", explicó. En lo referido a la incesante suba de los precios, el ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli, se reunió por la tarde con las empresas de consumo masivo para reclamarles estabilidad en las góndolas y un normal abastecimiento de los productos. Salarios y precios son los principales focos de preocupación.
¿Alcanzará esto para contentar a todos los sectores del Frente de Todos? Ni desde el entorno de la vicepresidenta ni del diputado Máximo Kirchner hubo comentarios sobre los anuncios, lo mismo que desde la oficina del gobernador bonaerense Axel Kicillof. Eso sólo ya es una señal dado que, hasta hace algunos días, la reacción seguro hubiera sido muy diferente. Tampoco desde el despacho de Massa salió ningún comunicado, pero revelaban que el paquete se había analizado en un clima de tranquilidad. La ventaja que tenían ellos era que estaban avisados y la dirección de las medidas no los había tomado por sorpresa.
Diferente era el caso de los sectores sindicales y sociales más combativos que integran la coalición oficialista que desde hace tiempo vienen reclamando una inmediata recuperación de los ingresos de los sectores más desfavorecidos y no un paquete de contención del gasto como el anunciado. "La ministra Batakis eligió hoy dar señales al mercado. Dejó de lado las otras señales, que nuestro pueblo está aguardando, y que quienes formamos parte del Frente de Todos y representamos los intereses de los trabajadores y jubilados, vamos a reclamar de distintas maneras, hasta que logremos una recomposición de los salarios, que por la urgencia tiene que ser a través de un aumento de suma fija", planteó el diputado y secretario general de la CTA, Hugo Yasky, quien adelantó una serie de movilizaciones en todo el país en reclamo de un salario básico universal, impuesto a la renta extraordinaria y pago de la deuda externa por quienes fugaron dólares. Desde estos sectores marcaban como una falla de la presentación de Batakis que ni siquiera hubiera hecho mención a estos últimos dos proyectos que están en el Congreso.
El secretario general de ATE Capital, Daniel "Tano" Catalano confirmó el "estado de alerta" de su sector ante las medidas que, interpretó, colocan al Estado "como variable de ajuste". En declaraciones a El Destape Radio, explicó que buscarían conocer el detalle de algunas de estas disposiciones como la que congeló los ingresos de trabajadores al Estado porque querían saber si eso implicaba frenar los pases a planta de personal contratado porque, de ser así, comenzarían con un plan de lucha. Otro enojado fue Grabois, quien ya había criticado a la ministra por descartar el salario básico universal. “Me hizo acordar a la catequesis: creo en el equilibrio fiscal, en el FMI, es un credo. Pero creer en medidas de la ortodoxia económica es por lo menos cuestionable”, sostuvo. Igual, dejó abierta la posibilidad de que Batakis guarde en su corazón "algunas medidas sociales que todavía no anunció", pero que ellos ya comenzarán a hacer asambleas barriales para analizar una respuesta.