"Si algo no podemos hacer en este momento es darnos el lujo de pelearnos", explicaba un funcionario la decisión del presidente Alberto Fernández de participar del acto de asunción de Máximo Kirchner como titular del PJ Bonaerense. Fue un gesto de respaldo en un momento clave -con Máximo en el ojo de la tormenta luego del fracaso en la aprobación del Presupuesto-, que el jefe del bloque de diputados supo retribuir en su mensaje. "Alberto, vos decí lo que tenemos que hacer, para dónde ir, y ahí nosotros vamos a acompañar para poder sacar nuestra patria adelante", dijo. Algunos incluso se entusiasmaban con la idea de que, por ahí, la sesión fallida termine actuando como factor de unidad dentro del Frente de Todos.
El Presidente resolvió el viernes a la noche ir hasta San Vicente, una participación que no tenía agendada. Fue en el cierre de una jornada turbulenta, donde los ánimos habían recorrido todo el abanico. Primero, el enojo porque no se había cumplido con la instrucción de Fernández de extremar los esfuerzos para que el Presupuesto se aprobara, con un repliegue táctico que contemplaba la vuelta a comisión. Entre el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el ministro de Economía, Martín Guzmán, y Máximo Kirchner, hubo señalamientos para todos los gustos. A uno que no había conseguido sumar los votos necesarios, a otro que había demorado demasiado el tratamiento del Presupuesto -cuando antes del 10 de diciembre la relación de fuerzas les era más favorable- y, al tercero, ese speech final que le dio la excusa perfecta a la oposición.
"Está claro que Máximo no estaba cómodo con el Presupuesto. Que no tuviera contemplado pagos al FMI le daba la idea de que era un proyecto pactado y creo que esa tensión lo llevó a lanzarle esas críticas a la oposición", analizaba un integrante del bloque. El Presidente almorzó el viernes con el canciller Santiago Cafiero, y los diputados Victoria Tolosa Paz y Leandro Santoro, quienes buscaron calmar los ánimos. Cerca siempre orbitan el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el diputado Eduardo Valdés, quienes se califican como "frentetodistas" y hacen lo posible por unir a las partes.
Kristalina bancó
Pero en el ánimo presidencial seguro también influyó la conversación que mantuvo unas horas después, junto con Guzmán, con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, en la que les fue mejor de lo que podía esperarse. "Se mostró muy sorprendida por lo que hizo la oposición en el Congreso. Pero enseguida entendió que eso no generaba impedimentos para poder seguir administrando el gobierno y se pusieron a revisar cómo seguía la discusión. Les dio a entender que la hoja de ruta seguía sin modificaciones", comentaban cerca del Presidente.
Les reveló, además, que había colocado la cuestión de las sobretasas -que Argentina consiguió que figurara en el documento de la última cumbre del G20- en el temario del directorio del Fondo, así que tal vez haya novedades en breve. Desde ambos lados del zoom expresaron el deseo de llegar a un acuerdo pronto.
Tan cordial anduvo todo que Fernández le recordó a Georgieva que era el cumpleaños del papa Francisco y ella le preguntó por la marcha del embarazo de Fabiola. "Los tranquilizó bastante", aseguraban cerca de Fernández. Con el panorama más claro, informó la decisión de compartir escenario con Máximo, a quien por esa hora los medios opositores ya habían convertido en motivo de encarnizamiento. "Confiá, no nos dan miedo las peleas ni las tapas de los diarios", le avisó el jefe del bloque en el acto.
La movida en el PJ
La llegada de Máximo Kirchner a la conducción del PJ Bonaerense había sido imaginada como una movida en favor de la unidad, en conjunto con el arribo de Fernández a la presidencia del PJ Nacional. Por el recurso judicial que interpuso el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, -quien junto al intendente de Merlo, Gustavo Menéndez, se alternaban en la presidencia del partido- el recambio no pudo producirse hasta ahora. En los últimos días se activaron las reuniones para que se hiciera efectivo, encuentros de los que participaron Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, los dos ministros más cercanos a Fernández, además de intendentes y dirigentes de los movimientos sociales. Se trata de sectores en tensión interna con La Cámpora que expresaron su aval al recambio. Todos ellos estuvieron este sábado en San Vicente.
Las diferencias habían quedado expresadas en las diferentes "plazas" convocadas en las últimas semanas, la del 17 de noviembre por la CGT y la del 10 de diciembre por La Cámpora. También en el alineamiento con el Presidente y la determinación con la que apoyaban las negociaciones con el FMI. Para Fernández y su entorno, aquel episodio posterior a las PASO de la carta de la vicepresidenta Cristina Kirchner y las renuncias de ministros fue un parteaguas. "Hay algunos que siguen muy enojados, otros que ya no lo estamos tanto", comentaban cerca del Presidente.
Fernández repitió un par de veces en su mensaje en San Vicente que en ocasiones discutían con Cristina y no entendía la razón porque la mayoría de las veces querían lo mismo. Que sus diferencias son más de modo que de fondo. Además, buscó equiparar el destino de ambos, dado que a los dos les tocó gobernar sin presupuesto por la negativa de la oposición. "Cristina en 2010 siguió gobernando y yo en 2022 voy a seguir gobernando. Vamos a seguir gobernando porque sabemos qué intereses representamos: los de los que menos tienen", remarcó.
A su lado, Máximo Kirchner asentía. Comentaban que había quedado muy preocupado por lo que había sucedido en el recinto. "No era justo que lo criticaran. En el Congreso se dicen cosas terribles. ¿Ahora la oposición se da por ofendida y deja al gobierno sin presupuesto? Son unos canallas. Además, Máximo no dijo más que verdades que como tales nunca son tristes, solo que no tienen remedio", decían cerca del Presidente parafraseando a Serrat. Tal vez, quién dice, el episodio sirva para eliminar desconfianzas y actuar como factor de reunión del Frente de Todos.