Alberto se prepara para presidir la CELAC ante una nueva región

Todo indica que el Presidente será electo el nuevo secretario general del organismo en la cumbre de cancilleres que se realizará el 7 de enero en Buenos Aires. Así ocupará una posición de liderazgo en una región en la que, con las últimas elecciones, promete volver a los tiempos del progresismo mayoritario.

26 de diciembre, 2021 | 00.05

En un panorama regional que cada vez se presenta más propicio, el presidente Alberto Fernández tiene muchas posibilidades de convertirse en el próximo secretario general de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en el encuentro de cancilleres que se celebrará en Buenos Aires el 7 de enero, sucediendo a su amigo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Con esta designación, Fernández quedará en una posición de liderazgo en un continente que promete volver a las épocas de un progresismo mayoritario, luego del resonante triunfo de Gabriel Boric en Chile y del muy posible retorno de Lula a la presidencia de Brasil.
El trabajo por reflotar la CELAC viene de tiempo atrás. Luego del bochornoso papel que desempeñó la OEA de Luis Almagro en el golpe a Evo Morales en Bolivia y la posterior legitimación del gobierno de facto de Jeanine Añez, Fernández y López Obrador se comprometieron a sumar esfuerzos para darle más relevancia a la CELAC. Ambos organismos representan a los países de todo el continente, pero de la CELAC no participan ni Estados Unidos ni Canadá mientras que sí lo hacen Cuba y la Venezuela de Nicolás Maduro, expulsadas de la OEA. AMLO presidió CELAC durante 2020 y, debido a la pandemia, su mandato fue prorrogado otro año, así que finalizará el 31 de diciembre.
Fernández y su entonces canciller Felipe Solá habían trabajado para la sucesión, que debía resolverse en septiembre pasado, en la cumbre en México. Pero luego de que Argentina y México resolvieran llamar a sus embajadores en Nicaragua en consulta por las detenciones a dirigentes de la oposición, el presidente Daniel Ortega se enojó y avisó que no respaldaría la postulación de Fernández y lanzó de la del primer ministro de la caribeña San Vicente y las Granadinas, el “camarada Ralph” Gonsalves. 
Fue una cumbre por demás accidentada porque Solá se enteró en pleno vuelo de que le habían pedido la renuncia y ya no era más canciller. En definitiva, ante la falta de consenso, la elección de autoridades quedó postergada. El nuevo canciller Santiago Cafiero utilizó estos días para terminar de atar los cabos sueltos. De los 32 países que integran la CELAC -son 33 pero el Brasil de Jair Bolsonaro se autoexcluyó-, hay 31 que apoyan a Fernández. 
Y Nicaragua ahora no presentaría objeciones dado que, ya superada las elecciones presidenciales, el embajador David Capitanich volvió a ocupar la sede en Managua. El argumento que utilizó la Cancillería fue que como Nicaragua anunció su salida de la OEA, Argentina se quedaría sin ningún tipo de contacto institucional con ese país, así que convenía reponer al embajador. El gobierno de Fernández busca mostrarse ante Estados Unidos y la Unión Europea como una administración en condiciones de hablar con todos los países de la región, desde Cuba y Venezuela a Brasil y Colombia. Esto incluye una incipiente “diplomacia de vacunas” en la que Argentina ya distribuyó dosis a algunos países de la región y, se rumorea, podría incluir próximamente a Nicaragua.


Así las cosas, si la pandemia lo permite, el presidente Fernández tiene previsto recibir el 6 de enero a los cancilleres de la región para una cena agasajo en la cúpula del CCK. Un anticipo del encuentro que al otro día se desarrollará en el Palacio San Martín, donde espera -ahora sí- ser electo para liderar este organismo sin sede fija durante 2022.

Un año clave

La región hoy es muy distinta a la que llegó Fernández apenas dos años atrás, días después del golpe en Bolivia. Los triunfos de Luis Arce en Bolivia y de Pedro Castillo en Perú, y los más recientes de Xiomara Castro en Honduras y, principalmente, de Boric en Chile, pintan un panorama mucho más equilibrado entres gobiernos de derecha y progresistas que se podría terminar de decantar si en este 2022 Lula vuelve a la presidencia en Brasil, la gran potencia regional. Más complicado, pero no imposible, se ve para Gustavo Petro en Colombia. En Estados Unidos, además, ya no está Donald Trump y la agenda de Joe Biden, como suele suceder con las gestiones demócratas, por ahora muestra más desinterés que otra cosa respecto al patio trasero.
Con bajo perfil, el canciller Cafiero viene trabajando para que Argentina se convierta en una voz protagonista en esta nueva región. La semana pasada mantuvo un encuentro virtual con los integrantes del chat “Hermanos de la Patria Grande” que integran ex presidentes y referentes de las fuerzas progresistas, que suelen comentar por esa vía las novedades políticas, además de generar propuestas. Entre otros, conversó con el boliviano Evo Morales, el paraguayo Fernando Lugo, el colombiano Ernesto Samper, el hondureño Mel Zelaya y el español José Luis Rodríguez Zapatero. 
A Cafiero lo acompañó el vicepresidente del Parlasur, Oscar Laborde, que coordina el chat así que se encargó de organizar el diálogo. Justamente, una de las cosas que se conversó allí fue el rol protagónico que debería tomar la CELAC en estos momentos, promoviendo soluciones concretas a las carencias económicas que deja la pandemia. Por ejemplo, con una política enfocada en potenciar las exportaciones de la región, gran proveedora de materias primas para el mundo. 


Si el diablo no vuelve a meter la cola, Fernández será quien ocupe la conducción de ese organismo. Posiblemente también en enero, reciba a Boric, a quien le pidió que Argentina sea el destino de su primer viaje al exterior. Con apenas 35 años de edad, nadie en el Frente de Todos conoce demasiado al presidente electo, pero les quedaba claro el retroceso que hubiera sido que ganara José Antonio Kast, con su historial de declaraciones antiargentinas. "Por suerte no pasó y lo que viene es muy bueno", se entusiasmaban en cancillería.