Detrás del show mediático, los duros y blandos de Juntos por el Cambio comenzaron a analizar la posibilidad de acompañar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional con la condición de no quedar como corresponsables del programa que se deberá aplicar para cumplir con los requerimientos del pacto. Si el texto pudiera escindir en dos artículos diferentes la toma del crédito de los mecanismos para cumplir con las exigencias, la oposición podría votar a favor en general y rechazar las medidas en particular en Diputados, aunque nada garantiza la unidad de acción. La jugada, propuesta por ellos ante el inminente ingreso del memorándum, se pergeñó tras un análisis del comportamiento kirchnerista. Con la hipótesis de que el sector de Máximo Kirchner no acompañará, el PRO optó por hacer lo posible para tampoco tener que hacerlo, no sólo por considerar que se trata de una "bomba de tiempo" sino también para mantener el pacto con el electorado.
"Idas y vueltas, informal e improvisado", así definió un legislador PRO el desarrollo de la jornada del jueves. Después de que el miércoles a la noche se confirmara, desde la Cámara Baja, el ingreso del texto, hubo una reunión para diagramar el cronograma pero el ingreso del pacto se retrasó. Algunos legisladores, como Cristian Ritondo, salieron a cuestionar la demora en redes sociales, algo que se vinculó a la "interna" del Frente de Todos. Sin embargo, el delay tuvo su origen en un requerimiento cambiemita: se solicitó que la ley diferencie el artículo que habilita la autorización del Congreso para autorizar al Ejecutivo a tomar deuda de los que remitan a los anexos que explican el programa para ejecutar el acuerdo.
En caso de avanzar en ese sentido, desde el ala dura del macrismo se analizó una supuesta debilidad del Gobierno. De modificarse el texto, se sostuvo, el oficialismo reconocería que no le dan los números para la media sanción de la Cámara Baja por lo que el gesto sería una señal para la oposición con la intención de contar con sus votos.
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La separación en dos artículos le permitiría a Juntos por el Cambio, incluso al dudoso PRO, votar en general a favor del proyecto para habilitar la toma de deuda y evitar el default sin acompañar las medidas necesarias para el cumplimiento del pacto. En primer lugar, la cesación de pagos, como terreno incierto, no le cierra al macrismo y a la oposición toda. Con esta jugada la evitarían, votarían afirmativamente y permitirían el avance para el ingreso de desembolsos sin validar el programa requerido por el organismo de crédito.
La decisión se fundamentó en una premisa repetida y ya contada por este medio. Si el kirchnerismo no acompaña la oposición, un sector PRO, tampoco lo hará. No quieren ser corresponsables de las consecuencias del programa y, por consiguiente, de una futura aparición de Cristina Kirchner como la salvadora. Si bien las posiciones no se cerraron, desde el bando halcón se dijo que la división de artículos aflojaría a duros y blandos, acercándolos al acompañamiento.
El voto positivo de la ley en general también habilitaría el paquete de medidas, aunque la oposición las rechace en particular. Sin embargo, en caso de que el artículo en cuestión consiga más negativos que afirmativos, ese programa no se incluiría en la ley sancionada aunque la reglamentación podría subsanarlo. Según se explicó desde el bando macrista, esa hoja de ruta no solucionará nada, probablemente empeore la situación y generará un problema grande para el próximo Gobierno. Más allá de ese análisis, el movimiento será un guiño hacia su electorado.
Ubicados en ese escenario, sin embargo, no se descartó la posibilidad remota de un apoyo del radicalismo al programa de cumplimiento con el FMI. En caso de hacerlo, se sostuvo desde el macrismo, mostrarían la supuesta existencia de un pacto con el oficialismo. Desde la Coalición Cívica, en tanto, se prefirió mantener silencio aunque se deslizó la intención de, división de artículos mediante, poder "plantear algunas cosas", modificarlo antes de su ingreso, para que se asemeje a un proyecto propio presentado la semana pasada, aquél que propuso que el pacto no pase por el Congreso. En ese documento se hizo foco en la necesidad de evitar el default sin permitir subas de impuestos, por ejemplo.
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Durante la espera del acuerdo con el Fondo, Mauricio Macri no perdió el tiempo y se reunió con el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, con quien charló sobre la guerra en Ucrania y "el futuro de la Argentina y de los países de la región". En El Destape Radio, Agustín Rossi dijo sobre el ex presidente: "El temor es que con este acuerdo nosotros todavía podemos ganar las elecciones en 2023. El Gobierno todavía está en la cancha" - aunque aclaró que sólo con eso no alcanza- , "y eso enoja al más inteligente de todos ellos, que es Mauricio Macri" y tiene "una centralidad absoluta, no hay dirigente político de la oposición que no vaya a charlar" con él.