En el cierre de las sesiones informativas que dieron inicio al debate por la legalización e interrupción voluntaria del embarazo, la presidenta de la comisión de Legislación General, Cecilia Moreau, argumentó que es necesario que las mujeres y personas con capacidad de gestar no tengan miedo a poder decidir sobre su vida, a realizarse un aborto sin el riesgo de morir e hizo énfasis en la necesidad de garantizar la educación sexual integral y el acceso a métodos anticonceptivos para todos los sectores de la sociedad, siempre con un Estado presente. "Todas y todos los que estamos en condiciones de gestar tenemos el derecho también de tener igualdad de oportunidades y tener un aborto seguro y legal para no morir en la clandestinidad", dijo en un emotivo discurso en el que contó su experiencia personal cuando, a los 16 años, decidió interrumpir un embarazo.
"Estamos hablando de una realidad y una situación que pasa en la Argentina. Creo que también aprendimos a respetarnos", dijo la diputada que presidió el plenario de comisiones. En la última jornada de sesiones informativas antes de la llegada del proyecto al recinto, destacó la decisión de Alberto Fernández y del Gobierno que por primera vez en la historia se puso al hombro la militancia por el aborto legal: "Se la jugó el Presidente cuando toma la decisión de habilitar este debate en este año tan difícil para todas y todos los argentinos y para el mundo".
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Durante su discurso, Moreau aseguró que "parte de la ampliación de derechos es poder aceptar los términos que otro esgrime para estar a favor o en contra de un proyecto. Yo parto de que este también es un tema de ampliación de derechos porque no reconocer que en la Argentina hubo, hay y seguirá habiendo abortos clandestinos si esto no se convierte en ley es creer que el sol no existe".
Además, aclaró que "nadie toma el aborto como un método anticonceptivo, nadie lo promueve, nadie quiere llegar a un aborto pero pasa. Esta mujer que hoy está presidiendo este debate, a los 16 años le pasó. Me falló el método anticonceptivo. Tomé la decisión de interrumpir ese embarazo completamente consciente de lo que estaba haciendo. Yo era una nena que quería tener una vida en aquel momento, soñaba con ser médica, con militar, con viajar, con vivir un montón de cosas que hasta ese momento no había vivido".
Visiblemente conmovida, contó que tuvo "la suerte de poder hablarlo con mi mamá, sin miedo. Con mi decisión consciente y responsable mi mamá me acompañó en esa decisión pero también tuve la suerte de que tenía los medios económicos para llegar a un consultorio en un barrio en Recoleta un sábado a la mañana, en aquél momento no había Misoprostol. Fui, había un médico, un anestesista, un lugar seguro. Creo que en ese momento eran $30.000, una barbaridad".
Pero, narró, "también me pasó que en mi colegio he vivido situaciones de compañeras que no tuvieron la posibilidad que tuve yo de acceder a un aborto más seguro. Esas compañeras tuvieron que vivir situaciones traumáticas, no murieron. Alguna de ellas sí perdió la fertilidad y la posibilidad de ser madre más adelante".
Ahora "yo tengo una hija, que es lo que más amo en la vida, y cuando tomé la decisión de maternar fue también a consciencia y la decisión que más feliz me hizo en la vida. No me pesa el embarazo que interrumpí, lo que me sigue pesando es el miedo y la clandestinidad. El miedo que sentí, siendo una nena, sintiendo que estaba haciendo algo que estaba prohibido, que podía ir presa por lo que estaba haciendo".
Por eso, reflexionó que "las mujeres y las nenas tenemos derecho a tomar decisiones. Lo que tenemos que hacer es pensar que a las próximas generaciones, a nuestras hijas, a las de todos y cada uno de nosotros le puede pasar. Y en el caso de que les pase lo que me pasó a mi, a muchas, tienen que tener la certeza de que no tienen que tener miedo. Miedo a hablar, a poder decidir, a charlarlo con sus padres, a tomar una decisión que te puede llevar a que si no lo hacés contenida, acompañada, cuidada por el Estado, por tu familia, les puede sacar la vida".
Más allá de eso, enfatizó estar "convencida de que el camino es la educación sexual para poder conocer y acceder a los métodos anticonceptivos. Estoy convencida que hay que poder llegar a todos los sectores, sobre todo los más vulnerables que no son los que más abortan. Muchas veces no saben cómo cuidarse, no tienen cómo cuidarse y esas mujeres tienen que tener acceso a los métodos anticonceptivos para no llegar a un embarazo no deseado".
El proyecto se debatirá el próximo 10 de diciembre en la Cámara de Diputados, donde se espera que tenga la media sanción para luego ser girado al Senado y, si los tiempos acompañan, sancionar la ley antes de fin de año.