Pese al retraso en el horario pautado para hablar en el escenario, la izquierda realizó su acto propio durante la marcha del 24 de marzo con un plaza llena y expectante. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores leyó un documento en donde, además de reiterar su postura en el día de la Memoria, Verdad y Justicia, llamó a la CGT a convocar un nuevo paro general.
El discurso de la izquierda se plantó bajo de consigna de "derrotar el DNU y todo el plan de Milei que ya no va más", motivo por el que insistieron a la dirigencia de la CGT y las CTA que convoquen a un nuevo paro general, al igual que se hizo el pasado 24 de enero.
El comunicado completo de la izquierda
A 48 años del golpe de 1976, desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, espacio unitario e independiente de todo gobierno y del Estado, decimos: son 30.000; fue y es genocidio. Y como Milei, Villarruel y La Libertad Avanza niegan esos crímenes y reivindican a la dictadura, repetimos: son 30.000; fue y es genocidio.
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Y comenzamos este acto repudiando con toda fuerza los cobardes ataques y amenazas de muerte a dos militantes por los derechos humanos: la compañera de H.I.J.O.S. y Teresa Laborde, hija de nuestra querida Adriana Calvo. Y repudiamos también los discursos de odio del gobierno que habilitan estos crímenes de odio.
El terror del Estado empezó antes del golpe, bajo el gobierno del PJ, con la Triple A, la CNU y otras bandas fascistas, y el Operativo Independencia. Luego la dictadura desapareció y asesinó a miles de militantes. Robó cientos de bebés. Montó grupos de tareas, vuelos de la muerte, fosas comunes y centros clandestinos de detención, tortura y exterminio. Cerró el Congreso, suspendió y prohibió a los partidos. Intervino los sindicatos. Disolvió los centros de estudiantes y otras organizaciones sociales. Censuró a la prensa, la ciencia y el arte. Por eso volvemos a repudiar sus crímenes y a reivindicar a las y los compañeros detenidos-desaparecidos y sus luchas.
La dictadura y los sucesivos gobiernos buscaron sostener la impunidad. Pero con las Madres de Plaza de Mayo al frente y la lucha popular, enfrentamos cada intento. La autoamnistía militar. El punto final y la obediencia debida de la UCR. Los indultos. Y la derogación trucha de las leyes de impunidad.
Pero con años de lucha y la rebelión de diciembre de 2001, en 2003 logramos anular ambas leyes y reabrir los juicios. Y en 2017 derrotamos el 2x1 de la Corte para beneficiar a los genocidas. A setiembre pasado, último dato oficial, hay 1.159 represores condenados y 419 bajo proceso. Es una gran victoria. Y aunque Alberto propuso “dar vuelta la página”, seguimos luchando por juicio y castigo a todos los genocidas y contra la impunidad.
- Como el Estado sigue sin abrir todos los archivos de la represión, igual que la Iglesia Católica, exigimos su apertura completa de 1974 a 1983.
- Como las Abuelas y la lucha popular recuperaron a 133 nietes pero son más de 400, exigimos restituir su identidad a tode joven apropiade.
- Como 1.143 de los enjuiciados murieron sin sentencia, con impunidad biológica, exigimos acelerar y unificar las causas de lesa humanidad.
- Como el 77% de los condenados está en su casa, goza de salidas ilegales y fiestas de cumpleaños, exigimos cárcel común, perpetua y efectiva. No a las domiciliarias.
- Como las ex presas y presos políticos o exiliados, sobrevivientes, hijas e hijos reciben pensiones mínimas, exigimos al Estado cumplir las leyes reparatorias.
- Como se entregan predios públicos de la ESMA a instituciones privadas, exigimos declararlos sitios de memoria.
- Como siguen las razzias y detenciones arbitrarias, femicidios de uniforme, redes de trata, desapareciones en democracia, torturas y muertes en sitios de detención, exigimos el desmantelamiento de todo el aparato represivo.
Como los gobiernos nacional y provinciales criminalizan aún más la protesta social, como lo vimos ayer con la represión de Morales en Jujuy, u hoy con la persecución a dirigentes piqueteros en Mendoza, decimos: Basta de represión. Abajo el protocolo de Bullrich. Cierre de todas las causas por luchar. Anulación de las condenas a César Arakaki, Daniel Ruiz y Sebastián Romero. Libertad a David Guillén, Alberto Nallar, Matías Santana, Milagro Sala y demás presas y presos políticos.
Y como Bullrich y el gobernador Pullaro aprovechan el flagelo narco para actuar como Bukele, aplicar las llamadas “leyes antiterroristas”, querer reformar la Ley de Seguridad Interior, meter tropas yanquis en el Paraná y militarizar Rosario con apoyo de los demás gobernadores, junto a la docencia rosarina decimos: “La violencia narco se combate cortando sus vínculos con sectores del poder político, policial y económico, y con respuestas de fondo a los graves problemas de pobreza y desigualdad”. No a la militarización.
Ajuste y represión siempre van juntos. A la dictadura la bancaron el imperialismo, el FMI y las corporaciones, la burguesía local y la cúpula de la Iglesia. Derrotaron el ascenso de luchas obreras y populares para instaurar un modelo de mayor explotación y dependencia. Multiplicaron por siete la deuda externa. Y estatizaron la deuda privada de los mismos pulpos a quienes se sigue favoreciendo, como Techint, Ledesma, Molinos, Mercedes Benz y otros.
Como decía Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes, sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.
Todos los gobiernos posteriores pagaron esa deuda ilegal con privatizaciones, ajuste y entrega. En 2018, Macri pactó un préstamo de 57 mil millones de dólares, el más alto en la historia del FMI, que se fugaron vía los bancos. El Frente de Todos se decía distinto, pero ratificó esa estafa en el Congreso, la siguió pagando y aceptó el monitoreo del FMI. Y lo mismo Milei, servil al Fondo si los hay. Pagamos y pagamos, pero hoy la deuda supera los 500 mil millones de dólares: 10 veces la cifra de 1983.
Por eso decimos: No pago. Plata para las necesidades sociales. Fuera el FMI, los fondos buitre y demás usureros internacionales.
Milei y su gobierno son ultraderechistas y negacionistas, y lo son en todo sentido:
- Milei y Villarruel niegan los 30.000 y el genocidio, cuando los propios informes militares, luego desclasificados, reconocían 22.000 muertos en 1978, cinco años antes del fin de la dictadura. La reivindican, desmantelan los sitios de memoria y las áreas de derechos humanos, cierran el programa de TV de las Madres y promueven desfiles militares para reconciliarlos con el pueblo.
- Milei niega los derechos sociales. Con Pettovello dejan sin comida a los comedores comunitarios y atacan a les trabajadores con Potenciar Trabajo y otros planes sociales para debilitar a los movimientos populares.
- Milei niega los derechos sindicales. Busca socavar a los sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delegados, alentando su desafuero; ataca el derecho de huelga y hasta militariza empresas y asambleas.
- Milei niega los derechos previsionales. Quiere sacar del sistema a cuatro millones de jubilados con moratorias y, con otros bloques, niega la fórmula de actualización.
- Milei niega el derecho a la salud y hasta la epidemia de dengue. Ataca la salud pública y alienta el negocio privado de las prepagas, cadenas de farmacias y grandes laboratorios.
- Milei niega el derecho a la educación, la cultura y la investigación científica. Ataca la escuela y la universidad públicas, el INCAA, el CONICET y otros entes estatales.
- Milei niega los derechos de la niñez, juventud y personas con discapacidad. Quiere bajar la edad de imputabilidad y cerrar la Agencia de Discapacidad, desarticula los programas sectoriales y hasta se burla del síndrome de Down. No al capacitismo.
- Milei niega los derechos de las mujeres, lesbianas, bisexuales, gays, travestis-trans y no binaries. Desconoce el femicidio, ataca el derecho al aborto, la ESI, cierra el INADI, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y prohíbe el lenguaje inclusivo y el femenino. Aparición con vida de Tehuel.
- Milei niega los derechos políticos. Se dice anti-casta, pero es parte, gobierna y pacta con ella y quiere una reforma política totalitaria que legaliza el financiamiento empresarial, anula la representación proporcional y proscribe a las minorías.
- Milei niega los derechos laborales. Con Caputo y los gobernadores echan a miles de estatales y permiten los despidos en el sector privado, hunden los sueldos, reducen el salario familiar y quieren una reforma laboral con más precarización y convenios por empresa, a gusto de las patronales.
- Milei niega la crisis climática y los derechos ambientales. Junto a los gobernadores, profundiza el extractivismo: o sea agronegocio, megamineria, fracking, extracción de litio y áreas costa afuera, que nos saquean, contaminan y empobrecen. Y en varias provincias entregan el manejo del agua a la empresa sionista Mekorot.
- Milei niega los derechos de los pueblos originarios. Profundiza el racismo y la xenofobia del Estado, incumple la Ley 26.160 y los tratados internacionales, cierra el Instituto de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y, con los gobernadores, criminaliza y desaloja comunidades de sus territorios ancestrales. Pero las 58 naciones indígenas preexistentes existen y resisten.
- Milei niega los derechos soberanos. Su Pacto de Mayo es más sumisión y miseria planificada. Es servil a Estados Unidos, Israel y las corporaciones; busca extranjerizar las tierras, alienta retiros y despidos en Aerolíneas y GPS, comparte ejercicios militares con el imperialismo yanqui y reniega de nuestra soberanía en Malvinas y “de los pibes de Malvinas, que jamás olvidaré”.
- Milei niega los derechos democráticos. Con Bullrich dictan protocolos represivos y de doctrina Chocobar, quieren endurecer el Código Penal y reprimen con gases nocivos y disparos a los ojos. Además gobiernan a decretazos, avasallan al Congreso y las provincias, cierran Télam e intentan cambiar esta ya limitada democracia capitalista por un régimen político mucho más autoritario, un estado de excepción de hecho, para imponer más ajuste y entrega.
Pero ni Milei ni su plan cayeron del cielo. Las políticas antipopulares y antinacionales vienen de gobiernos anteriores, ahora agravadas. Y hay responsabilidad política de los gobiernos del PJ. Hablaban de derechos humanos, pero los banalizaron, ajustaron, reprimieron y nos trajeron el Proyecto X, al genocida Milani y las leyes “antiterroristas” que Bullrich aplica hoy en Rosario. Y tras el desastre de Mauricio Macri prometían “volver mejores”, pero nos trajeron a Berni -el represor de Guernica y otras luchas-, arrugaron con Vicentín y adoptaron la agenda de la derecha. Por ejemplo, dejaron a miles de estatales con contratos basura, facilitando los despidos de hoy. Así frustraron las expectativas populares y le terminaron abriendo la puerta a Milei.
Y Milei tiene complicidades. Discursos y tironeos aparte, todos los gobernadores aplican medidas similares y le aseguran gobernabilidad, junto al Poder Judicial y los partidos patronales. La inflación no para y el salario y la jubilación mínimos están bajo la línea de indigencia.
Por eso decimos: ¡Abajo el plan de ajuste, entrega y represión de Milei y los gobernadores! Y a la dirigencia de la CGT y las CTA, que ante la bronca social llamaron al paro el 24 de enero y ahora dicen “preparar” otro, les decimos: ¡Basta de dar vueltas! Pónganle fecha ya a un paro general activo y un plan de lucha hasta derrotar el DNU y todo el plan de Milei, que ya no va más.
Por las y los 30.000. Por Julio López, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Silvia Suppo, Elías Garay, Luciano Arruga, Facundo Castro, Carlos Fuentealba, Teresa Rodríguez, Mariano Ferreyra, Maxi Kosteki, Darío Santillán, Víctor Choque y tantos más. Por Facundo Molares, cuyo asesinato por la policía porteña sigue impune.
Como nos enseñaron las Madres, luchamos por Memoria, Verdad y Justicia. Somos parte de todas las luchas populares, como los paros de sectores estatales y privados, que crecen contra los despidos, por aumento salarial, por trabajo genuino y respuestas sociales. ¡Hay que unirlos en un paro general y un plan de lucha!
Marchamos el 20 de diciembre a esta plaza, venciendo el protocolo. El 27 a Plaza Lavalle, a exigir paro. El 24 de enero a Congreso, el día del paro. Y después, pese a la represión, fuimos clave para derrotar la ley ómnibus. El 1°, con molinetazos, marchamos al inicio de sesiones. El 8, con las mujeres y disidencias, con la masividad vencimos el miedo y de nuevo el protocolo. Y hoy, acá y en todo el país, nos volvemos a movilizar masivamente.
Somos organismos de derechos humanos, sindicalismos combativos, movimientos piqueteros, asambleas barriales, centros de estudiantes, partidos de izquierda y del campo popular, colectivos de la cultura, ambientalistas, feministas, de la diversidad LGBT+ y gente independiente. No somos las fuerzas del cielo, sino las de la calle. Militantes de la vida, por el buen vivir.
Y hacemos nuestras las luchas del mundo. Aparición con vida de Lichita, justicia por Lilian y María Carmen, libertad a Carmen y Laura Villalba en Paraguay. Fuera las tropas rusas de Ucrania, fuera la OTAN del Este europeo. Libertad al pueblo kurdo. No a la intervención extranjera en Haití y a los bombardeos en Congo. Por la autodeterminación de los pueblos. Libertad a Julian Assange. Y reafirmamos nuestro total repudio al genocidio del Estado sionista de Israel contra el heroico pueblo palestino, cuya resistencia seguimos respaldando. ¡Palestina libre, del río al mar!
Para cerrar esta enorme jornada, desde el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia vamos a seguir luchando hasta derrotar el plan de Milei, Villarruel, Bullrich, los gobernadores y el FMI. Y en el camino de las y los 30.000, seguimos levantando las banderas contra este sistema capitalista y patriarcal. Vamos por la liberación nacional y social, con un gobierno de las y los trabajadores, por la revolución y el socialismo. No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. ¡30.000 compañeras y compañeros detenidos-desaparecidos, presentes! ¡Venceremos!