En un 17 de Octubre que se recordará por el collage de actos variados, hubo coincidencias en las críticas a Mauricio Macri y en la necesidad de mantener la unidad del Frente de Todos para evitar que la derecha vuelva a gobernar. Fuera de eso, también surgieron críticas cruzadas desde los escenarios. En una Plaza de Mayo repleta, el diputado y titular del PJ Bonaerense, Máximo Kirchner, volvió sobre la cuestión de la deuda con el FMI y planteó la necesidad de un aumento de suma fija para los trabajadores "que están esperando que dejen de traicionarlos". Horas antes, en Obras Sanitarias, los "gordos" e "independientes" de la CGT lanzaron un movimiento político para reclamar un lugar en la "mesa chica" donde se toman las decisiones. El presidente Alberto Fernández salió del laberinto por arriba y le apuntó al plan salvaje que Macri adelanta desde su libro en caso de volver a la Rosada. "Quiere terminar con todos los derechos", expresó en un acto de gestión en Cañuelas. Junto al ministro Sergio Massa confirmó medidas de alivio para los próximos días, entre ellas un bono para indigentes.
"Fue un acto de apoyo a nuestro gobierno, pero también con algunos reclamos que se tienen que ir resolviendo", sintetizó el camionero Pablo Moyano el eje de la movilización en la Plaza de Mayo, la más importante por la cantidad de gente, por los oradores y por el lugar. El secretario de los Canillitas, Omar Plaini, fue el encargado de leer el documento "Unidad Nacional por la soberanía con justicia social" en el que los sectores convocantes -el Frente Sindical de Moyano, la Corriente Federal de Sergio Palazzo, la CTA de Hugo Yasky, la CTA Autónoma, el PJ Bonaerense y organizaciones pymes, cooperativas y sociales- explicaron los objetivos a alcanzar para llegar a esa deseada "unidad en acción".
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Algunos de esos objetivos podrían ser suscriptos por el Ejecutivo nacional -restaurar el rol del Estado en la economía, políticas de aliento a la producción y el empleo o una reforma tributaria progresiva- mientras que otros no forman parte del mensaje oficial, tal vez por la mentada correlación de fuerzas. Por ejemplo, la idea de un control estatal del comercio exterior, la derogación de la ley de Entidades Financieras y el establecimiento de un "control popular" sobre el Banco Central. Lo mismo que el restablecimiento de la ley de Medios y "avanzar en una reforma judicial y una nueva Corte Suprema en camino hacia una nueva Constitución Nacional". "Hay que tener coraje para distribuir la riqueza", planteó Yasky en su mensaje.
La expectativa estaba puesta en el mensaje de Máximo Kirchner, cuya intervención no se confirmó hasta último momento. En los días previos, el ministro bonaerense Andrés Larroque había considerado que el acuerdo con el FMI estaba "caído". Máximo, una vez más, volvió sobre aquel acuerdo que pergeñó Martín Guzmán y que lo llevó a renunciar a la jefatura del bloque de diputados. Pareció hacer alusión al discurso del Presidente en el Coloquio de IDEA cuando dijo que "por ahí alguno escucha que el tema de la deuda está solucionado, pero no está solucionado". Y lamentó: "Así nunca podremos planificar el país que deseamos". Recordó a los responsables de esta situación, Macri y su ministro Luis "Toto" Caputo, cuya familia financia al grupo ultraderechista Revolución Federal, según se supo por estos días.
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El bloque convocante -algunos lo denominan "bloque social"- se plantea como un eje movilizador dentro del Frente de Todos, insoslayable cuando se piensa en 2023. Moyano adelantó un nuevo acto para el 20 de noviembre, día de la militancia. Máximo arrancó su discurso transmitiendo el saludo de la vicepresidenta Cristina Kirchner y el "Cristina presidenta" fue de los estribillos más coreados en la Plaza. "Sé que la inteligencia del pueblo será superior a cualquier nueva traición que anide en el poder", fue el mensaje que dejó, con centro en la situación de los trabajadores, para los que reclamó un aumento de suma fija. Diferente a lo que, horas antes, la otra parte de la CGT había estado discutiendo a puertas cerradas en Obras. “Cuando tienen una banca y se necesita que voten en contra de los fondos buitres no se sabe donde están”, les tiró Máximo por elevación.
Los sectores dialoguistas de la central obrera, que representan a los gremios más grandes, se autoconvocaron en la otrora meca del rock para lanzar el Movimiento Nacional Sindical Peronista con el que esperan ganar presencia en la discusión política y conseguir lugares en listas municipales, provinciales y nacionales, según definió Gerardo Martínez, mandamás de la Uocra. "Se nos dijo que la CGT era parte del gobierno, pero no está sentada donde se define la política", refrendó el secretario general, Héctor Daer. Aunque se repitió que con lo que hizo el gobierno de Alberto Fernández hasta ahora no alcanzaba, no hubo planteos específicos sobre políticas. El reclamo más claro, entonces, fue porque no estaban "en la mesa", un concepto sobre el que se volvió en cada discurso. Daer aclaró "no queremos romper el peronismo ni ningún frente". Su coequiper, Carlos Acuña, ante una consulta periodística apoyó la idea de una candidatura presidencial de Massa en 2023.
Distanciados tanto del kirchnerismo como de la CGT de los gordos, las organizaciones sociales "cayetanas" -el Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa- realizaron su propia convocatoria masiva en la cancha de Laferrere, en La Matanza, en formato "cabildo abierto". "Más allá de las diferencias y los obstáculos vamos a ponerle el cuerpo para defender al gobierno popular. Tenemos claro que aún con límites y agendas pendientes, es la posibilidad de cerrarle el paso a que vuelva la derecha", remarcó el dirigente de Barrios de Pie Daniel Menéndez. Sintetizó el espíritu del acto, con reclamos para que se profundice la agenda de la economía popular, pero que cada metro que el gobierno cedía lo ocupaba el avance de la derecha. También habló la diputada bonaerense Patricia "Colo" Cubría, pareja de Emilio Pérsico, a quien el Movimiento Evita busca posicionar como candidata en La Matanza. "Nosotros construimos con todos los sectores del Frente de Todos y nuestro gobierno popular, queremos que sea respetado también nuestro sector como dirigentes sociales, sindicales y políticos", advirtió.
Alberto Fernández no sólo es presidente de la Nación sino también del PJ. Por esa razón, explicaban en su entorno, no podía participar de ningún acto que no representara a la totalidad del peronismo. Así, resolvió que su actividad principal sería encabezar la inauguración de un tramo de la autopista Ezeiza-Cañuelas y de otras obras vía zoom con gobernadores y ministros. En Cañuelas lo acompañaron Massa, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Como encumbrados referentes del peronismo bonaerense, Kicillof y Katopodis participarían más tarde del acto en la Plaza de Mayo. Como mensaje unificador para el peronismo, el Presidente leyó partes del nuevo libro de Macri "con dolor de estómago". La fecha, 17 de Octubre, marca la gesta del pueblo trabajador en la defensa de sus derechos mientras que el ex presidente plantea volver al poder para terminarlos, fue su argumento. "Nunca podemos hacer una mejor sociedad restringiendo derechos de los que viven en esa sociedad", remarcó.
Anticipándose a lo que se diría en los demás actos, el Presidente hizo un reconocimiento de las dificultades del momento y confirmó los anuncios adelantados por Massa el fin de semana. Uno de ellos, la suba del mínimo no imponible de Ganancias, que reclamaban desde gremios con sueldos altos como Camioneros y Bancarios, para que no se licúe lo obtenido en la reapertura de paritarias. Otro, orientado a la clase media, un plan para adquirir electrodomésticos hasta en 30 cuotas y que quien quiera ver el Mundial pueda comprarse un televisor con la última tecnología. El más importante, para los sectores más vulnerables, un bono por un total de 45 mil pesos que se dividirá en dos cuotas. "Nosotros queremos que nadie quede olvidado", subrayó el Presidente. En la contraposición a la amenaza que representa Macri y su plan, y en los anuncios orientados a atender reclamos desde distintos sectores, Fernández buscó contener las divergencias en el Frente de Todos.