El asesinato de Cecilia Basaldúa (35) podría esclarecerse en los próximos días, tras la aparición de un relato de 16 minutos de una testigo clave que dio precisiones sobre lo sucedido la noche en que desapareció la joven turista porteña, el pasado 4 de abril.
Ayer se cumplieron cuatro meses de la aparición del cadáver de Cecilia y sus familiares, a través de su abogada Daniela Pavón, denunciaron que la investigación a cargo de la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, está paralizada y apunta sólo al único detenido, Lucas Bustos (24); dejando de lado otras líneas investigativas.
En el audio, que fue incorporado a la causa, una joven señala que la noche del 4 de abril, ella concurrió a una fiesta en la casa de Mario Mainardi –donde se había alojado Cecilia con su carpa en el patio- y que llegó al lugar invitada por un amigo llamado José. Desde el Ministerio Público Fiscal confiaron que el testimonio de la testigo fue incorporado a la causa y que se está tratando de identificar a la mujer y se montó un operativo para dar con ella y brindarle protección para que ratifique sus dichos en sede judicial.
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La mujer relata entre sollozos que se había descompuesto y que la invitaron a que descansara en una habitación. También, contó que se despertó por una discusión de Mainardi con Cecilia, donde la chica le decía al dueño de casa que ella no iba a acceder a lo que le pedían, porque ella no estaba acostumbrada a esos tratos ni comportamientos.
Cecilia era cinturón negro de artes marciales. La testigo señala en su audio que esa noche Cecilia fue sorprendida por atrás por Mainardi y amordazada y maniatada a una silla con la ayuda de José y de “la Rasta” –una supuesta artesana llamada Viviana Juárez-; de allí que no haya podido defenderse. También detalló que Mainardi y sus cómplices habían cruzado un límite y Cecilia estaba dispuesta a denunciarlos. Entonces el dueño de casa llamó por teléfono a una persona de apellido Zárate y a un tal Ramón y les dijo que había surgido un problema en su casa, que necesitaba ayuda.
Según este testimonio, Mainardi, Zárate, José, Ramón y Viviana “la Rasta” Juárez; llevaron a Cecilia por la fuerza hasta un vehículo color blanco y la hicieron desaparecer.
La mujer contó que cuando fue a la comisaría de Capilla del Monte a denunciar lo que había visto, en una oficina divisó a Ramón y Zárate. Y cuando le preguntó a la mujer policía quiénes eran los hombres que se encontraban en el interior, le respondió: “Son de Investigaciones”.
Allegados a Mario Mainardi le dijeron a El Destape: “Ese audio es falso y la totalidad de los datos está comprobado que no son veraces”.
En el círculo del hombre que alojó a Cecilia aseguran que “los nombres que se citan en ese audio son nombres de testigos, no de sospechosos ni imputados. Desde el punto de vista de los testigos, ese audio es falso y los testigos están en una posición de inferioridad porque no tienen acceso al expediente”.
La importancia del nuevo testimonio en el caso Basaldúa
Consultados sobre el audio de la testigo anónima, desde la familia Basaldúa y Bustos coincidieron: “Es lo que venimos diciendo hace cuatro meses”. Daniela Pavón señaló que “es de vital importancia que esa testigo sea ubicada y se le asigne custodia del Programa Nacional de Protección de Testigos, su testimonio es verosímil y sabíamos de la existencia de un testigo clave”.
Verónica Bustos opinó que “la Policía de Capilla del Monte está detrás de esto, por acción u omisión. En octubre de 2013 asesinaron a Jorgito Reyna, un chico de 17 años que apareció suicidado en una celda. En un hogar de ancianos de al lado, escucharon los gritos del chico cuando lo torturaban. A mis hermanos los llevaron engañados y los torturaron. Tengo mi otro hermano preso con causas inventadas y sin pruebas. Mi hermano mayor trabajaba en la Municipalidad, lo detuvieron y acusaron de robar con arma operativa: nunca fue reconocido, nunca encontraron el arma y nunca encontraron el producto del robo. No me extraña que haya policías involucrados”. Jorge Reyna, el chico que apareció muerto en la comisaría, había denunciado días antes de ser detenido que la Policía de Capilla del Monte lo obligaba a vender drogas.
La importancia del testimonio de la testigo clave, es que coincide con el expediente:
-José, su amigo que la invita a la fiesta es José Mesa y declaró que el 4 de abril, efectivamente Mainardi organizó una fiesta en su casa.
-Zárate es un policía de Investigaciones. Y Ramón es Ramón López, otro policía de Investigaciones de Capilla del Monte.
-“La Rasta” es Viviana Juárez, una artesana que vende pulseras en la plaza de Capilla del Monte, pero se moviliza en una pick up 4x4 y en un automóvil Ford Focus y viajaba habitualmente a Rosario.
-Pese a la cuarentena, el 12 de junio, Mario Mainardi a través de su abogada defensora, la asesora letrada Laura Hubermann informó que se iba de Capilla del Monte hacia Rosario, donde fijó domicilio. La abogada Huberman fue la primera querellante que tuvo la familia Basaldúa, hasta la llegada de Daniela Pavón, lo que resulta poco ética a la hora de defender a Mainardi. Investigaciones realizadas por la familia Basaldúa dan cuenta de que Mainardi tendría vínculos con miembros de la banda narco Los Monos, incluso con una ex jueza federal.
Las claves del caso Basaldúa
La joven turista porteña desapareció el domingo 5 de abril pasado. Había llegado a Capilla del Monte, una localidad serrana ubicada al pie del cerro Uritorco y a 92 kilómetros al noroeste de esta Capital, a mediados de marzo pasado, poco antes de que se declarara la cuarentena preventiva y obligatoria por el Covid-19. Cecilia estuvo unos días en un camping y cuando se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio, debió irse con su carpa a otra parte. En la plaza del pueblo, se encontró con Viviana Juárez, una mujer que dice ser artesana, vende pulseritas y es conocida en el pueblo como “La Rasta”. Esta mujer le sugirió a Cecilia que arme en unas casuchas abandonadas cerca del río del río Calabalumba, en la base del cerro Uritorco. Y allá fue Cecilia. Pasó dos noches en ese lugar y por miedo a la inseguridad decidió mudarse. Otra vez se encontró con “la Rasta”, quien le sugirió que por seguridad se mudara a la vivienda de un conocido suyo: Mario Gabriel Mainardi. La chica porteña se mudó al pueblo e instaló su carpa en el patio de la casa de Mainardi. El sábado 4 de abril fue la última vez que los Basaldúa tuvieron novedades de Cecilia, cuando se comunicó con sus padres y les contó que había conseguido alojarse con su carpa en esta casa.
Tres días después, Mainardi se comunicó con Daniel Basaldúa –el padre de Cecilia- y le dijo que la chica había sufrido un brote psicótico y que él la echó: “Mainardi tiene que dar explicaciones. Yo lo dije hace cuatro meses y lo sostengo hoy: Mainardi es mi enemigo”, le dijo el padre de Cecilia a El Destape hace horas.
Mientras que Daniela Pavón, representante de la familia Basaldúa afirmó que “tanto la familia de Ceci, su papá Daniel, su mamá Susana y hermanos; como así también el cuerpo de abogadas que acompaña la investigación del femicidio, hemos mostrando disposición para avanzar en la causa a pesar del contexto de la emergencia. Hemos acercado pruebas a la fiscalía para avanzar en diferentes líneas de investigación, las cuales fueron desestimadas, argumentando con mentiras o evadiendo las demandas. Queremos manifestar que a su vez, atravesamos grandes dificultades a la hora de ejercer la facultad de contralor, a través de peritos de parte, sobre los registros periciales”.
Un "perejil" en el caso
Los familiares de Cecilia y de Lucas Bustos coinciden que se trata de un perejil y que la investigación de la fiscal Kelm y la Policía está mal hecha: “Muchos de los registros se estropearon o fueron mal tomados y lo que más nos preocupa es la gran de demora existente en el proceso de prueba genética forense. Pero además, la demora e inacción han posibilitado que uno de los principales sospechosos de la causa haya radicado domicilio en Rosario, saliendo de la provincia”.
“Para la fiscal Kelm, mi hermano es un asesino porque somos pobres. Esa tarde que detuvieron a Lucas, ya habían venido a la casa de mi familia. Somos nueve hermanos, seis mujeres y tres varones. Viven en comunidad, trabajan juntos, comen juntos, se cuidan juntos. La Policía ya había venido y volvió a la siesta y les dijo a Santiago y Lucas que debían ir a la comisaría a aportar más datos de lo que sabían. Y fueron. Allá los torturaron, y dejaron preso a Lucas. Cometen una injusticia terrible y nosotros queremos justicia para Cecilia que la asesinaron y hay un femicida suelto; y para Lucas que lo quieren condenar sin ninguna prueba y en base a apremios ilegales”, detalló Verónica Bustos, hermana del único detenido.
El caso de Lucas Bustos es similar al de Gastón Zárate, el pintor que metieron preso en febrero de 2007 y le achacaron el crimen de Nora Dalmasso en Río Cuarto, ocurrido en noviembre del año anterior. Una masiva movilización lo sacó de la cárcel a las 24 horas. La gente acusó a la Justicia y la Policía de meter preso a un perejil.