Causa Vialidad y sentencia a Cristina Kirchner: una justicia de clase

El peronismo, la distribución del ingreso y la proscripción política.

08 de diciembre, 2022 | 00.05

"La retención de los medios de producción por la clase capitalista (que está detrás de cada capitalista individual) puede estar sancionada y regulada por las relaciones jurídicas (cuya aplicación presupone el Estado), pero no es una relación jurídica, sino una relación de fuerza ininterrumpida, desde la violencia declarada de la desposesión en el período primitivo de la acumulación, hasta la contemporánea extorsión de la plusvalía", Louis Althusser (1976). 

Después del golpe de Estado contra Hipólito Yrigoyen, el líder popular del radicalismo fue preso y su casa fue saqueada por la horda de odiadores de siempre. Fue acusado de todo tipo de corrupción y de negociados.
Los líderes populares fueron siempre perseguidos por el aparato judicial. Más recientemente Juan Perón tuvo 120 causas judiciales y Cristina Kirchner 534 causas.

Señalaremos un motivo que consideramos relevante en el fundamento de la persecución del aparato judicial a Juan Perón y Cristina Kirchner: La mejora en la participación en la distribución del ingreso de los trabajadores durante sus gobiernos.

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El peronismo bautismal de Juan Perón y Eva Perón fundó la Argentina moderna. Inauguró a mediados del siglo pasado el más importante ciclo de ascenso social en la historia contemporánea y propició los fundamentos estructurales de una extensa clase media.

El ascenso social en el primer peronismo fue realmente inédito a punto de que, al ser derrocado Perón en el año 1955, los trabajadores participaban con el 50 por ciento de la riqueza total generada. Esto supuso un motivo suficiente para que los sectores dominantes propiciaran el golpe de estado, bombardeando previamente a su propia población civil e inaugurando la famosa “grieta” en su versión contemporánea y en el año 1957 la participación de los trabajadores en el PIB ya había caído al 37,5 por ciento del PIB.

Desde entonces la gramática del poder nomina “grieta” a los efectos -políticos, sociales, económicos, jurídicos y culturales- que se producen tras la irrupción de un proyecto popular democrático contra hegemónico.

A contrario sensu, bastará entonces que ese proyecto desaparezca para que regrese la “normalidad” hegemónica y se cierre “la grieta”. De hecho, no hubo grieta mientras el sistema de representación política cambiaba de director, pero la orquesta tocaba la misma melodía.

Mientras el sistema político representó intereses socio – económicos similares, nunca se habló de “grieta”, incluso el peronismo durante su fase menemista se transformó en el partido del ajuste neoliberal en el país.
Hubo que esperar al año 2003, para que un proyecto popular contra hegemónico se desplegara nuevamente bajo el formato peronista tras la salida del extenso ciclo neoliberal de un cuarto de siglo y con los efectos de la mega crisis del año 2001 aún como contexto.

Bajo las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner se reconcilió al peronismo con sus orígenes popular- democráticos y se lograron 12 años de gobierno socialmente inclusivo con crecimiento notable, desendeudamiento externo inédito y, como era obvio, apareció nuevamente “la grieta” que nos acompaña hasta nuestros días.

Cuando Cristina deja la presidencia en el año 2015 el factor trabajo participaba en la distribución del ingreso en un 51,8%, participación que descendió con el gobierno de Mauricio Macri y que con el actual gobierno peronista no logra mejorar.

Esta caída brutal supuso una pérdida para los trabajadores equivalente a 70.000 millones de dólares entre 2016 y 2021 -1,7 veces el préstamo del FMI -, que obviamente fue transferido a los empresarios que pasaron en ese mismo lapso del 40,2% al 47% en su participación en la distribución del ingreso.

Observen arriba la evolución la evolución de la distribución del ingreso en estado puro, excluido el sector público.

Así las cosas, intentar construir una sociedad más equitativa resulta intolerable para los sectores dominantes y su aparato represivo judicial cuya práctica habitual es la Justicia de Clase. Por ese intento persiguieron y proscribieron ayer a Juan Domingo Perón y hoy persiguen, sentencian y fundamentalmente proscriben a Cristina Kirchner. La historia se reitera impiadosa con los líderes populares. Obviamente, los efectos de estas prácticas sistemáticas de supresión de liderazgos populares no son neutros, y siempre trajeron y sin duda traerán efectos políticos y sociales contundentes.