03 de febrero, 2021 | 12.31

¿No es hora de que Spotify le pague a los podcast en Argentina?

Desde la empresa sueca festejaron el rápido crecimiento de su base de usuarios y remarcaron el fuerte ascenso de los podcasts, con horas de consumo en el cuarto trimestre de 2020 que casi duplican a las del cuarto trimestre de 2019. Pero los creadores de contenido todavía no ven un centavo.

En los últimos días, la popular empresa internacional de streaming de audio Spotify hizo un sorprendente anuncio: finalizó 2020 con 155 millones de suscriptores pagos a nivel global. A estas cifras, si se le agregara a quienes utilizan habitualmente el servicio de manera gratuita (y que a cambio se les introduce publicidad dentro de su experiencia de usuario) el número asciende a un total de 345 millones de usuarios mensuales. Los 155 millones de suscriptores premium superaron los 144 millones que tenía la plataforma de música a finales de septiembre y los 320 millones de usuarios totales, informó el sitio especializado The Hollywood Reporter. El dato más curioso y, por tanto, que vale la pena ser analizado, es que los podcast jugaron un papel clave pero, al menos en Argentina, los frutos no están siendo compartidos con los creadores que contribuyeron a ese crecimiento.  

Durante 2019 eran pocos quienes explotaban esta plataforma para la difusión de contenidos. Principalmente porque habían pasado pocos meses desde que la adquisición de Anchor (la principal distribuidora digital de podcast) y solo algunos medios nacionales y aficionados de las tendencias estaban al tanto de las infinitas posibilidades que traía esta herramienta democratizadora. Se demoró unos meses más para que Spotify le otorgara igualdad de condiciones en su diseño UX a la música y la palabra. Ramitragram con El Futuro (premonición +1000), Adrian Lakerman con Comedia, Anfibia Podcast, ConchaPodcast, FOMO y la lista seguía y seguía. Ellos fueron los primeros, los pioneros. Presentes, pero todavía diamantes en bruto.

Poco a poco los medios ""tradicionales"" terminaron desembarcando. "Los podcast son radio grabada", bromeaba mi colega y productor Juan Ruffo en los pasillos de El Destape Radio... ¡Y qué razón tenía!. Los principales productos en el top 20 de Spotify eran programa provenientes del aire, como Sexy Pipol de Congo, Historias de Nuestra Historia de Felipe Pigna, Demasiado Humano de los Sztajnszrajber o un jovial Caricias Significativas, de la casa. Éramos, quizás, más visibles que el resto porque teníamos un sello fácilmente identificable, junto a una caja de resonancia en el clásico radio espectro. Nuestra incursión contribuyó, al menos en el país, a un engrosamiento de usuarios, deseosos de revivir la experiencia que, hasta entonces, se perdía una vez emitida.

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No fue mucho tiempo hasta que el propio Spotify comenzara a usar su nombre como estampa. A algunos nos molestó. Cómo olvidar al infame Fausto (o Nefausto según que tan enojado me despertaba), posicionado (al viejo estilo Payola, hay que decirlo) en el primer puesto del ranking, simplemente porque estábamos obligado a verlo cada vez que entrabamos a la app. Pasado pisado, todo bien con vos Spoty <3, pero es en esta modalidad de negocios que subyace el que, para mi, es el gran problema que tiene la plataforma: los podcast son hoy en día la punta de lanza del exponencial crecimiento, sin embargo los frutos no están siendo debidamente repartidos con quienes generamos ese contenido.

A excepción de los exclusivos y originales, como Acabar o el inexplicable y extraño convenio que mantienen solo con el diario La Nación, Spotify no financia a los creadores y no le paga a ninguno de los más de 200 podcast que integramos el Top de la app. Todo esto pese a que inundamos sus servidores con millones de horas de contenido original. Esa quizás fue la principal razón que me llevó a sugerir a Caricias migrar los esfuerzos a YouTube: que, aunque sea poco y nada, recompensa a quienes contribuyen a que lo usuarios se queden en la plataforma. Actualmente, los servidores de Anchor siguen funcionando con su IP en Estados Unidos y el posicionamiento publicitario es irrealizable salvo que estés en territorio norteamericano.

Según resaltó Télam esta mañana, desde la empresa sueca festejaron "el comportamiento de los usuarios que se unen a Spotify por primera vez" y remarcaron el fuerte crecimiento de los podcasts, con horas de consumo en el cuarto trimestre de 2020 que casi se duplicaron desde el cuarto trimestre de 2019. Nadie podría dudarlo: estamos ante un renacer de la palabra hablada en la centralidad de la comunicación gracias a las nuevas tecnologías, cada vez más baratas y accesibles, en adición a la hermosa caja de resonancias que es la internet, la red de redes. Quizás sería bueno que los juglares del siglo XXI no estén obligados a hacerlo solo por amor al arte.