Qunita de odio

04 de julio, 2021 | 00.05

El 16 de julio del 2015, CFK presentó el Plan Qunita, un “programa nacional de acompañamiento para la madre y el recién nacido”, que incluía un kit con un moisés, sábanas, frazada y otros elementos básicos además de la realización de controles médicos obligatorios. El plan establecía la entrega de 150 mil kits a las beneficiarias de la Asignación por Embarazo.

La idea surgió de Tiago Ares, joven militante peronista y diseñador industrial. El objetivo era la reducción de la mortalidad infantil por colecho (es decir, cuando el bebe duerme en la cama de sus padres) y la mejora de la calidad y el número de controles prenatales.

Luego de lanzado el plan, Graciela Ocaña, una de las tantas especialistas en denuncias imaginarias que descollan en Juntos por el Cambio, denunció supuestos sobreprecios en base a una investigación exhaustiva que ella misma realizó en el barrio porteño de Once. El bolillero mágico de Comodoro Py asignó la causa al juzgado del ineludible juez Claudio Bonadio y desde los medios serios, Luciana Geuna, Nico Wiñazki, Rolando Graña, María Laura Santillán, Mónica Gutiérrez, Luis Novaresio y el resto del coro estable de periodistas serios, apuntalaron la denuncia, lamentando que una idea tan generosa como la del Plan Qunita fuera manchada por la terrible corrupción K.

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Con la única prueba del estudio de campo llevado a cabo por Ocaña en Once, Bonadio procesó a Aníbal Fernández, entonces jefe de gabinete, a Daniel Gollán, entonces ministro de Salud, a su vice Nico Kreplak y a una decena de ex funcionarios y en noviembre del 2016 elevó la causa a juicio oral. También ordenó la destrucción de los 60 mil kits que aún no habían sido entregados.

Cinco años más tarde, la fiscal Gabriela Baigún acaba de pedir el sobreseimiento de todos los imputados por inexistencia de delito. Señaló que la causa se elevó a juicio oral sin peritajes y que el único perjuicio al Estado lo había causado la propia investigación de Bonadio al omitir distribuir los kits, dejar vencer elementos perecederos que lo integraban y afrontar los gastos derivados del depósito de dichos kits durante un plazo innecesariamente prolongado.

Más allá de la falsedad de la denuncia, si la licitación estuvo mal hecha y la idea era buena, ¿por qué era necesario discontinuar el plan e incluso destruir los kits? Ocurre que para nuestra derecha, la respuesta superadora a una política social denunciada como imperfecta es la destrucción de esa política, no su optimización. Así ocurrió con Fútbol para Todos cuya plata se usaría para construir jardines de infantes pero al final nos quedamos sin fútbol y sin jardines; o con el Plan Conectar Igualdad: como había escuelas sin conectividad, la respuesta de Macri fue dejarlas sin conexión pero también sin computadoras.

La Argentina es un país extraño en el que los bárbaros construyen hospitales y los civilizados se niegan a inaugurarlos, los bárbaros entregan computadoras a los chicos y los civilizados dejan de hacerlo y en el que los bárbaros fabrican cunas y los civilizados ordenan quemarlas.

Luego de ser canonizada por nuestros medios serios, la ex Gobernadora Coraje que hasta hace un año y medio enfrentaba con valentía a las mafias- en particular las de los docentes, los jubilados y los guardavidas- ha decidido cruzar la General Paz y presentarse como candidata a diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Atrás quedó aquel himno de Alfredo Leuco (https://www.youtube.com/watch?v=rhztBZoBbos), pura carne trémula y loca pasión, en el que sostenía que con María Eugenia Vidal había nacido “una estrella” y emocionado relataba como la gente en el conurbano le llenaba las manos de “estampitas y crucifijos”.

Es extraño que Vidal rehúya presentarse en un distrito en el que, según varias encuestas analizadas en las jaulas de La Nación +, Juntos por el Cambio mide cada vez mejor y el oficialismo tiene cada vez peor imagen. Tal vez desde la paliza de las PASO del 2019, la efímera Leona haya decidido desconfiar de las encuestas. En todo caso, con su “historia de amor”, como ella llamaba a la relación que mantuvo con la provincia de Buenos Aires, ocurrió como con la Pobreza Cero: tuvo un final abrupto.

Por su lado, la Mentalista Carrió culpó a CFK por la demora en llegar a un acuerdo con el laboratorio norteamericano Pfizer, acuerdo que una ley votada en el Congreso por su propio espacio político impedía. “Sobre su conciencia van a pesar las muertes de miles de argentinos” afirmó en una de sus tantas visitas a los medios. Es decir que quien hace apenas unos meses presentó una demanda penal contra el presidente por intentar envenenarnos con el plan de vacunación nos habla hoy de conciencia y, sobre todo, de muertes.

Juntos por el Cambio es una rama de la literatura fantástica.

 

Imagen: Hoguera para quemar cunitas del Dr. Bonadio (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)

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