En apenas dos años, Chile- el otrora sueño húmedo de nuestra derecha- pasó de una revuelta estudiantil liderada por las “cabras” contra el aumento del precio del metro de Santiago, a la convocatoria de una asamblea constituyente y la elección de Gabriel Boric en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Como ya es costumbre, las encuestas anunciaron un empate técnico imaginario que se tradujo por una diferencia de casi doce puntos a favor del candidato de centroizquierda.
Nuestra derecha moderna, en chupines y zapatillas, lamentó la derrota de José Antonio Kast, candidato pinochetista que admira a Jair Bolsonaro, se opone a la legalización del aborto, y prometió combatir el “terrorismo”, acabar con el Ministerio de la Mujer y flexibilizar el mercado del trabajo. Una notable agenda a favor de las libertades y coso.
Esta semana, el oficialismo consiguió aprobar la modificación de la ley de Bienes Personales en la Cámara de Diputados. Fue una votación reñida, con apenas un voto a favor, que generó la furia de nuestros medios serios sobre los diputados de Juntos por el Cambio, en particular sobre los que no asistieron a la sesión. La radical Gabriela Brouwer de Koning, ausente por estar en Disney, explicó con un candor poco frecuente: “Pensé que ya había terminado el año”. Teniendo en cuenta que la sesión fue convocada por la propia oposición recomendamos a los diferentes bloques de Juntos por el Cambio que conversen entre sí además de indignarse en los estudios de La Nación Más.
Ricardo López Murphy el Breve, Mario Negri, Paula Oliveto y otros humoristas de la coalición opositora sostuvieron que las modificaciones a la ley aumentan la presión fiscal sobre “el pueblo” y castigan “a la clase media”. Teniendo en cuenta que con la nueva ley dejarán de pagar el impuesto unos 500.000 contribuyentes y sólo pagarán más quienes dispongan de un patrimonio superior a los 100 millones de pesos (es decir, unos 15.000 contribuyentes), podemos concluir que para Juntos por el Cambio, “la clase media” y “el pueblo” representan una fracción minoritaria del conjunto de la ciudadanía.
“Finalmente se supo, Papá Noel vive en Comodoro Py” escribió CFK en su cuenta de twitter en referencia a los encantadores regalos que el cardumen de nuestra justicia federal le acaba de hacer al jugador de paddle Mauricio Macri. Pablo Bertuzzi, camarista puesto a dedo por el entonces presidente Macri luego de haber condenado a Amado Boudou en base a un testimonio pagado por el gobierno de Cambiemos con un hotel Boutique, y Mariano Llorens, camarista y asiduo visitante de Macri, ambos jueces imparciales, determinaron que el espionaje ilegal que padecieron políticos opositores, líderes sindicales e incluso miembros de Cambiemos, fue una tarea de cuentapropistas. Según el incansable Bertuzzi, mientras CFK lideraba no una sino cuatro asociaciones ilícitas, ni Mauricio Macri, ni su amigo del alma Gustavo Arribas ni tampoco la número dos del organismo Silvia Majdalani, estaban al tanto de lo que hacían sus subordinados de la AFI, agencia que depende directamente de la presidencia de la Nación. Debe ser un efecto colateral indeseado del espíritu emprendedor que impulsó el macrismo.
Para no ser menos, los jueces de la Sala II de Casación decidieron dejar también un regalo en el arbolito del ex presidente al resolver hacer lugar a los reclamos de la defensa del incansable fiscal Carlos Stornelli y enviar la causa del falso abogado Marcelo D’Alessio- iniciada por el juez Alejo Ramos Padilla en Dolores- a las catacumbas de Comodoro Py. Tienen razón, todo quedará en familia y será mucho más fácil de resolver.
Un hecho menor vino a empañar tanta alegría navideña: el directorio del FMI determinó lo que todos sabíamos, es decir, que la mayor parte del aporte de campaña disfrazado de préstamo negociado por el entonces ministro Nicolás Dujovne, en realidad financió la fuga y no consiguió controlar la inflación sino que la disparó, debilitando los ingresos de los sectores más pobres. Todo un éxito.
Teniendo en cuenta que tanto los funcionarios del gobierno de Cambiemos como los propios responsables del Fondo reconocieron que el acuerdo fue político y ya era impagable desde el inicio, no hacía falta esperar tres años para constatarlo. De hecho, pocos meses después de haber sido acordado, Hernán Lacunza, sucesor de Dujovne y adepto a las metáforas que involucran montañas, ríos y torniquetes, anunció la necesaria renegociación de esa deuda junto al reperfilamiento de la deuda en pesos, otro maravilloso eufemismo del mejor equipo de los últimos cincuenta años.
En realidad, el único interés de esta constatación técnica un poco tardía es que el FMI acepte su responsabilidad en un acuerdo calamitoso y cambie drásticamente las condiciones de pago, reduciendo sobretasas y acordando un plazo tan generoso como el préstamo. Si no, tendrá el mismo efecto que nuestro ministro de Justicia lamentando los fallos extravagantes de la justicia federal, mientras sus jueces, camaristas y cortesanos liman aún más el poder y legitimidad del gobierno.
Imagen: El Papá Noel de Comodoro Py aporta alegría a los niños del PRO (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)