Epidemia de republicanos afónicos

01 de enero, 2022 | 23.24

Gracias a la aparición oportuna de un video de los subsuelos de la democracia en el que vimos a Marcelo Villegas- entonces ministro de Trabajo de la ex Gobernadora Coraje- frente a empresarios de la construcción y acompañado de la primera línea de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI); de Roberto Gigante, entonces ministro de Infraestructura provincial; de Adrián Grassi, entonces subsecretario de Justicia de PBA; de Juan Pablo Allan, senador provincial de Cambiemos y de Julio Garro, intendente de La Plata, pudimos corroborar que el gobierno de Cambiemos organizaba la persecución en contra de opositores y sindicalistas de la misma forma: involucrando a los tres poderes del Estado. Villegas lo relata de forma explícita a sus atentos cómplices de cuello blanco: “Nosotros hemos tomado una decisión como gobierno. Cuando digo gobierno, digo gobierno nacional, provincial y municipal”. Concluye, por si quedara alguna duda: “Hemos chequeado con la Procuración, la fiscalía y el juez que esto va a funcionar.” Pese a que el entonces ministro lamentó no contar con una “Gestapo, una fuerza de embestida para terminar con todos los gremios”, pocas semanas después, el Pata Medina, titular de la UOCRA de La Plata, fue encarcelado preventivamente, lo que prueba que aún sin la recordada fuerza de choque nazi, la efectividad de Cambiemos en la persecución política era mucha.

No sabemos por qué apareció ahora el video pero genera dos asombros: el primero, por la impunidad con la que se movía Cambiemos a la hora de perseguir opositores a través de jueces y fiscales y el segundo por la impunidad de Macri a la hora de espiar a propios y ajenos. El Blockbuster de Mauricio es una gran herramienta para disciplinar disidencias y garantizar fidelidades declinantes.

La aparición del video ridiculiza el fallo de los camaristas Mariano Llorens y Pablo Bertuzzi, quienes hace apenas unos días revocaron el procesamiento y dictaron la falta de mérito al extitular de la AFI Gustavo Arribas y su segunda Silvia Majdalani, acusados de asociación ilícita en la causa del espionaje ilegal durante el macrismo. Para los jueces de la Cámara Federal porteña, el espionaje masivo- que incluyó a decenas de opositores, periodistas, sindicalistas e incluso miembros de Juntos por el Cambio- fue una tarea de “cuentapropistas”. Una visión asombrosa aún para el generoso estándar de nuestra justicia federal.

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Nuestras almas de cristal, tan propensas a denunciar las intenciones satánicas del kirchnerismo, no han opinado todavía sobre un ejemplo explícito de persecución política. Por eso todavía no sabemos qué piensan al respecto Ricardo Gil Lavedra, Roberto Gargarella, Daniel Sabsay, Marcos Novaro o Luis Alberto Romero. Tal vez no tengan señal o estén afónicos por los cambios de temperatura de este tiempo loco.

Tampoco la primera línea de Juntos por el Cambio ha opinado sobre el video, aunque entendemos que frente a hechos escandalosos como la modificación de Bienes Personales- que beneficiará a más de 130.000 contribuyentes de clase media que dejarán de pagar el impuesto y aumentará la presión sobre los 15.000 mayores patrimonios del país- no tengan tiempo para ocuparse de nimiedades. Además, como sostuvo el propio Villegas al lamentar la expresión referida a la Gestapo: “La filmación pudo estar editada”. Es decir, lamentó lo que tal vez no dijo. O algo así.

 Quienes sí se arrojaron sobre la granada fueron nuestros periodistas serios. Desde un apasionado Alfredo “Cuidate Changuita” Leuco que justificó la reunión, explicando que se trataba de frenar a las mafias corruptas, hasta Hugo Alconada Mon, Carlos Pagni e incluso el moderado profesional Ernesto Tenembaum, quienes, más sutiles, optaron por denunciar lo escandaloso del hecho pero aclarando que todos los gobiernos han perseguido a sus opositores a través de los servicios y la justicia federal. Un curioso refrito de la teoría de los dos demonios. No recuerdo qué ex funcionarios opositores o qué empresarios de los medios no alineados con el gobierno terminaron en preventiva luego de ser sacados de sus casas en la madrugada durante el kirchnerismo, pero la edad no viene sola y es posible que haya empezado a perder la memoria. En todo caso, así como las denuncias que involucran al kirchnerismo nos hablan de la naturaleza delictiva del kirchnerismo, las denuncias e incluso los hechos que involucran al macrismo nos hablan de la naturaleza delictiva de la Argentina.

Luego de vendernos con pasión y carne trémula al mejor equipo de los últimos cincuenta años, nuestros medios serios vuelven a una clásica letanía antipolítica: “todos los gobiernos son la misma porquería”. ¿Será la última trinchera para atenuar el escándalo de la persecución macrista? Pronto lo sabremos.

Imagen: Cuentapropistas de la AFI macrista interrogan a un kirchnerista presunto (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)