Luego de convocarla, los medios serios consideraron que la marcha opositora del 17 de agosto fue un éxito. La convocatoria masiva a un evento espontáneo forma parte de la generosa paleta de asombrosos opositores.
Los mismos medios que la convocaron actuaron luego como sommeliers de reclamos, descartando aquellos más extravagantes, como el pedido de frenar a Bill Gates e iniciar los ensayos clínicos de dióxido de cloro como cura contra el COVID-19, la denuncia del virus del marxismo y de los chips concassé metidos en una vacuna o incluso la horca como solución a la persistencia electoral del kirchnerismo.
En este último caso, debemos agradecer que la horca con su correspondiente nudo corredizo haya sido mostrada en una marcha opositora. Eso nos salvó de una carta de Leuco, un editorial de Fernández Díaz, un rictus de Cristina Pérez, un lamento de Aguinis, una irritación de Novaresio, un comentario autorreferente de Canosa, una indignación del Dr. Gil Lavedra, una cólera del Dr. Sabsay, un análisis de Sebreli con alguna mención a Perón, un remilgo de Andahazi y un eructo de Lanata.
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Los medios señalaron que entre todos esos reclamos terraplanistas, el más importante- incluso podríamos decir el único- fue el rechazo al proyecto de reforma judicial que nadie conoce pero todos denuncian. Es decir que en medio de una de las peores crisis de nuestra historia, lo que atormenta a la ciudadanía es una ley que modificaría esa Justicia federal tan desprestigiada que ya nadie defiende abiertamente, ni siquiera quienes se benefician con sus operaciones. Como la curación por las gemas, es sólo cuestión de fe.
Un artículo del proyecto de reforma judicial que exige que los jueces señalen al Consejo de la Magistratura cualquier intento de “influencias sobre sus decisiones por parte de los poderes políticos, económicos o mediáticos” generó un nuevo Nado Sincronizado Independiente (NSI) entre los políticos opositores y nuestros periodistas serios (dos colectivos que cuesta cada vez más diferenciar) e incluso entre los humoristas de FOPEA y ADEPA.
Roberto Gargarella, jurista y paciente ambulatorio de la Fundación Alfredo Casero para el tratamiento de las psiquis devastadas por el kirchnerismo, consideró por su lado que “la presunción de invalidez de la reforma es obligatoria y por eso debe ser fulminada” y aconsejó mirar “el contexto” antes que “el texto” de la propuesta. La presunción de invalidez de un proyecto de ley es un paradigma novedoso que se estudia en la Waldo Wolff School of Law.
Al parecer, apretar jueces sin que nadie lo sepa formaría parte de la libertad de prensa y coso. En todo caso, nuestros periodistas serios que todavía no habían terminado de indignarse por esa restricción a su ejercicio profesional tuvieron que indignarse por un nuevo escándalo. En efecto, Alberto Fernández declaró por decreto la telefonía celular, los servicios de internet y la TV paga como servicios públicos esenciales y congeló sus tarifas hasta fin de año. Como era de esperar, el coro estable opositor anunció que vamos hacia Venezuela, ese horizonte que intentamos alcanzar sin éxito desde hace ya 17 años. Teniendo en cuenta que desde el 2016 la Unión Europea estableció el acceso a la banda ancha como un derecho universal de todos los usuarios podemos decir que en realidad vamos hacia Eurozuela.
Apenas conoció el proyecto presidencial, la ex ministra Pum Pum y actual presidenta del PRO publicó en su cuenta de Twitter: “El gobierno nacional encontró una ventana por la cual meterse con el grupo Clarín, quien tiene una posición mayoritaria en el servicio de TV por cable e Internet, y que además ahora opera con celulares a través de la fusión con Personal.” Una honesta definición de la inédita concentración de medios y comunicaciones que posee Clarín y que no sería posible en ninguno de esos países que nuestros medios serios piden que imitemos. Gracias, Patricia, no ayudes más.
Cuando gobierna el kirchnerismo, la política es un eterno Día de la marmota (https://www.youtube.com/watch?v=GncQtURdcE4) en el que las denuncias furiosas de la oposición dan lugar a nuevas denuncias furiosas y nunca no estamos yendo hacia Venezuela.
Ocurre que la oposición es una indignación en busca de una causa.