Desde que el presidente Alberto Fernández presentó la nueva serie de billetes que reemplazará a la de los animales autóctonos lanzada durante el gobierno de Cambiemos, nuestros medios serios y la oposición de Juntos por el Cambio, dos colectivos que cada día cuesta más diferenciar, se enfurecieron al unísono. Si entendemos bien, pasar de próceres a animales fue una decisión acertada, que refleja la república y coso, mientras que cambiar los animales por próceres denota un espíritu autoritario, a la vez que un gasto innecesario. Los cambios son como el colesterol, los hay buenos y los hay francamente malos.
Para la ex ministra Pum Pum, el nuevo modelo de billetes es en realidad una excusa del gobierno para emitir. Al parecer, los billetes de animales no fueron el resultado de una nueva emisión sino obra del Espíritu Santo, cayeron del cielo directamente a la Casa de Moneda.
Federico Sturzenegger, ex titular del Banco Central recordado por haber pronosticado una inflación del 5% para 2019, consideró por su parte que volver a colocar próceres en los billetes es una decisión “pro-grieta”. ¿Para combatir la grieta deberíamos cambiar la estatua de Belgrano de la Plaza de Mayo por la de un yaguareté mimoso? Una duda trepidante.
Con nostalgia recordamos cuando el entonces jefe de Gabinete Marcos Peña, entrevistado por Carlos Pagni en el coloquio de IDEA, afirmó que imprimir nuevos billetes con la imagen de animales fue una de las decisiones “simbólicamente más fuertes”. Visiblemente emocionado, Peña argumentó que “es la primera vez en la historia argentina que hay seres vivos en nuestra moneda nacional (...) dejamos la muerte atrás, que la muerte esté tranquila, que descanse en paz y vivamos nuestra vida” y concluyó “analizar la coyuntura en función del pasado no es normal”.
El ex jefe de Gabinete tiene razón, no deberíamos analizar la coyuntura en función del pasado sino del futuro.
La Cámara Federal de Casación Penal anuló otro procesamiento de CFK dictado por el juez Bonadio al considerar que no debía haber investigado el caso sino mandarlo a sorteo. Es una nueva afrenta al Código Procesal Penal Creativo (CPPC) del recordado magistrado y al bolillero mágico de Comodoro Py. Así se hace muy difícil combatir los delitos imaginarios de la ex presidenta. De hecho, sin el juez Bonadio, nuestros medios serios se ven obligados a refritar viejos éxitos como los Cuadernos de Centeno. Esto no es vida.
La cacofonía oficialista sobre el aumento de las retenciones- que el presidente apoya como herramienta para contener el precio de los alimentos y sus ministros de Economía y Agricultura rechazan- concluyó con una declaración de la vocera presidencial: “No hay que dar batallas perdidas. Nos parece una pérdida de tiempo dar esa batalla en el Congreso.” Es un gran sistema: considerar perdidas de antemano aquellas batallas que no queremos dar nos permite afirmar con alivio que no perdimos ninguna.
Del otro lado de la grieta, en cambio, la oposición volvió a brillar por su notable coherencia. En medio de una guerra que impulsa en todo el mundo el precio de los alimentos y aviva el riesgo de una hambruna global, la oposición propone eliminar las retenciones y convertirnos en el granero del mundo. Como explicó el ineludible diputado de Juntos por el Cambio Pablo Torello: “Si queremos ser solidarios con el mundo debemos producir más trigo y para eso necesitamos apoyar a los productores.”
Enviar trigo al mundo implica dejar a las mayorías con un pan inalcanzable, lo cual parece contradictorio con el noble objetivo anunciado. Ocurre que para nuestra derecha, las mayorías de la Argentina nunca formaron parte del mundo.
Seis meses después de que un joven disparara con un arma semiautomática en una escuela de Michigan, asesinando a 3 compañeros e hiriendo a 8 personas más, otro joven de 18 años asesinó a 21 personas en una escuela primaria de Texas luego de matar a su abuela. El fiscal de Texas propuso armar a los profesores para evitar matanzas recurrentes en las escuelas (9 en la última década) y Donald Trump apoyó esa idea afirmando que “Debemos defendernos del mal”. Llenar las escuelas de armas parece una gran solución para combatir las muertes. Como dijo la ex ministra Pum Pum cuando todavía estaba a cargo de la Seguridad del país: “El que quiera estar armado, que ande armado”.
Imagen: Milicias de La Cámpora imponen los nuevos billetes de próceres a sangre y fuego (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)