1 – El tiempo está después
El tiempo tiene un efecto desconcertante, ¿acaso ocho años es mucho o poco tiempo? ¿Mucho para qué o para quienes? ¿Poco para lograr qué travesías? Ocho años después de esa jornada histórica en la que una marea de mujeres tomamos las calles para partir la historia en dos, a ocho años del grito unívoco de Ni Una Menos, tenemos mucho por hacer y también un pasado reciente para celebrar en el transfeminismo.
Porque todo tiempo pasado no ha sido mejor. No tengan dudas que hoy vivimos en una sociedad más justa que hace algunos años atrás. Hoy tenemos aborto legal y cupo laboral travesti trans, hoy nos podemos casar todxs con quien queramos y también nos podemos divorciar, hoy podemos elegir nuestra identidad y podemos certificarla en nuestro documento.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Igual de cierto es que queda mucho por recorrer.
El camino es largo, así que es mejor hacerlo organizadas.
Hoy que la derecha reacciona con un contragolpe brutal en busca de quitarnos derechos reconocidos, hoy en días en los que se discute la educación sexual integral o se quiere eliminar la institucionalidad que representa el ministerio de mujeres, géneros y diversidades, necesitamos nosotras y nosotres mismas marca la agenda del futuro.
Como siempre las dos grandes banderas que tenemos son lucha contra la desigualdad y la violencia por motivos de género. Sin embargo, creo que debemos actualizar nuestras demandas, dialogar con la época y con la historia, incorporar los temas nuevos que hoy debemos transformar.
2 – Un futuro para nuestra agenda
Una propuesta para actualizar nuestra agenda transfeminista:
Uno. Un tema urgente e impostergable: la lucha con el Abuso Sexual en las Infancias. Es un tema muy doloroso y un problema estructural de nuestra vida social patriarcal. Un tema que suele ser silenciado, que es difícil hablar y en el que muchas veces se desestiman los testimonios de las víctimas y eso reproduce sistemas de silencio, de impunidad y de dolor.
Los abusos sexuales a nuestros pibes y pibas son una realidad cotidiana. Cada vez conocemos en mayor profundidad el alcance de los abusos sexuales en infancias y adolescencias y es gracias al trabajo de los feminismos y las madres protectoras que se empiezan a escuchar las voces de las víctimas.
Las madres protectoras son las sujetas políticas de esta época. Auténticas revolucionarias de la de la micropolítica, de la trama familiar, de los esquemas más cercanos en donde anidan violencias y se materializa el patriarcado en una de sus formas más crueles.
Necesitamos de mucho debate, de mucha visibilidad. Necesitamos hablar de abusos y escuchar a las víctimas. Y también necesitamos salir de la figura de la víctima porque somos luchadoras, somos guerreras. Se necesita mucho valor y mucho coraje para hacer lo que nosotras y nosotres hacemos. Tenemos por delante una lucha crucial contra el poder judicial. Hoy encubre abusadores y persigue a las madres protectoras, propicia revinculaciones forzadas (un real acto de tortura para los niños y niñas que se ven obligados a regresar con sus abusadores) y posterga durante años los procesos judiciales. Queremos actos de justicia que sean reparadores.
Dos. La violencia digital es una violencia real. La desigualdad y la violencia por motivos de género, en nuestro país, son una pandemia y se trasladan a las redes, causando efectos devastadores como ataques de pánico, aislamiento y otros padecimientos físicos y psicológicos.
Cuando hablamos de violencia digital hablamos de todos aquellos actos agravados y perpetuados a través de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, espacios digitalizados en donde desgraciadamente se dañan la privacidad, la intimidad, la seguridad y la vida digna de las personas que habitamos estos espacios.
La violencia digital se puede manifestar de diferentes maneras: desde el daño a la intervención de tus comunicaciones hasta la difusión no consentida de material íntimo. De todas las violencias digitales, una de las que más afectan a las mujeres y a las niñas por desgracia es la violencia sexual en Internet. Hay miles de mercados de explotación sexual en línea donde se difunden y se compilan fotografías y videos de mujeres de diferentes edades sin su consentimiento.
Hablamos de violencia sexual en Internet como una modalidad de violencia digital cuando una persona es violada en su intimidad sexual.
Tres. Un transfeminismo plurinacional. Necesitamos empezar a hablar del feminismo del arco iris o de un feminismo que se desacopla de las banderas tradicionales del feminismo hegemónico. El feminismo más bien blanco, en un inicio, de a poco es abordado por las voces de las mujeres de los pueblos originarios.
En el principio quizás cuestionando conceptos y después construyendo desde nuestras propias cosmovisiones: las categorías que podían explicar cómo se podría abordar, por ejemplo, la violencia de género o cómo se deberían diseñar políticas públicas para mujeres que venimos de matrices culturales preexistentes al Estado Argentino.
En este sentido, creo que el feminismo es un espacio ideal para que podamos poner en acto políticas públicas que reconozcan nuestra condición plurinacional. No hay una sola forma de habitar nuestro país, no hay una sola forma de ser y estar. Y el feminismo es un movimiento disruptivo que busca hacerle lugar a todos, todas y todes.
3 – La igualdad que genera libertad
Hoy necesitamos de mucha participación, de mucho activismo, de mucho compromiso. No solo en los grandes lugares de toma de poder, sino en nuestros espacios más cercanos, más cotidianos. Necesitamos de una micro política en nuestros espacios de acción que nos permita construir sentido y poder feminista.
Son tiempos muy crueles, lo vemos con Cristina. Perseguida de forma sistemática por el poder popular, democrático y feminista que representa.
Solamente por el camino de la igualdad vamos conseguir el ejercicio de ciudadanías plenas, de una verdadera libertad para nosotras y nosotres.