Finalmente, luego de meses de amenazas rusas y advertencias de Ucrania junto a sus volátiles aliados de la OTAN y la Unión Europea, las fuerzas militares rusas entraron en territorio ucraniano. La decisión de Vladimir Putin sorprendió a propios y ajenos, empezando por su par Volodimir Zelensky, quien unos días después de iniciado el conflicto constata que sus socios lo dejaron solo.
En efecto, mientras la OTAN dejó en claro que no intervendrá en el conflicto y la Unión Europea y EEUU sólo anunciaron sanciones comerciales, Putin recibió el apoyo de China, que declaró entender “las preocupaciones legítimas de Rusia sobre su seguridad”. La aceptación de iniciar negociaciones “para hablar del alto el fuego y la paz” por parte del gobierno ucraniano parece indicar que, al menos por ahora, la jugada de Putin logró sus objetivos.
Mientras tanto, en el reino de Narnia de nuestros medios serios no es fácil encontrar alguna información sobre el conflicto. La propensión a reemplazar el análisis político por la indignación, la furia y el moralismo selectivo ha escalado a límites insospechados. En el programa del ineludible Baby Etchecopar, sin ir más lejos, calificaron la invasión militar rusa de “genocidio”, observaron que Putin “lleva la genética de la Unión Soviética de expandirse”, sostuvieron que Alberto Fernández es cómplice y advirtieron que los argentinos serían vistos en el futuro como “los colaboracionistas luego de la Segunda Guerra Mundial.”
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Inspirada tal vez por esa visión lisérgica, la Mentalista Carrió denunció que “Cristina y Putin invadieron Ucrania, los dos juegan juntos.” Teniendo en cuenta que según el periodista apocalíptico Jorge Fernández Díaz la vacuna Sputnik V fue ideada por ambos líderes políticos, no veo por qué no podrían haber acordado también la agresión a Ucrania.
En InfoBAE pudimos leer el análisis desapasionado de “dos historiadores”, quienes consideran que “el discurso de Putin es calcado al de Hitler” aunque evitaron mencionar sus evidentes simpatías hacia Pol Pot, Idi Amin y Lex Luthor.
Desde su cuenta de twitter, la titular del PRO, Patricia Bullrich, situó al conflicto en un plano histórico: “Desde que Hitler atacó a la Unión Soviética en 1941, ningún líder europeo ha cometido un acto de agresión tan brutal”. Según el Instituto Watson de la Universidad de Brown (https://watson.brown.edu/costsofwar/about), la "guerra contra el terror" lanzada por EEUU luego de los ataques del 11 de septiembre del 2001 en Afganistán, Irak, Siria y Yemen, causó alrededor de 900.000 muertes. Aunque es cierto que los presidentes norteamericanos no son líderes europeos. Punto para la ex Ministra Pum Pum.
La posible participación de CFK en el conflicto, tal vez incluso desde un tanque ruso, no fue la única fuente de indignación: desde Jony Viale hasta Eduardo Feimann, pasando por Marcos Novaro y el Teledoctor Castro, nuestros periodistas y analistas serios denunciaron el silencio de la vicepresidenta. Héctor Gambini, editor de Clarín y humorista involuntario, fue un poco más allá: “el silencio de Cristina avala a Putin.” Recordemos que así como los silencios de Carlos Reutemann eran elocuentes, los de CFK siempre son incómodos o incluso desestabilizadores.
Luis Novaresio, un periodista mesurado como lo denota el uso de la barba, exigió por su parte una conferencia de prensa “por el tema Ucrania” frente al “clamoroso silencio” del ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero. En realidad, la Cancillería ya había expresado “un firme rechazo al uso de la fuerza armada” e instado al diálogo "bajo el patrocinio de los principios expuestos por Naciones Unidas y el Derecho Internacional”, pero se ve que nadie le avisó al pobre Novaresio.
A la vez que denuncian las intenciones satánicas de Putin y los apoyos mefistofélicos del gobierno argentino, que sin embargo denunció las acciones militares rusas, nuestros periodistas serios afirman que hoy “todos somos Ucrania” como hasta hace poco todos fuimos Vicentin.
En todo caso, las invasiones militares que no involucran a EEUU tienen un efecto colateral virtuoso: nuestros periodistas serios descubren la importancia del derecho internacional y las consecuencias devastadoras de un conflicto bélico.
Al menos hasta el próximo bombardeo norteamericano.
Imagen: Vladimir Putin y CFK preparan el despliegue ruso en Ucrania (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)