Como se observa en el gráfico que sigue el salario formal, público y privado promedio para el mes de marzo fue de $540.595 brutos o $432.476 según datos oficiales del Ministerio de Economía.
Si comparamos este salario formal, respecto al valor de la canasta de pobreza para el mismo mes, tendremos una magnitud de la licuación de ingresos que está en marcha.
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Como se observa el salario promedio formal neto hoy cubre hoy el 55% del valor de la canasta de pobreza para un hogar tipo metropolitano.
Esta situación inédita, que señala que hoy más del 50% de los trabajadores formales recibe salarios por debajo del valor de la CBT para un hogar tipo, profundiza su gravedad al observar ya nítidamente el inicio del ciclo de destrucción de empleo desde la asunción de Javier Milei como presidente.
El gráfico que sigue muestra la curva descendente en la cantidad de puestos de trabajo formales a partir de enero de este año.
Al respecto, el INDEC anunció recientemente el dato de desocupación correspondiente al cuarto trimestre del año pasado.
Una foto vieja, descriptiva todavía de la Argentina con creación de empleos mal remunerados que, expresada en el índice anterior de 5,7%, acaso el aspecto destacable de la administración de Alberto Fernández.
Las cosas han cambiado mucho desde el 10 de diciembre. La mega recesión golpea sobre el empleo público y sobre todo en el universo Pyme y en la construcción, sector que, por el freno casi total de la obra pública, perdió 80.000 puestos –18% del total– en apenas un trimestre Enero-Marzo.
Proyectar una tasa de desempleo no es tarea sencilla pero dado el ritmo de destrucción de puestos de trabajo récord en particular.
Puestos informales, que tienen una mortalidad muy acelerada, cuando el INDEC informe la tasa de desempleo seguramente se ubicará ya en dos dígitos y en alza.
Respecto a la desigualdad, ya los resultados del cuarto trimestre de 2023 (con la mega devaluación del 118% ya operando en el final del período) correspondientes a los 31 aglomerados urbanos que releva la EPH registraron que el coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas fue de 0,435 para el cuarto trimestre de 2023, mientras que en el mismo trimestre de 2022 el valor fue de 0,413, lo que mostró un aumento de la desigualdad en la comparación interanual.
La brecha calculada entre la mediana del decil 10 y el decil 1 de ingreso per cápita familiar de la población fue de 13. En la comparación interanual, la brecha de la mediana aumentó un punto con respecto al cuarto trimestre de 2022.
También la participación de los trabajadores sobre la distribución del ingreso cayó notablemente y pasó del 51,8% en diciembre de 2015 a 45,7% en el último cuatrimestre de 2023.
Cuando el INDEC informe los nuevos indicadores de desigualdad, brecha, GINI y participación del trabajo en el ingreso generado habrán empeorado y estarán en línea con los de salida de la crisis del año 2001.
No es esta una presunción sin base empírica. El cuadro que sigue muestra la evolución de salarios reales, desde el Año 2016 y en especial la caída que se observa tras la llegada de Javier Milei a la presidencia.
Como se observa los años de los gobiernos de Juntos por el Cambio y Frente de Todos fueron particularmente erosivos del salario de los trabajadores, con caídas que llegan al 60% en el caso de los trabajadores informales.
Dicho esto, desde el 10 de diciembre de 2023 y el particular desde el 13 de diciembre tras la mega devaluación del 118% ( la tercera en intensidad desde 1971), la caída salarial inducida por el actual gobierno es brutal.
En promedio Milei logró en solo tres meses una caída del salario real -formal e informal- equivalente a un tercio de la caída que observaron en los ocho años precedentes.
En síntesis, licuación de ingresos, aumento de la pobreza y el desempleo junto con niveles récor de concentración del ingreso, son los signos distintivos de los primeros 120 días del gobierno de LLA y de los que sobrevendrán.
Sin embargo, esta calamidad multidimensional aún no se refleja su intensidad en la percepción ciudadana, que hoy divide en partes iguales las evaluaciones sobre gestión y rumbo del gobierno nacional, tal como se observa en este relevamiento nacional de Equipo MIDE.
No hay ninguna novedad en esto, siempre fue así. Existe una brecha entre efectos de estructura y su percepción ciudadana. Para resolver esta notable disociación, hay que atender la voz del pueblo llano: “Hay que darle tiempo”. Vox populi, vox dei.