Milei pasó unos días en el país y fue su peor semana de Gobierno

El Presidente pasó una semana en Buenos Aires. En los centros de poder le piden mayor compromiso con la gestión. Parece no ser relevante, ya tiene previsto dos viajes, primero a Italia al G7 y después a España y Alemania.

08 de junio, 2024 | 18.15

El presidente Javier Milei atravesó su peor semana en el Gobierno, entre las malas noticias económicas que se vienen repitiendo en las últimas semanas (suba del dólar, del riesgo País, caída del consumo, desplome de la construcción) y las que se generó en el Congreso, con la media sanción a la nueva fórmula jubilatoria, con gran parte de la oposición rompiendo con el prejuicio de votar en conjunto con el peronismo.

¿Esta votación puede hacer pensar en alguna opción electoral conjunta? Claramente no, por lo menos no en esta etapa, pero un tema tan sensible como la situación de los jubilados era lo que muchos necesitaban para empezar a votar en conjunto con las distintas variantes del peronismo, incluyendo el Kirchnerismo duro, sin pagar un gran costo ante sus propios votantes.

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El radicalismo no había logrado votar junto al peronismo en la Ley Bases pero pudo hacerlo con el pretexto, legítimo, de mejorar los haberes de los jubilados.

¿Cambia en algo esto para Milei? Quizás menos de lo que se pueda imaginar en lo inmediato, pero obliga a tomar decisiones políticas importantes: si desde ciertos círculos de poder económico, financiero y real desde adentro y fuera del país le piden demostrar gobernabilidad, deberá empezar a negociar fuerte con un Congreso ahora más decidido a hacerse valer. 

Milei tiene otra opción, que significa desperdiciar 2 años de gestión esperando la renovación legislativa, pero sería una jugada en extremo demasiado arriesgada aunque se pueda sospechar que es la que más lo seduce.

En una semana muy crítica por la inestabilidad financiera y el desafío político, se le sumo los conflictos autoinfligidos generados en el megaministerio que aglutinó a demasiadas carteras (Acción Social, Trabajo, Salud, Educación) como lo es el Ministerio de Capital Humano.

La pésima gestión de Sandra Petrovello, quien tuvo que ser ratificada en demasiadas ocasiones por el propio Presidente, presenta varias aristas:

Afecta a un sostén espiritual o anímico de un Presidente a quien el famoso Síndrome de Hubris no lo alcanza a definir y que probablemente lo derfina mejor Guillermo Moreno cuando lo trata de un adolescente.

Plantea un nivel de corrupción superlativo. Poco discurso quedará para el oficialismo con el bochorno de los contratos de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), que parece dejar al caso de Julio Chocolate Rigau como anecdótico, cuando uno ve los montos de las contrataciones por la nula prestación de servicios. La derecha se mostró en extremo corrupta, como nunca antes había quedado expuesta. 

El escándalo en el Juzgado entre la encumbrada ahora mileista Leila Gianni y el dirigente Juan Grabois y las decisiones judiciales en contra del Gobierno, ya no solo por un Juez sino incluso avaladas por el fiscal y una Cámara que no puede ser sospechada de opositora, generó una reconsideración pública de Grabois y de los movimientos sociales. 

Periodistas de medios hegemónicos otorgando la razón a Grabois ante una funcionaria que no pudo mantener sus denuncias, y cuyo mayor mérito es haber sido siempre oficialista, terminan generando una revalorización de los movimientos sociales tan denostados por el Gobierno.

El escándalo de renuncias, 40 en todo el gobierno en menos de seis meses y más de la mitad en la cartera de Petrovello (el último este fin de semana, con la salida de su jefe de asesores y vocero Fernando Szereszevsky)

Los desaciertos de la cartera incluyeron designar a la Fundación Conin del doctor Abel Albino, el mismo que dejó en ridículo a Mauricio Macri cuando lo impulsó como voz autorizada en el debate de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, para distribuir los alimentos a punto de vencer almacenado en los depósitos estatales. Conin, sin estructura, se apoyó en las organizaciones sociales, revalorizando su rol en esta etapa de crisis del país, para llegar a los más necesitados.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, explicó que la ministra preferida de Milei está angustiada por lo que sucede en su cartera. Podría estarlo por el aumento de la desocupación. Quizás por la caída de la actividad económica y el crecimiento de la pobreza. Existen muchos motivos para que los argentinos estén angustiados, mucho más que la ministra.

Entre los desaciertos de Milei de la semana, no faltaron los vinculados a la política exterior. En una actitud que rozó el caprichismo infantil, no asistió a una ceremonia en el Centro Islámico de Buenos Aires para no cruzarse con el representante diplomático de Palestina, sin entender que estaba desaireando a toda la comunidad islámica.

Milei pasó una semana en Buenos Aires, entre su última gira por Estados Unidos donde no mantuvo encuentro con funcionarios de la administración de Joe Biden, y el próximo viaje que estuvo a punto de suspender a Europa para participar de la Cumbre del G7, que se realizará en Italia, y a la cual había sido invitado especialmente por la primera ministro Giorgia Meloni.

El presidente volverá unos días al país para la celebración del 20 de Junio, Día de la Bandera, y volverá a Europa para participar de encuentros de la derecha en España y Alemania, donde se siente más reconfortado.

Las crisis internas, pueden esperar. O no, según se desprenden de los principales informes de consultoras económicas que llegan a los despachos de ejecutivos de empresas, donde se le reclama a Milei mayor presencia para destrabar los conflictos políticos y avanzar en dar sustentabilidad al ajuste económico.

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