Una noticia reciente, puede agregar otra incertidumbre al futuro de las relaciones exteriores de la Argentina en el mundo, sin otro beneficio posible que mostrar un caso más de subordinación incondicional a la política exterior de los Estados Unidos de América. Se trata de la noticia de que el gobierno del presidente Javier Gerardo Milei estaría evaluando la entrega de cinco aviones franceses Super Etendard Modernizé, adquiridos durante la administración del presidente Mauricio Macri, para repotenciar la capacidad operativa del Comando de Aviación Naval (COAN).
Estos aviones tuvieron un problema para su empleo, que era el veto británico a la entrega de material bélico, en este caso, los cartuchos explosivos que permiten utilizar los asientos eyectables de los aviones, lo que los tornaba inoperables. La República Argentina comenzó un programa para dar un desarrollo local a cargo del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa – CITEDEF que permitiera volver los aviones a su operatividad.
Sin embargo, el actual gobierno parece entender que esta tarea no es relevante, y para ello planearía disponer de dichas aeronaves para reforzar a la fuerza aérea ucraniana. Recordemos que este tipo de aeronaves fueron empleados por la Aviación naval Argentina en la guerra de Malvinas y que junto con los aviones de la fuerza de la Argentina fueron los más eficaces contendientes contra la flota británica, dado que por su interoperabilidad con los misiles anti buque Exocet, estos aviones son altamente eficaces en los ataques contra blancos navales.
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La entrega de armamento a uno de dos contendientes en un conflicto es un acto de serias consecuencias, es casi una alianza completa con ese contendiente, y la ruptura con una larga tradición argentina de neutralidad activa, es decir de intervención en conflictos para establecer canales de comunicación tendientes a negociaciones de paz.
Pero, la Argentina tiene un grave antecedente en la entrega de armas a contendientes.
Durante la administración del doctor Carlos Saúl Menem, la Argentina vendió ilegalmente armas a Croacia y al Ecuador, este último caso particularmente grave porque la República Argentina era garante del Protocolo de Río de Janeiro que aseguraba relaciones pacíficas entre el Perú y Ecuador desde el año 1942, y en ese caso la Argentina violó un compromiso jurídico que había asumido formalmente. Y en el caso de la venta de armamento argentino a Croacia durante el período de Las Guerras de los Balcanes, el argumento de fondo era el mismo que fundamentaría esta decisión: dado que Serbia era un Aliado tradicional e histórico de la entonces Unión Soviética y luego la Federación Rusa, los Estados Unidos de América operaban de manera legal e ilegal para que Croacia ganara ese conflicto y de ese modo oponerse a los intereses de su antiguo enemigo en la Guerra Fría. Y fue en ese marco que la Argentina decidió esa venta ilegal, para mostrar un alineamiento incondicional con la política exterior de los Estados Unidos de América.
El caso que mencionamos es grave porque involucró un atentado en la Fábrica Militar de Río Tercero, el 3 de noviembre de 1995, con víctimas fatales y una destrucción importante en la ciudad cordobesa, atentado que, de acuerdo a la acusación fiscal, había sido hecho con el objetivo de borrar pruebas incriminadoras en el contrabando de armas a Croacia y a Ecuador.
Un antiguo refrán dice: "Un gesto vale más que mil palabras", y no habría muchas palabras que puedan enmascarar el hecho de enviar armas a uno de dos contendientes, de pasar de una declaración de solidaridad a un acto material de involucrarse en el proceso de la guerra. Y todo ello por una vaga y nebulosa alianza con la política exterior estadounidense, que nunca nos beneficia. Ya en el caso anterior de contrabando de armas, se lesionaron severamente las relaciones de la República Argentina y la República del Perú, la única nación que apoyó abiertamente, no solo con declaraciones sino con actos concretos a las fuerzas armadas argentinas en la guerra de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur.
La actual guerra en Europa oriental, tiene raíces históricas, geopolíticas y diplomáticas, que las complejas negociaciones que tuvieron lugar entre el ex Pacto de Varsovia y la actual OTAN, y en ese ámbito una nación emplazada en otro continente, otro hemisferio, y con una tradición diplomática valiosa en pro de la paz, no debería tomar decisiones en base a alineamientos puramente discursivos.
Pero no parece ser la línea del gobierno de La Libertad Avanza, y en particular no parece ser algo percibido por la actual canciller Diana Mondino, que no estaría dándose cuenta de las consecuencias mediatas que este gesto puede tener para los intereses nacionales. Esto estaría generando un ruido interno dentro del gobierno que, sumado a otros incidentes diplomáticos no deseados, como la fallida actuación en el encuentro con el Consejo de Embajadores de los países árabes e islámicos en Buenos Aires, el viernes de la semana pasada, ya con Posse fuera del gobierno y otros funcionarios menores siendo parte de la reestructuración interna, Mondino parece tener todos los números para una próxima salida.