Andrew Korybko, autor del libro “Guerras híbridas. Revoluciones de colores y guerra no convencional”, afirma que uno de los resultados más inesperados de la Operación Militar Especial de Rusia, en Ucrania, es el ascenso de India como gran potencia euroasiática. Como se verá más adelante, Delhi se convirtió en una pieza clave para que, ante el hostigamiento de Occidente, Moscú no dependiera solo de Beijing.
A medida que avanza el siglo XXI, no hay dudas de que Eurasia es la zona del mundo con mayor irradiación transformadora. No sólo por China, la gran locomotora, sino también por India, un país al que hay que empezar a observar más allá de las etiquetas clásicas (castas, espiritualidad, pobreza, exotismo) y al que se le presta poca atención. Un dato para tener en cuenta: según pronosticó Goldman Sachs Research en diciembre pasado, para el 2040, Beijing será la primera mayor economía mundial y Delhi la segunda.
India tiene uno de los territorios más vastos del planeta. Con 3.287.000 kilómetros cuadrados, ocupa el séptimo lugar (por encima de Argentina que es el octavo) entre los países más extensos de la Tierra. Pero a diferencia de nuestro país, su densidad poblacional es enorme. Según el último informe del Fondo de Población de la ONU, en estos meses, India estaría por superar a China en cantidad de habitantes, con 1.428.600.000 de personas en comparación con 1.425.700.000 chinos.
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Es una nación multiétnica, multicultural y multilingüística. En India hay más de 200 lenguas aunque los idiomas oficiales son dos: el hindi y el inglés. Dos siglos de colonización británica le dejaron ventajas y desventajas. Un lastre son los conflictos fronterizos, sobre todo con Pakistán, con quien se ha enfrentado en varias guerras. Cada vez que el Reino Unido tuvo que renunciar a una colonia, dejó un regalo envenenado: trazó divisiones fronterizas que garantizaban conflictos eternos. Lo hizo, por supuesto, con Palestina. También con Kuwait que era una provincia de Irak y en la región de Cachemira entre India y Pakistán.
La herencia positiva que le dejó la ocupación británica fue una lengua franca, el inglés, que les permite una fluida comunicación interna y con el exterior y una estructura administrativa e institucional eficiente.
India, aún con sus enormes desigualdades, contrastes y contradicciones, es un país con recursos humanos de muy alta calificación (sobre todo en el campo de la ciencia y la tecnología); tiene una estructura industrial importante y diversificada (acero, fertilizantes, cemento, aluminio, maquinarias, etcétera) y un sistema bancario y financiero bien desarrollado.
Los indios son exportadores de software, diamantes, especias, textiles y joyas, entre muchos otros bienes. Posee una ponderada producción farmacéutica y Bollywood es considerada la industria cinematográfica más poderosa después de la estadounidense. Cuenta la historia que los hermanos Lumière, después de su famosa proyección en París en 1895, viajaron a Mumbai (Bombay). Los indios quedaron inmediatamente fascinados con el invento. En 1913 se estrenó la primera película india y en 1930 produjeron 200 cintas.
Defensa, ciencia y tecnología
Argentina, aún con los vendavales económicos y el persistente acoso del FMI, avanza en sus relaciones internacionales y se acerca estratégicamente a este gran jugador asiático del Sur Global. El pasado 18 de julio, el ministro de Defensa, Jorge Taiana y su par indio, Rajnath Singh, firmaron un Memorándum de Entendimiento y un convenio de formación de cuadros que profundizará la cooperación en materia de defensa entre ambos países. En algunos puntos, las diferencias entre ambas repúblicas son sustanciales. India tiene poderío nuclear, al igual que su vecina Pakistán. Argentina, como toda la América latina y el Caribe es reconocida por la ONU por ser Zona de paz y libre de armas atómicas.
“Tenemos un mundo que cambia aceleradamente”, afirmó el ministro Taiana en India. “América Latina tiene algunas características que destacan a la región: la primera es la ausencia de armas de destrucción masiva y la no existencia de conflictos entre los Estados; la segunda es la enorme variedad de riquezas naturales; y la tercera es la existencia en algunos países de un importante desarrollo en áreas estratégicas con un alto potencial para la cooperación y la constitución de empresas conjuntas”.
En este marco los ministros remarcaron la relación estratégica y firmaron un Memorándum de Entendimiento y un Acuerdo Específico sobre Cooperación Académica para el mantenimiento de la paz. Taiana es el primer Ministro de Defensa argentino en funciones que viaja a India. Durante la reunión, analizaron la situación geopolítica global. Taiana enfatizó sobre la característica bicontinental de Argentina (nuestro territorio se extiende en parte del continente americano y del antártico) y su proyección hacia el Atlántico Sur y la Antártida. Otro tema importante del encuentro fue la Cuestión Malvinas. El ministro argentino agradeció el apoyo de la India en el Comité de Descolonización de la ONU.
En febrero de este año también visitó India el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus. Se acordó lanzar una convocatoria para apoyar el desarrollo de proyectos de investigación conjunta. “Esta convocatoria fortalece las relaciones de cooperación con India en materia de ciencia y tecnología en general, y en biotecnología y transición energética en particular”, subrayó Filmus. “Tiene que ver con nuestra mirada sobre el agregado de valor a partir de la generación de conocimiento de nuestras investigadoras e investigadores”. El ministro concretó la comercialización de imágenes de los satélites SAOCOM y recorrió la planta de producción de radioisótopos, en Mumbai, diseñada y construida por la empresa argentina INVAP.
Un jugador global
Como señaló el analista político Andrew Korybko, en la guerra de Ucrania, el rol que jugó Delhi alteró el juego e influyó en gran medida en la trayectoria estratégica de todos los jugadores clave en el futuro orden mundial. “Delhi intervino de manera decisiva para convertirse en la válvula insustituible de Moscú frente a la presión occidental, que evitó de manera preventiva la dependencia potencialmente desproporcionada del Kremlin en Beijing, en estas nuevas condiciones difíciles y, por lo tanto, fortaleció mutuamente la autonomía estratégica complementaria de Rusia y la India”, escribió Korybko en el mencionado libro de la editorial Batalla de Ideas.
Entre otros cambios, a partir de las sanciones occidentales, Delhi el tercer mayor consumidor de crudo del mundo, aumentó significativamente su comercio de hidrocarburos con Moscú. Este año compró 33 veces más que el 2022 y ¡sin pasar por el dólar!, es decir, en rupias y rublos. Rusia le hizo un importante descuento del 40 por ciento. Según un informe de la alemana Deutche Welle, India refina el crudo ruso (sancionado) y lo revende a países europeos más caro, lo que provoca inflación. La venta de combustible “indio” a Europa aumentó un tercio en los últimos meses.
India quiere tener un rol central en el actual proceso geopolítico. Es parte, como Argentina, del G-20, pero también de nuevos organismos que se resisten a la supremacía de Estados Unidos como la poderosa Organización de Cooperación de Shanghai, integrada además por China, Rusia, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán, que mantiene lazos económicos, militares y culturales. También es uno de los cinco países de BRICS (con Brasil, Rusia, China y Sudáfrica). Esta es una razón más para que Argentina -que tiene un gran interés de ser parte de esa entidad- aumente su relación con India, un promisorio jugador global.
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