“Esto lo armaron ustedes en Comodoro Py”. Esta frase de CFK condensa uno de los ejes centrales de su alegato: no dejó que los jueces y fiscales que del caso Vialidad sean los árboles que le tapen el bosque de Comodoro Py. Habló del caso, sí, de las mentiras de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola para “traerla de los pelos” a este juicio así como de que quiere que se los investigue a ellos en una causa aparte. Pero sobretodo apuntó a que se siente en “Estado de sitio permanente” porque sus garantías se violan sistemáticamente desde que dejó la presidencia, de muchos de los expedientes que le inventaron, de la distinta vara judicial cuando se trata de las responsabilidades de un presidente no peronista e incluso de que la relación del lawfare con la banda que quiso matarla, que para ella son los autores materiales pero no los intelectuales.
CFK le habló a Comodoro Py porque sabía que Comodoro Py estaba escuchando. Los fiscales Luciani y Mola no son lobos solitarios, actúan en banda con Carlos Stornelli, Eduardo Taiano, Carlos Rívolo y Raúl Pleé. Los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso son correligionarios de Claudio Bonadio, Mariano Borinsky, Julián Ercolini, Martín “Doctrina” Irurzun, Mariano Llorens, Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, entre tantos. Es la cofradía Py la que la persigue, con pocas excepciones.
“Pensé que era para estigmatizarme y proscribirme a mí y al peronismo, pero me doy cuenta que este juego que han hecho ustedes. A partir del 1 de septiembre me doy cuenta que puede haber una cosa más. Desde el ámbito judicial se da licencia social para que cualquiera pueda pensar y hacer cualquier cosa”, afirmó CFK. Ese ámbito judicial excede al tribunal del caso Vialidad. CFK mostró el nexo entre este juicio y el atentado. Dijo que “cuando el fiscal Luciani terminaba su histriónico alegato mostraban la puerta de mi casa. Es la única puerta que se conoce” y agregó: “Esa banda son los autores materiales. Nadie puede pensar que esa banda ideó y planificó”. Pero dejó en claro que la cuestión es sistémica.
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“Este mismo despacho en el que estoy sentada fue destruido durante 40 minutos de pedradas sin que ninguna fuerza de seguridad, ni las locales ni las federales, lo impidieran. Hay una causa con la misma jueza y el mismo fiscal que ahora tienen la causa por la que intentaron matarme”, reflexionó CFK. Esa causa nunca llegó a ningún lado: la impunidad de apedrear a CFK fue parte del contexto para que alguien diera un paso más.
CFK evidenció que no hablaba sólo de la causa Vialidad cuando lanzó: “No había 3 toneladas de pruebas. Lo que hay son 30 toneladas de tapas de Clarín donde se va estigmatizando a una persona”. También cuando afirmó que “si quieren hablar de impunidad miren para otro lado. Yo me siento muy indefensa con estos jueces y fiscales, algunos que jugaban al fútbol en Los Abrojos y otros que iban a jugar al paddle a Olivos” y concluyó: “Yo me siento en estado de indefensión con este Poder Judicial”.
El antiperonismo en los tribunales fue un tema tácito. Inteligente, no puso como ejemplo el blidaje judicial del que goza Mauricio Macri sino que usó como ejemplo a Fernando De La Rúa, sobreseído en una de las causas donde se investigaban los asesinatos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Se cometieron en el marco del Estado de Sitio, establecido por un decreto firmado por De La Rúa. Sin embargo, CFK recordó que primero Bonadio, luego Irurzun y Eduardo Farah y finalmente la Cámara de Casaciónm dijeron que De La Rúa no tenía datos certeros de lo que pasaba y que no se podía extender al presidente la responsabilidad sobre todo lo que pasa en un gobierno. Chupete ni llegó a juicio. En el caso de CFK, por el contrario, el juez Ercolini primero y los fiscales Luciani y Mola después afirmaron que no podía ignorar si ocurría algún ilícito en una obra en la provincia de Santa Cruz. De Macri ya se sabe que su protección en Comodoro Py incluyó el invento del cuentapropismo en el espionaje ilegal.
El caso de De La Rua incluye a Bonadio, que tuvo a cargo el juzgado de atracción de casi todos los expedientes contra CFK, y a Irurzun, el autor de la doctrina para encarcelar a sus ex funcionarios K sin condena. Por eso eso CFK no le habló sólo al tribunal que la juzga por el caso Vialidad. Le habló al sistema que persigue a quienes desafían al sistema de concentración económica y protege a los que lo sostienen, como De La Rúa y Macri.
Ese mecanismo, el de los tribunales como instrumento del poder económico, tiene su capítulo en la causa Vialidad. CFK repitió (porque lo había mostrado en sus redes cuando le impidieron el derecho a defensa) que el fiscal Luciani basó buena parte de su alegato en los chats de José López.“¿Qué nos dijo el fiscal Luciani en un ejercicio histriónico? -recordó CFK- Que estuvo 9 meses revisando las llamadas de López. Se le habían pasado por algo más de 400 llamadas del señor Caputo, el hermano de la vida del ex presidente Macri”.
CFK mandó un mensaje a Comodoro Py: pidió “que se extraiga testimonio de todas y cada una de las mentiras de los fiscales contrastada con las pruebas que estaban en el expediente”. ¿Qué significa esto? Una causa contra los fiscales Luciani y Mola por mentir a drede. Esas mentiras quedaron expuestas en los alegados de sus abogados Carlos Beraldi y Ary Llernovoy. El mensaje es claro: no la van a amedrentar con causas judiciales.
Otro ejemplo de que el tema de fondo es la cofradía Py es el caso de su inexistente reunión con el juez Sebastián Casanello, que ya se demostró que fue una operación lanzada desde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) con testigo falsos y la presión del Grupo Clarín, desde donde Jorge Lanata apodó “tortuga” al magistrado por no apuntar contra CFK. “Solo lo conocí a Casanello cuando lo obligaron a tomarme una indagatoria”, contó CFK. Fue así: Casanello fue obligado a indagarla por la Cámara Federal. ¿Quienes? Irurzun y Farah, justo los mismos que en el caso del sobreseimiento de De La Rúa.
Pero esa inexistente reunion de Casanello con CFK en Olivos no tuvo el mismo tratamiento que las realmente existentes reuniones de los camaristas Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Mariano Llorens y el fiscal Raúl Plee con Macri en Olivos. Esos encuentros, que constan en documentos oficiales y fueron reconocidos por los propios magistrados y el ex presidente, fueron desestimados sin investigar por Comodoro Py. La cofradía se autoprotege. Y, de paso, protege a Macri.
El juicio por Vialidad es una muestra de eso: el fiscal Luciani y el juez Giménez Uriburu jugaban al fútbol en la quinta Los Abrojos, de Macri. El arquero del equipo es el juez Llorens, actual presidente de la Cámara Federal, que visitó a Macri en Olivos y firmó el fallo del cuentapropismo en el espionaje ilegal. Todo se encadena.
“Hola, ¿qué tal”, dijo CFK, una de sus muletillas que ya es remera. Le habla a todo Comodoro Py.