Como cada año en el predio de San Nicolás, se realiza la ExpoAgro, donde según los organizadores, participaran más de 600 expositores, entre los que se suman en esta ocasión 130 nuevas empresas; empresas de insumos en 12 plots (parcelas) demostrativas; más de 12 entidades bancarias públicas y privadas, ofreciendo líneas de financiación especiales; entre otros participantes. Para la edición 2024 la organización extendió el predio en 8.000 metros cuadrados más de espacios comerciales, respecto al año anterior.
Un punto interesantísimo es el lanzamiento de un gran sistema de conectividad rural, impulsado por Telecom, el cual comenzaría a mejorar zonas de baja señal con antenas en el eje Pergamino-Rojas. Un primer paso de un proyecto sumamente necesario, casi esencial en este momento de la historia de la humanidad, no solo en lo productivo sino que también para la calidad de vida de quienes habitan las zonas rurales.
Un poco de historia…
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El analista del agro, Héctor Huergo, cuenta en su última editorial, que la expo tiene 40 años ya, la misma edad que nuestra democracia, nació cuando un puñado de fabricantes de maquinaria y semilleros acudieron a la convocatoria de la revista Dinámica Rural, para hacer en la Argentina una muestra a campo del tipo del Farm Progress Show.
El analista destaca como momento crucial, cuando Clarín y La Nación juntaron esfuerzos y crearon Expoagro, y luego plasmada en Exponenciar S.A., con lo que lograron potenciar la organización de la muestra. Destaca como un nuevo gran hito el acuerdo con el municipio de San Nicolás para desarrollar el predio ferial en el lugar donde se había previsto hacer un autódromo. Y lo caracteriza como un lugar extraordinario, más de 50 hectáreas, que solo necesitaba crear una infraestructura acorde con la proyección del evento. Algo imposible cuando la muestra se mudaba todos los años a un campo distinto.
La ExpoAgro en la Nueva Fase del Sistema Global
Esta exposición del agro argentino es vanguardia en materia de producción agroalimentaria global, en esta nueva fase del capitalismo global, como se describe en el Libro Nueva Fase, (Aguilera 2023). Una etapa del sistema social de producción dominante en el mundo, caracterizado por la virtualización e informatización de la producción, que ya son un hecho que marca la actualidad. En la que el internet de las cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (IA), la nube o «cloudcomputing» global (Big Data), la Nanotecnología, la robótica, el Blockchain, etc., han trastocado la forma de producir. Estas nuevas herramientas o medios de producción unen lo virtual, con lo real y lo biológico.
Lo virtual, la Big Data, la IA y el 6G, generan un salto cualitativo de tipo estructural debido a la instantaneidad de la información. Cuando hablamos de la unión con lo real, nos referimos que se une a drones, robótica, GPS, etc. Hablamos de información que millones de productores anteriormente pasaron de generación a generación y en los últimos 25 años fueron absorbidos por la red, o la “nube”.
El tercer componente, lo biológico, el cual se encuentra revolucionado por las Bio y Nanotecnologías, que permiten desde la clonación, la edición génica, la genómica, así como la aplicación y utilización de todo el universo microbiano -bacterias, protozoos, hongos y sus derivados bioactivos-. En lo biológico entran las semillas, las cuales se fueron modificando producto del trabajo y la acción humana desde hace miles de años. Ese conocimiento humano traspasado de generación a generación, fue encontrando características genéticas que superen las contingencias de la naturaleza, que hagan plantas más productivas y resistentes.
¿Desde cuándo? ¿Quiénes comenzaron? preguntas difíciles de responder, pero con seguridad es todo el potencial de la sabiduría humana lo que llevó que en la actualidad exista una gran variedad de material vegetal, que multiplicó los alimentos. Sin embargo, en este sistema productivo global capitalista, este conocimiento colectivo de la humanidad en su conjunto es apropiado, se transformó en propiedad privada de un puñado de empresas que solo persiguen el objetivo de maximizar ganancias. Empresas que multiplican alimentos sin disminuir el hambre, que hacen del hambre un negocio, y de la de la alimentación una necesidad de la humanidad con la cual lucrar. Hacen de la producción alimentaria un negocio, el AGRONEGOCIO.
En esta unión de lo real, con lo virtual y lo biológico, el capital financiero y tecnológico desafía las barreras del tiempo y del espacio para dar un nuevo salto de escala, subsumiendo los límites medioambientales, físicos e incluso morales. Y eso pasa en nuestro país, en nuestra Argentina, en la que en la Expoagro se expone abundancia, tecnología, desarrollo, innovación, en definitiva: ¡RIQUEZA!
Hasta acá parece que están hablando de otra realidad argentina ¿no? Diferente y en contraste con la Argentina del 60% viviendo por debajo de la línea de la pobreza, de mujeres y hombres, de pibes y jubilados.
Parece que hay dos Argentinas. La Argentina rica, tecnológica, potencia productiva, la que cada año sorprende con innovación y desarrollo, la que supera las contingencias que le presenta la naturaleza y el mercado, la que reúne el conocimiento y las instituciones del Estado en el desafío de producir más y mejor.
Esta Argentina dominada por el AGRONEGOCIO, subordina a la naturaleza y a las mujeres y hombres en pos de la ganancia, en realidad genera mucha riquezas que se escapan de las manos como un puñado de arena, para llenar los bolsillos de los grandes dueños de las empresas transnacionales del agro, los CARGILL, los MONSANTOS, los BUNGE, etc.
En segundo lugar, observamos la Argentina humana, la de mujeres y hombres que ponen su esfuerzo, sus cuerpos y sus mentes en encontrarle la vuelta, en encontrarle soluciones, en desarrollar la Patria. Hablamos de productores, cooperativas, trabajadores y trabajadoras rurales, hablamos de quienes trabajan la tierra en cada rincón de nuestra Argentina Federal. También enfrentan las contingencias y las superan, pero buscando ganarle la batalla a un sistema que se apropia de sus conocimientos y de sus fuerzas físicas.
La pregunta es ¿Se puede construir una sola Argentina?
Creemos que sí, estamos convencidos que se puede construir una Argentina Productiva y Sustentable, Federal e Inclusiva, en la que el conocimiento esté a disposición de un programa AGROBIOHUMANO, con centralidad en la comunidad organizada, en que los alimentos sean un bien social puesto en cada mesa. Una Argentina en la que el hambre sea solo un mal recuerdo, en la que las riquezas se distribuyan entre quienes las generan.
Este, creemos, debe ser el pacto, el gran pacto de la Patria, deberán tomar nota, dirigentes políticos, gremiales, empresariales, sociales, y que estén dispuestos de luchar por esa Argentina en la que la soberanía tecnológica, política y alimentaria sean la bandera de la una Patria Humana.