Trump al gobierno, Elon Musk al poder

30 de noviembre, 2024 | 00.05

Tras el triunfo de Donald Trump en las elecciones del pasado 5 de noviembre, comenzaron a revelarse los nombres de los futuros integrantes del gabinete del gobierno estadounidense, quienes tendrán un papel clave en la implementación de las políticas que marcarán los próximos cuatro años.

Entre los más destacados figura Elon Musk, el hombre más rico del mundo y pieza central en la estrategia de campaña virtual del candidato republicano. Musk asumirá la dirección del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Su misión será modernizar la estructura federal mediante la reducción de la burocracia, la eliminación de gastos superfluos y la simplificación normativa, en una estrategia que evoca las políticas del thatcherismo en el Reino Unido durante la década de 1980.

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Uno de los principales ejes de campaña de Trump fue la desregulación, con el objetivo de reducir la burocracia en sectores clave como la alta tecnología y las finanzas, para impulsar el crecimiento y la innovación, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial. Esta será precisamente la tarea que recaerá en Elon Musk.

Un dato curioso, aunque significativo, es que las siglas del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) coinciden con el nombre de Dogecoin, una criptomoneda meme. Lo que comenzó como una broma se ha transformado en un activo de especulación financiera, impulsado por el propio Musk. Al 27 de noviembre, Dogecoin registra un volumen diario de operaciones cercano a los 8.000 millones de dólares y una capitalización de mercado superior a los 53.000 millones de dólares.

La apuesta de Musk por Trump ha sido una bendición para Tesla, el fabricante de vehículos eléctricos que él dirige, cuyas acciones han subido casi un 50 por ciento en el último mes. 

El líder de Tesla, X, xAI y SpaceX, compartirá cartera con el empresario biotecnológico, Vivek Ramaswamy, que se presentó a las primarias republicanas de 2024 antes de retirarse y respaldar a Trump; aunque el republicano no especificó cuál es el rango que ocupará cada uno dentro del DOGE.

Durante la campaña electoral, Musk detalló sus planes para un puesto como líder del departamento de eficiencia gubernamental en una segunda administración de Trump. El empresario dijo que quería recortar una "vasta burocracia federal [que] está frenando a Estados Unidos de una manera importante". Además, durante la campaña electoral, Musk pidió recortar 2 billones de dólares (lo que representaría una parte significativa de los 6,7 billones de dólares de gasto del presupuesto del año fiscal 2024) y dijo que la elección era crucial para eliminar las regulaciones que limitarían su sueño de colonizar Marte.

Estas iniciativas no solo están alineadas con su visión de un gobierno más eficiente, sino que también benefician directamente los intereses comerciales del magnate tecnológico. Dos de sus principales empresas privadas se encuentran en posición de asegurar incrementos multimillonarios en su valoración gracias a nuevos acuerdos, mientras los inversores se apresuran a respaldar los ambiciosos proyectos de Musk.

Por un lado, SpaceX, la mayor empresa privada de Estados Unidos, planea lanzar en diciembre una oferta pública de adquisición. Esta operación permitirá la venta de acciones existentes a un precio estimado de U$S 135 por acción, lo que valoraría a la compañía en más de U$S 250.000 millones, un aumento significativo respecto a los U$S 210.000 millones alcanzados en un acuerdo similar a principios de año. Además, SpaceX se beneficiará directamente al avanzar en su misión de colonización marciana y expandir su red de banda ancha Starlink, compuesta por más de 6.000 satélites de órbita baja.

Por otro lado, su start-up de inteligencia artificial, xAI, ha recaudado U$S 5.000 millones, alcanzando una valoración de U$S 45.000 millones, casi el doble de lo registrado hace unos meses.

La doble recaudación de fondos se produce mientras Musk expande su enfoque más allá de Silicon Valley a Washington DC, habiendo ayudado a entregar las elecciones estadounidenses a Donald Trump a principios de este mes y convirtiéndose en un confidente clave del presidente electo.

El líder de X, Elon Musk, podría llegar a la Casa Blanca acompañado de un grupo de aliados influyentes de Silicon Valley, entre ellos el inversor tecnológico y podcaster David Sacks, así como Palmer Luckey, cofundador de la start-up de tecnología de defensa Anduril, a quien ya ha comenzado a hacer promesas. En un intercambio en X (anteriormente Twitter), Musk respondió a Luckey destacando la importancia de “abrir el Departamento de Defensa y los servicios de inteligencia de Estados Unidos a empresas emprendedoras como la suya”. 

No es sólo una aristocracia tecnológica, sino también financiera

Otra de las designaciones claves, y la más reciente debido a que fue el resultado de un proceso lleno de conflictos, resistencias y negociaciones, es la referente al futuro Secretario del Tesoro, que finalmente será Scott Bessent.

Bessent, otro empresario multimillonario que se dedica a la gestión de fondos de cobertura es un reconocido actor en las finanzas internacionales. Sin ir más lejos, su renombre proviene de su labor como director de inversiones en la fundación de George Soros, analizando riesgos macroeconómicos y geopolíticos.

La designación del hombre de Wall Street no se dio sin resistencias. La principal vino por parte del designado Secretario de Comercio, otro empresario, Howard Lutnick, un hombre reconocido por su retórica anti China. Incluso el propio Elon Musk respaldó esta postura, criticando a Bessent, cuando declaró en su cuenta de X: “Sería interesante escuchar a más personas opinar sobre esto para que Donald Trump considere sus comentarios. En mi opinión, Bessent es una opción que mantiene todo como siempre, mientras que Howard Lutnick en realidad generará un cambio. La tendencia actual a seguir haciendo negocios está llevando a Estados Unidos a la bancarrota, por lo que necesitamos un cambio de un modo u otro.”

Sin embargo, la pulseada pareciera haberla ganado el poder financiero. Charles Gasparino, periodista de Fox Business, informó previo a la designación de Bessent, que el equipo de Trump estaba en contacto con Larry Fink, CEO de Blackrock, el fondo de inversión más grande del mundo, para conocer su opinión en la búsqueda del Secretario del Tesoro.

Finalmente, Trump anunció su decisión describiendo a Bessent como alguien "ampliamente respetado como uno de los principales inversores internacionales, estrategas geopolíticos y económicos del mundo. La historia de Scott es la historia del sueño americano".

En una entrevista con el Financial Times en octubre, el ya anunciado Secretario del Tesoro estadounidense se refirió a una de las principales políticas que enunciaba en campaña el presidente electo, los aranceles a las importaciones, a los que describió como una amenaza “maximalista” que podría reducirse durante las conversaciones con los socios comerciales. También negó que la administración Trump devaluará el dólar. “Mi opinión general es que, al fin y al cabo, él es un defensor del libre comercio”, dijo Bessent al FT, refiriéndose a Trump. “Se trata de intensificar para desescalar”.

La política “maximalista”: el proteccionismo de Trump

Una de las primeras medidas de Trump, dada a conocer esta semana, es la suba de aranceles a China, Canadá y México, sus principales socios comerciales y las tres primeras fuentes de importaciones del país norteamericano. Estas medidas tienen implicancias económicas, políticas y estratégicas que podrían remodelar las relaciones comerciales y diplomáticas de Estados Unidos.

Los nuevos aranceles, que alcanzan entre el 25% y el 100% para productos de China y hasta el 25% para bienes mexicanos, incrementarían los costos para los consumidores estadounidenses. Sectores como ropa, juguetes y electrónica se verían particularmente afectados, ya que los minoristas no podrían absorber el aumento de precios, trasladando el impacto a los hogares. Según estimaciones, estas medidas podrían costar a las familias estadounidenses hasta U$S 2.600 anuales en promedio​. A nivel internacional, estas políticas refuerzan una estrategia proteccionista que podría aislar a Estados Unidos en sus relaciones globales. A largo plazo, el T-MEC[1] podría enfrentar mayores desafíos si estas tensiones escalan, comprometiendo su rol como plataforma para la integración económica en América del Norte​.

Trump ha intensificado su retórica contra México, vinculando el comercio con la migración ilegal y amenazando con aranceles escalonados si no se frena el flujo migratorio. Estas acciones podrían tensar las relaciones dentro del marco del T-MEC, el acuerdo comercial que une a los tres países. Aunque el tratado establece mecanismos de resolución de disputas, la implementación de medidas unilaterales podría desencadenar represalias y debilitar la cooperación regional. 

Claudia Sheinbaum, presidenta de México, declaró: “no es un asunto de competencia entre nosotros, sino al revés, de complemento para fortalecer a nuestras economías frente a la competencia de otras zonas del mundo y cómo eso tiene que ser parte de una política también hacia el sur. Todo eso, que lo tenemos documentado claramente, lo vamos a estar planteando permanentemente, de todas maneras, ya si pasan otras cosas, también nos estamos preparando”. “Todo lo que aportan las y los mexicanos en Estados Unidos. Lo que aportan al consumo, lo que aportan al trabajo, lo que aportan en impuestos, cómo realizan trabajos de primer orden y cómo contribuyen a la economía de Estados Unidos”. Además planteó que es imposible resolver la migración a Estados Unidos o el consumo de drogas “con aranceles ni con intimidaciones”. 

La viceprimera ministra canadiense, Chrystia Freeland, y el ministro de Seguridad Pública, Dominic LeBlanc, recalcaron que Ottawa es “esencial” para el sector energético de Estados Unidos. “El año pasado, el 60% de las importaciones estadounidenses de petróleo provinieron de Canadá”, recordaron en un comunicado. Además, subrayaron que Canadá importa más productos estadounidenses que “China, Japón, Francia y Reino Unido Juntos”. “Canadá concede la prioridad más alta a la seguridad fronteriza y a la integridad de nuestra frontera compartida”, agregó el comunicado, en referencia a las acusaciones de Donald Trump sobre la entrada ilegal de inmigrantes desde la frontera canadiense.

Pierre Poilievre[2], líder de la oposición de Canadá (Partido Conservador), declaró "Solo me preocupa Canadá, quiero poner a nuestro país primero. Estados Unidos es responsable del 60% de nuestro comercio. Tenemos más comercio con Estados Unidos que con el resto del mundo combinado. Haré lo que sea necesario para preservar y proteger esa relación por encima de las otras". Y agregó que está dispuesto a negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos que excluya a México y que hará "lo que sea necesario" para preservar la relación entre Ottawa y Washington. 

Por su parte, la embajada de China en Washington advirtió que una confrontación en el ámbito comercial no será beneficiosa para ninguna de las partes. Liu Penhyu, portavoz de la sede diplomática de Beijing en la capital estadounidense, expresó que “nadie ganará una guerra comercial o una guerra arancelaria” e insistió en la necesidad de una cooperación económica que sea mutua y beneficiosa. Además, después de las críticas de Trump sobre el desempeño chino en el control del fentanilo, el diplomático recordó que las autoridades antinarcóticos de ambas naciones mantienen una comunicación regular desde la Cumbre de San Francisco, el año pasado, cuando se encontraron los presidentes de ambos Estados.

Biden: ¿manotazos de ahogado frente a la derrota de Kamala?

En los últimos meses de la administración Biden, la guerra entre Rusia y Ucrania, que ya supera los 1.000 días, ha escalado a niveles alarmantes.

Por primera vez, las fuerzas de ambos ejércitos han utilizado misiles de largo alcance, en un contexto marcado por los intentos de Estados Unidos de frenar el avance ruso mediante el suministro de armas más poderosas a Ucrania.

La decisión del presidente Biden de levantar las restricciones al uso de estas armas representa un cambio significativo en la política estadounidense en relación al conflicto. Este giro ocurre poco antes que Donald Trump asuma la conducción de la Casa Blanca en enero. Trump prometió, durante su campaña, poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania, aunque hasta el momento no ha especificado los detalles de su estrategia.

Los misiles lanzados por el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército ucraniano, o ATACMS, golpearon un gran arsenal de armas cerca de la ciudad de Karachev, en la región de Bryansk, Rusia a más de 115 km de la frontera ucraniana. El Ministerio de Defensa ruso confirmó que se había producido un ataque en su suelo, pero dijo que sus sistemas de defensa aérea derribaron cinco de los seis misiles ATACMS sobre la región de Bryansk.

Luego de los ataques ucranianos a Rusia, Moscú realizó el primer ataque con un misil intercontinental sobre Ucrania. El ataque fue sin cargas nucleares, por lo que, si bien fue altamente destructivo, no mostró la potencialidad de este tipo de armamento. Asimismo, el Kremlin ha reformulado su doctrina nuclear, que permite responder a ataques tradicionales, y advirtió que considerará “ataque conjunto” cualquier agresión de un país sin armamento atómico, respaldado por potencias nucleares.

Putin declaró en ANNURTV que “Ucrania no puede hacer el uso de ese tipo de armas, sin la aplicación directa de Estados Unidos y Europa en la guerra, y de los países de la OTAN, y esto cambiaría la esencia del conflicto, ya que significaría que los países de la OTAN están en guerra con Rusia”.

Rusia posee una fuerza de 50.000 soldados en Kursk, entre ellos 10.000 norcoreanos armados con artillería pesada y sistemas de cohetes enviados por Pyongyang, antes de una esperada operación para tratar de expulsar a los ucranianos.

En declaraciones a PBS News Hour el lunes, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se negó a confirmar que Biden había autorizado el uso de ATACMS por parte de Kiev, señalando que Rusia acaba de involucrarse en una escalada masiva en esta guerra. “Ellos han traído a un ejército extranjero, Corea del Norte, tropas norcoreanas, a las líneas del frente de batalla, y eso representa un cambio de mar en la naturaleza de este conflicto”, dijo.

Gobierno, Negocios y Poder: La NAFyT en el Juego Global de EE.UU.

La disputa por los tiempos sociales de producción protagonizada por la Nueva Aristocracia Financiera y Tecnológica en esta nueva fase del sistema capitalista trasciende la esfera de la economía. Esta pugna abarca también dimensiones políticas y estratégicas, extendiéndose a todos los rincones del planeta, e incluso más allá, expandiéndose al espacio exterior.

En este tiempo de profundas transformaciones, diferentes fracciones de esta Nueva Aristocracia tomaron partido en la contienda electoral entre Donald Trump y Kamala Harris, y tras confirmarse la victoria republicana, profundizaron la disputa para ocupar espacios clave (y hacer negocios) en la Casa Blanca.

Lejos de ser una transición ordenada y pacífica, el cambio de gobierno entre Joe Biden y Donald Trump está marcado por una turbulencia que no solo afecta al territorio estadounidense, sino que se extiende a escala global.

Enmarcado en la disputa entre distintos proyectos estratégicos, esta Aristocracia Financiera y Tecnológica traza hilillos que se entrecruzan y enmarañan en su afán de controlar y direccionar los destinos de una de las grandes potencias mundiales.

Esta turbulencia incluye desde la confrontación entre redes empresariales por el control de las políticas gubernamentales hasta maniobras militares con consecuencias devastadoras para miles de vidas humanas.

Habrá que estar muy atentos a los días que quedan por delante hasta que el 20 de enero del próximo año, Donald Trump preste juramento como presidente de Estados Unidos, donde las maniobras de actores económicos, políticos y estratégicos para imponer sus intereses particulares serán una constante.

 

[1] El T-MEC​ es un tratado de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. También se le conoce como “TLCAN 2.0”​ o “NAFTA 2.0”.

[2] Poilievre, que en las elecciones del próximo año podría convertirse en el primer ministro canadiense ya que el Partido Conservador aventaja en 20 puntos en intención de voto al gobernante Partido Liberal del primer ministro Justin Trudeau, sentenció a preguntas de los medios: "Canadá primero".