Se dice en las redes sociales que el insólito llamado del profesor y teórico libertario Alberto Benegas Lynch a suspender las relaciones con el Vaticano, nada menos que en el acto de cierre de campaña de La Libertad Avanza, fue “el cajón de Herminio” de Javier Milei. Para los jóvenes y desmemoriados, la mítica leyenda del “cajón de Herminio” se refiere al acto de cierre de la campaña justicialista de 1983, donde el entonces candidato a la gobernación bonaerense, el sindicalista ortodoxo Herminio Iglesias, tuvo la desafortunada idea de quemar una especie de cajón fúnebre, hecho de cartón, que llevaba en su exterior el logo del adversario electoral del peronismo, la Unión Cívica Radical. El mito dice que eso cayó tan mal en el electorado indeciso, todavía impactado por la violencia política de los años 70, que volcó el voto de estos al radicalismo, haciendo ganador a Alfonsín.
Tal vez fue exagerado, pero lo cierto es que a Herminio Iglesias le echaron la culpa de la derrota peronista, y el episodio del cajón quedó como caso modelo de una macana cometida en los últimos días de una campaña que puede producir un revés en las urnas. Pero en mi opinión, lo de Benegas Lynch fue peor que lo de Herminio Iglesias. Porque el cajón de Herminio fue una agresión simbólica al adversario, mientras que el cajón de Benegas Lynch afectó al propio electorado de Milei.
¿Por qué? Desde que arrancó esta campaña, encuestas y estudios cualitativos muestran que el voto por el libertario tiene dos motivaciones fuertes. La primera y principal, es que la mayoría lo ve como el más preparado y con más propuestas para combatir la inflación. Su famosa dolarización, más allá de sus consecuencias, es concreta y comprensible para todo el mundo, y eso lo reconocen incluso muchos votantes de Massa o Bullrich: la idea pegó. La segunda es que Milei es el único que está contra el aborto. Esto puede lucir secundario en una campaña dominada por lo económico, pero no lo es. La legalización del aborto hace tres años logró la mayoría parlamentaria y un amplio respaldo de la mayoría de los dirigentes de Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, pero tuvo mucha oposición en la sociedad, tal como ocurre en la mayoría de los países católicos. Cerca de la mitad de la población se opuso a la ley. Y Milei, que ya salía en televisión pero aun no estaba en política partidaria, fue uno de los pioneros del movimiento celeste, junto a famosos como Amalia Granata y Viviana Canosa.
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En la movida de los celestes, los libertarios se acercaron a la derecha conservadora, luego representada en la fórmula por Victoria Villarruel, y eso dio origen a La Libertad Avanza. Y obviamente, todo ese origen “celeste” de LLA es afín a la identificación católica. No fue casualidad que los mejores resultados de LLA fueron en las provincias del norte, donde la posición antiaborto es dominante. y allí es donde el voto por Milei sufrió pérdidas. El candidato libertario quedó casi empatado entre las PASO y las generales, aunque eso de por sí significa una pérdida porque en las elecciones de octubre no se computa el voto en blanco (por ejemplo, el 30% de agosto fue en realidad 31,5% según el cálculo sin voto en blanco). Pero hay que destacar que entre agosto y octubre LLA aumentó su caudal electoral en las más laicas Ciudad y provincia de Buenos Aires -en PBA, de hecho, sumó cuatrocientos mil votos- pero perdió votos en Salta, Tucumán, misiones, mendoza y otras provincias donde había tenido muy buenos resultados. En Salta, donde había hecho su mejor elección en agosto (49,4%) perdió casi 10 puntos el pasado domingo. Y Massa aumentó 10 puntos. Imposible no ver una relación ahí. Como sabemos, Salta es una de las provincias más católicas del país, y Massa fue quien cuestionó a Milei por los ataques al Papa. Tiene sentido pensar que el cajón de Benegas Lynch produjo una transferencia de votos de Milei a Massa en las provincias celestes.
Algunos militantes de LLA minimizan este factor, e insisten en que las críticas del profesor Benegas Lynch estaban dirigidas al Papa y no a la Iglesia como institución. Es cierto que las críticas al Papa, aunque sean problemáticas, son toleradas a regañadientes, porque ya son un clásico del debate político. Pero la propuesta de romper relaciones con el Vaticano sonó a otra cosa, que afectaba a todos sus miembros. No hay que olvidar que el domingo, el mismo día de la elección, millones de argentinos fueron a misa, y probablemente en la mayoría de las parroquias se habló de la sorpresiva propuesta.
Es imposible de calcular el impacto real del caso Benegas Lynch, pero podemos suponer que si la misma tasa de crecimiento de Milei en CABA y PBA se replicaba en las provincias del norte, y si eso no se trasladaba a Massa, tal vez los dos contrincantes del ballotage terminaban empatados ayer. Eso hubiera sido una perspectiva distinta hacia noviembre, y pone de manifiesto lo contraproducentes que fueron las declaraciones del profesor libertario.