La elección de la fórmula oficialista de unidad Sergio Massa – Agustín Rossi para estas elecciones 2023, parece la adecuada para la actual coyuntura en al menos tres dimensiones:
1️- Dimensión orgánica: Se trata de una decisión que involucra a Cristina Kirchner, liderazgo central para un sector mayoritario de Unión por la Patria y estas determinaciones no se deliberan.
2️ - Dimensión electoral: la fórmula Massa-Rossi atrapa bien los votos de espacio que hoy están en 35% y el actual candidato a presidente por UP puede intervenir con eficacia en distritos hostiles a la oferta oficialista tradicional como la provincia de Córdoba, como se ve en el mapa, el segundo distrito electoral del país - recordemos que Massa fue integrante de la Alianza UNA junto al ex gobernador De la Sota-.
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Adicionalmente se trata de un distrito que para la alianza Juntos por el Cambio es equivalente a la tercera sección electoral bonaerense para UP que le aportara 900.000 votos en las elecciones del año 2015 que ganara Macri por 700.000 votos a nivel nacional. Cada voto que la fórmula de UP obtenga en Córdoba, "vale doble" a nivel nacional.
Observen este cuadro que confeccionara el Dr. Mariano Fraschini que pone en cifras el concepto de penetración territorial de Sergio Massa, que es el que queremos transmitir.
Como se observa, la Alianza UNA con la figura de De la Sota gana la elección primaria con casi el 40% de los sufragios. Cuando, más tarde, en la general el exgobernador de Córdoba no se presenta en la boleta, el voto se dispersa entre las candidaturas de Massa y de Macri y el hoy candidato presidencial de UP, en ese año 2015 ya toma el 50% de los votos que obtuviera José Manuel de la Sota en la PASO.
Se trata de un buen punto de partida para comprender dos cuestiones
1) La incidencia que puede tener la candidatura de Schiaretti en la provincia, ya que a diferencia de De la Sota, aquél llegará a disputar la primera vuelta restándole potenciales votos a Juntos por el Cambio y
2) La eficacia de Massa a la hora de capturar votos en una provincia tan esquiva al kirchnerismo.
3️ - Dimensión programática: Sergio Massa fue muy crítico del acuerdo delictivo Macri-FMI y su convalidación parlamentaria en tiempos del ministro Guzmán, impugnando junto con Máximo Kirchner - que incluso renunció a la jefatura de bloque - el tipo de acuerdo con el Fondo, el gran cerrojo que existe hoy para frenar el proceso inflacionario y el deterioro de los ingresos familiares y obstáculo central para desplegar una política de crecimiento con distribución marca distintiva del kirchnerismo en su período bautismal entre los años 2003 y 2015. En este sentido, el mismo Massa aclaró hace unos días "una obsesión que tiene que tener el próximo presidente es pagarle al FMI, sacarlo de la Argentina para no volver".
Desde luego, la eficacia electoral oficialista necesita complementarse en la coyuntura con una mejora en los niveles de ingresos populares, base electoral mayoritaria de Unión por la Patria.
Ingresos cuyo deterioro que fue el gran motor de la derrota electoral oficialista en el año 2021 que supuso la pérdida de 4,1 millones de electores que acompañaron en el año 2019 no lo hicieron en el año 2021, ninguno de los cuales, sin embargo, pasó a engrosar el caudal electoral de Juntos por el Cambio, recordando el desastre del macriato.
Hoy esas mejoras de ingresos a pesar de la robusta generación de empleo, siguen pendientes.
Los últimos datos disponibles muestran que el promedio salarial registrado en el mes de mayo según datos del Ministerio de Desarrollo Productivo asciende a $253.609 bruto, con descuentos a $ 210.496, mientras una canasta de pobreza metropolitana para 4 personas para ese mismo mes está valorizada por el INDEC en $217.916. El Renovador Ignacio de Mendiguren ya advirtió sobre la crisis de ingresos: "Hay que dar el debate de la suma fija", sostuvo este martes que pasó.
Sin embargo, esta carencia de ingresos retrata la situación del trabajo registrado cuyos salarios se actualizan por paritarias, imaginemos cuál es la realidad de ingresos en el universo informal y de trabajadores por cuenta propia, los que habitualmente reciben en promedio un 40% menos de ingreso que los trabajadores formales.
Todo un desafío para el oficialismo, complementar la competitividad de la fórmula Unión por la Patria - hoy en empate técnico con la coalición neoliberal - con las mejoras de ingresos familiares.
Será decisivo, ya que aún permanece activa la memoria del gobierno de Juntos por el Cambio. El gobierno que duplicó el desempleo, la pobreza, hizo caer 8 puntos la participación de los trabajadores en el ingreso total y endeudó al país por generaciones restituyendo la tutela del FMI sobre la política socio económica del país. Tutela nefasta de la que Néstor Kirchner nos había librado en enero del año 2006, con el pago de 9.800 millones de dólares al organismo.
En otras palabras, está aún presente el recuerdo del peor gobierno de la democracia, solo comparable con el desastre del mini gobierno de Fernando de la Rúa, del que muchos cambiemitas formaron parte, además.
Dios los cría y ellos se juntan, estimados lectores de El Destape.