La provincia de Buenos Aires resultó ser el escenario en donde el “baldazo de agua fría” al gobierno fue más potente. No sólo porque se trata del distrito en donde el peronismo volvió a triunfar por goleada en 2019, sino también porque es la provincia en donde Cristina Fernández de Kirchner mora electoralmente. La derrota también se extiende a su gobernador Axel Kicillof, una de las figuras en el interior del kirchnerismo con mayor potencial político. En suma, una derrota con muchas ramificaciones y que, de repetirse en dos meses, podría condicionar el devenir futuro de la coalición oficialista.
Dos datos iniciales, relacionados entre sí, sirven para enmarcar y comprender el resultado electoral en Buenos Aires. El primero de ellos pasa por el alto nivel de competitividad que alcanzó la provincia de Buenos Aires en los últimos años: desde 2007, tomando en consideración elecciones para cargos nacionales, hubo una alternancia casi perfecta entre triunfos de los oficialismos de turno, seguidos de victorias opositoras dos años después. El segundo elemento, vinculado con el anterior, es que los protagonistas de esa alternancia, Frente de Todos (peronismo + kirchnerismo) y Juntos por el Cambio, fueron aumentando, conjuntamente, los niveles de concentración del voto. Si en 2013, entre ambos, obtenían el 64,5% de los votos, en 2021 pasaron a obtener el 71,6% del total. Así, se observa que, al igual que en la mayoría de las provincias, en estas elecciones -a pesar de ser legislativas- sobresalió el bi-coalicionismo en Buenos Aires.
Un conjunto de preguntas se abre luego del triunfo de Juntos en territorio bonaerense: ¿Se trata de un resultado electoral inmodificable, pensando en las generales de noviembre? ¿Cuántos votos perdió el oficialismo en relación con 2019? ¿Y cuántos ganó la oposición? ¿En qué medida impactó el ausentismo y cómo influyó en el desempeño de cada fuerza política? ¿Es posible para el oficialismo recuperar votos?
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
A continuación, presentamos dos cuadros con los resultados electorales (PASO y general) del peronismo y la oposición entre 2015 y 2021. Asimismo, sumamos un último sobre el presentismo electoral en el mismo lapso histórico.
¿Qué se observa en relación con los datos electorales revelados arriba?
- El peronismo suele oscilar, entre elecciones, mucho más que la oposición en las preferencias electorales. Mientras que la oposición suele fluctuar alrededor de un promedio de votos que se mueve en los 3 millones de sufragios (siempre es superior en la general), el peronismo suele tener altas y bajas electorales muy pronunciadas (va de 2 a 5 millones en menos de dos años).
- En línea con lo anterior, el voto de la oposición parece tener un piso y un techo muy cercano, mientras que el peronismo tiene un techo que aún, ni en sus mejores elecciones, el no-peronismo logra alcanzar.
- Esa fluctuación se observa en la pérdida de votos del peronismo entre la elección de 2019 y la del domingo: dos millones y medio de sufragios menos. ¿Hacia dónde migraron esos votos? La evidencia empírica revela que no fueron para Juntos por el Cambio, sino para otras fuerzas políticas, hacia el ausentismo y en menor medida, hacia el voto en blanco/nulo. Acá parecen haber operado dos factores concurrentes: un significativo descontento hacia el oficialismo, sumado al novedoso hecho de que se trató de la primera elección legislativa desde 1999 en la que el peronismo va unido en Buenos Aires. Ello dejó vacante el lugar de la tercera fuerza, que se repartió entre varias opciones (FIT, Avanza Libertad, Vamos con Vos, entre las más importantes). Un cuadro comparativo entre las elecciones legislativas de 2017 y 2021 aclara este proceso.
- El presentismo electoral (el cuadro 3) muestra que la del domingo se trató de la elección en la que menos gente asistió a votar de los últimos 6 años. Si se toma como referencia a las PASO, casi un 10% menos contrastado con el promedio en esa clase de votación.
- Una imbricación entre estos dos últimos puntos evidencia que parece existir una correlación entre el voto al peronismo y el ausentismo. Para decirlo con mayor claridad, pareciera haber una cuota importante de votantes que no asistieron el último domingo y que había elegido al peronismo en elecciones anteriores.
- Un último dato que aporta a la correlación entre voto peronista y ausentismo nos lo brinda el siguiente cuadro, dividido entre distritos más afines al peronismo y la oposición. En los históricamente más amigables al peronismo se observa que el presentismo se encuentra por debajo del promedio general, mientras los más favorables al no peronismo se encuentran por encima
Decíamos al principio de la nota que la provincia de Buenos Aires desde 2007 se ha convertido en un distrito sumamente competitivo en términos electorales (al menos para cargos nacionales). En las PASO volvió a darse la alternancia entre ganadores y perdedores. ¿Habrá nuevamente un cambio de cara a las generales o el tiempo es demasiado exiguo para permitirlo?
Además de que, como hemos mostrado, el Frente de Todos suele tener fuertes oscilaciones en su caudal electoral, hay otro elemento para tener en cuenta en noviembre: probablemente los niveles de participación electoral aumentarán con respecto a las últimas PASO, que fueron históricas por ser las de mayor abstención desde la recuperación democrática en 1983. Asimismo, de los datos .presentados en esta nota parece desprenderse que existe una correlación entre baja de participación y votantes peronistas, teniendo en cuenta que el voto a Cambiemos se mantiene estable y que muchos distritos en donde el peronismo suele primar se encuentran por debajo de la media del presentismo general de la provincia.