A pesar de la pandemia y el futuro incierto de la vacuna, hasta el momento, se mantiene vigente el calendario electoral y las fechas previstas para las elecciones legislativas 2021, según la Dirección Nacional Electoral (DINE). En ese marco los partidos empiezan a elaborar sus estrategias y discutir los posibles nombres que conformarán las listas para renovar la bancada parlamentaria del Congreso, tanto a nivel nacional como provincial. Esta semana el tema se instaló llamativamente en los medios de comunicación a partir de declaraciones de la modelo Cinthia Fernández y el cantante de cumbia El Dipy, quienes relataron en Televisión que habían sido convocados para ser candidatos a la Cámara baja. No sería una sorpresa ya que personajes mediáticos como Amalia Granata y a Miguel del Sel, por ejemplo, llegaron a ocupar puestos legislativos de esa manera. Sin caer en el juicio fácil, resulta oportuno analizar cuáles son las condiciones sociales y políticas que dan lugar a la emergencia de estos productos instantáneos.
La política y la farándula: un fenómeno que data del siglo XX
El fenómeno de los outsiders no se trata de un hecho nuevo ni local. Su origen se remonta a mediados del siglo XX efecto de las nuevas formas de comunicación y la llegada de la televisión. Desde el famoso actor de Hollywood Ronald Reagen, el outsider más icónico de la historia, quien fue presidente de los Estados Unidos entre 1981 y 1989, cientos de personas provenientes de otros espacios han aterrizado en la política asumiéndose agentes de un cambio. En Argentina el relato de la anti política tuvo su punto culmine en 2001. Aquella herida en el sistema político nunca cierra del todo y la consigna “Que se vayan todos”, bandera de la mayor crisis de la argentina moderna, reaparece con fuerza en cada campaña de desprestigio y criminalización de la actividad institucional. Si bien durante la etapa kirchnerista la revalorización se produjo a la par de una mejora sostenible en las condiciones de vida y un impulso repolitizador encabezado por un sector de la juventud, el Lawfare, las fake news y las estrategias de desgaste de las dirigencias políticas erosionaron la única herramienta que contrapesaba el poderío de la elite económica. El nacimiento del PRO y el triunfo de Mauricio Macri en 2015 fueron producto de dispositivos perfomativos y publicitarios que lo mostraron como parte de un proceso de “renovación”, a pesar de que sus ideas sostienen viejas fórmulas del neoliberalismo, y la mitad de sus integrantes eran ex funcionarios o provenía de familias de tradición política.
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Hace unos días David Adrián Martínez, más conocido como “El Dipy”, fue entrevistado por Viviana Canosa en su programa ‘Nada personal’, transmitido por elnueve: "Me he reído porque me han ofrecido ser diputado. No te voy a decir quién, porque al decirles que no, ya está. [Me lo ofrecieron] de todos los partidos políticos de este país. Ya lo dije la otra vez acá: 'La gente honesta no llega a nada en política, o te bajás o te corrompen'". La escena parece una parodia, pero no lo es. El discurso de la anti política se alimenta del desprestigio a las instituciones. De esta manera fomenta valores ajenos al mundo político establecido y se aleja del ecosistema sociocultural del progresismo, conformado por sectores medios urbanos y profesionales. "Creo que hoy estamos viviendo la peor situación de la historia del país. No pasa por si está el radicalismo o el peronismo, pasa por lo que está pasando. No puede ser que no sepamos un montón de cosas que deberíamos saber. No nos dicen la verdad", sostuvo el artista.
Por su parte Cinthia Fernández dijo que había recibido una propuesta concreta del espacio Somos Vida, encabezado por Granata, que se creó en 2019 luego de la división del bloque Unite por la Vida y la Familia. La bailarina contó en El show del problema (también en elnueve) que lo está evaluando: "Me reuní. Estoy más del lado de decir que sí, que no. Soy una chica difícil y hay algunas cuestiones que tengo que arreglar. Quiero ir por el lado de familia, es mi objetivo ", detalló Fernández. La audacia de la derecha consiste en convertir las críticas y falencias evidentes, en virtudes: las buenas intenciones, la falta de experiencia y una mirada positiva sobre el despertar político. “Voy a ser sincera: no tengo preparación política. Pero también soy sincera con que tengo mucha prensa y puedo trascender”, dijo la modelo. “Del hilo dental a hacer política, ¿por qué no?”, remató la panelista de El Show del Problema en una clara referencia a su tradicional atuendo en el Bailando, certamen que la catapultó a la fama.
Los medios: la mejor pantalla
El poder de los medios de comunicación recae en su facultad para introducir temas y categorías en la opinión pública. Los “debates políticos” en TV simulan un intercambio plural pero configuran una disputa imaginaria, anclada muchas veces en la agresión y el odio dirigido. La puesta en escena de los paneles de discusión, género actualmente mayoritario en la pantalla chica, se monta sobre una falsa idea de representatividad de todas las voces. Pero, salvo contadas excepciones, no hay espacio para la construcción colectiva ni el intercambio de ideas. Se trata de una emisión ininterrumpida de frases de sentido común y afirmaciones muchas veces sin evidencia, pronunciadas con estridencia, que luego se repiten en las redes sociales como slogans. En tiempos de relatos autorreferenciales, les panelistas ganan credibilidad, les usuaries se sientan más cerca de sus mensajes, y se vuelven referentes en temáticas que no suelen manejar en profundidad. Es que su mérito está en opinar de todo y emitir un discurso creíble con cierta rapidez. ¿Será que ahora la política de lo que le preocupa a “la gente” tiene más lugar en estos espacios que en el propio congreso? ¿Será que el congreso lentamente va adquiriendo las reglas de juego del panelismo donde importa más el show que el debate?
No hay nada de ingenuo ni azaroso en la creación de estas candidaturas. Ambas figuras, tanto Cinthia como el Dipy, se han manifestado públicamente en un claro discurso de corte liberal y punitivista. De hecho desde el espacio Somos Vida explicaron que se interesaron en la figura de la vedette a partir de una serie de declaraciones que hizo sobre la protesta de los detenidos en la Cárcel de Devoto por mejores condiciones sanitaria, luego de conocerse que un agente penitenciario había dado positivo de coronavirus. “Increíble, ¡una mamá de una compañerita está adentro! Ojalá estos delincuentes sucios la terminen. Por mí, paredón y balas y de paso vaciamos las cárceles de estos hijos de p… de los presos, que mantenemos nosotros y siguen sin salir de la delincuencia”, había escrito Fernández en su cuenta de Twitter. La posición de influencer o cara conocida frente a problemáticas sociales complejas le permite correr la frontera de lo decible, sin filtro, y su condición de madre de jardín tiende a humanizar un discurso que es sumamente violento y estigmatizador. Ambos elementos son efectos de la anti política, ya que surgen de la ruptura de los lazos sociales.
Con miras al 2021, no está del todo definido que la campaña vaya a girar en torno a ese modelo discursivo. La disputa surge por el rol trascendental que ha tomado el Estado y su llegada territorial durante la pandemia del coronavirus. Sin embargo el fantasma de la anti política siempre está presente y mantiene sus adeptos. “Yo digo lo que veo en la calle, ellos no conocen la calle", dijo el Dipy sobre la posición de los legisladores, creando en su relato una división entre un yo, ciudadano, y un ellos, “los políticos”. Las candidaturas de famoses outsiders se asientan sobre esta clasificación binaria que busca explotar ciertas emociones, influencias, comunidades y valores. Desde ese lugar corren con ventaja en varios sentidos: un amplio radio de llegada directa a disposición a partir de su trayectoria mediática y millones de seguidores en las redes sociales; la creación de una identidad basada en saberes y valores como la sinceridad y la transparencia; y la representación de alguien externo a la política que no es responsable de la situación actual y se asume víctima al igual que los votantes.