Aumentar la producción agropecuaria y las exportaciones parecen ser un punto donde la mayoría de los argentinos estamos de acuerdo. El Consejo Agroindustrial Argentino propone hacerlo bajando las retenciones, ¿Hay otra manera?
Los integrantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) impulsaron a mediados de 2020 un proyecto de Ley que promueve la exportación de productos agropecuarios y la creación de unos 210.000 nuevos empleos directos en el sector y hasta 700.000 indirectos, lo llamaron: “Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora Inclusiva, Sustentable y Federal. Plan 2020-2030”. El CAA es un espacio que reúne a más de 60 actores del sector agropecuario argentino, entre cámaras, asociaciones, cooperativas, bolsas de cereales y de comercio, federaciones, etc. José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y vocero del Consejo, manifestaba por aquel entonces: “Venimos a contribuir en la salida de la pandemia, a traer soluciones y no exigir, sino plantear un marco de diálogo para alcanzar el objetivo de crecer en exportaciones”.
A fines del 2021 el CAA publicó un documento de balance anual, en el que describió que las cadenas agroindustriales tienen un papel trascendental, “representando el 16% del PBI, el 67% de las exportaciones y el 12,4% de los empleos directos”. Además, el documento plantea el cómo piensa llevar adelante dicho plan de fomento de las inversiones en producción: se basa en la “reducción de los derechos de exportación de los complejos cerealero – oleaginoso – cárnico y acordar un cronograma para su posterior eliminación”. Es decir, propone estimular las inversiones a través de la reducción de la presión fiscal y potenciar el desarrollo agroindustrial de la región central.
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Pero, ¿Bajar las retenciones es la única forma de producir más, aumentar las exportaciones y generar trabajo? Hay otra posibilidad de lograr lo que el CAA propone y que además involucre al resto de las provincias argentinas, es construir un Plan Argentina Productiva y Sustentable, Federal e Inclusiva. ¿Cómo sería?
La propuesta es ejecutar un plan de políticas económicas que tenga a la producción de alimentos como motor dinamizador de las economías locales. Hablamos de organizar Polos de Producción Primaria (producción de carnes, verduras, lácteos, frutas, etc.) en función a las necesidades de consumo local y la economía geográfica del territorio. Es decir, cubrir parte de la demanda de alimentos de los habitantes con producción local utilizando los recursos naturales de manera sustentable.
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Estos polos articulados y dispuestos en proximidad con Polos Industriales y Agroindustriales (PIA), de manera que el abastecimiento de insumos productivos y complementarios, o parte de los mismos, se generen localmente. Por ejemplo, los cajones en los que se colocan las verduras para llevarlas al mercado, o la metalmecánica que desarrolla las maquinarias, entre otras.
La tercer pata del plan, es la Red de Abastecimiento y Comercialización (RAC) la que comprende la tarea de organizar la distribución de la producción local, como así también enlazar con otros territorios el intercambio de excedentes y/o mercaderías necesarias que no se producen localmente. Por ejemplo la yerba mate difícilmente pueda producirse en Mendoza o San Juan, como difícilmente en Misiones y Corrientes pueda desarrollarse la olivicultura o la vitivinicultura. Organizar este tipo de intercambios es tarea de la RAC.
La cuarta pata son los Polos Tecnológicos Agroalimentarios, esto es fundamental en los tiempos de la revolución 4.0, en los cuales la tecnología aplicada a la producción resuelve los desafíos y contingencias de la naturaleza y el clima (en muchos casos responsabilidad de siglos de extractivismo desmedido). Esto se ejecuta mediante la interacción público-privada de instituciones, organismos, asociaciones, cooperativas, PyMEs, etc. Es decir el INTA, INTI, CONICET, MinCyT, Universidades (públicas y privadas), asociaciones de productores como lo hace AAPRESID, empresas (como YPF Agro, Don Mario o Bioceres), etc. Trabajando en cercanía de los productores para brindar respuestas rápidas y concretas de las problemáticas que se generan localmente. Este Polo Tecnológico Agroalimentario actualmente se desarrolla en la región central, como resultado basta observar el desarrollo del complejo cerealero y oleaginoso en los últimos 20 años.
Estas cuatro patas que sostienen este plan Argentina Productiva y Sustentable deben basarse en la Bioeconomía y la Bioética para el cuidado de la Biosfera y su Biodiversidad, y en la comunidad organizada para garantizar la inclusión y la movilidad social ascendente.
¿De qué hablamos?
Hablamos de producir alimentos y desarrollar la economía local en territorios extrapampeanos, como manera de generar trabajo digno para cada argentino en cada punto del país, a la vez que rompemos con el monopolio de 3 o 4 vivos. Pero lo más interesante es que con cada unidad producida en las provincias extrapampeanas, se liberaría un saldo exportable en la región de mayor competitividad global.
Para citar un ejemplo, tomemos la provincia Cuyana de Mendoza en la que funciona el tambo Guercio. En junio del 2022 se produjo un litro de leche a un costo de $45, que llegaba al consumidor a $90. Mientras que el costo de un litro de leche en la zona de Gral. Rodríguez rondaba los $28, pero la leche de La Serenísima llegaba a la góndola de un supermercado de Mendoza a no menos de $150, luego de recorrer más de 1.000 km.
En la provincia de Mendoza apenas se produce el 0,9% de lo que deberían consumir sus casi 2 millones de habitantes. De producir parte de esta demanda, no solo se generaría producción y trabajo en la provincia cuyana, dinamizando la economía local, generando trabajo directo e indirecto, sino que además se genera un saldo exportable en la región de mayor competitividad global. Es decir que por cada litro de leche que se produce en Mendoza se produce un litro de leche en General Rodríguez disponible para exportar.
La propuesta es producir más y exportar más, invirtiendo en desarrollar la producción sustentable en el resto de los territorios de la Argentina. Para lo que se requiere discutir con números el cómo hacerlo y construir el punto de acuerdo para desarrollar cada territorio nacional de la República Argentina y su producción agroalimentaria.