En momentos en los que celebramos aquella masiva movilización del 17 de octubre de 1945, en el que la ciudad de Buenos Aires recibió la afluencia de miles de trabajadores que reclamaban la libertad de su líder el general Perón, la Argentina se encuentra en el medio de una situación de la que los sectores populares debemos tomar especial nota. Hablamos de cómo parte de la oposición, en tándem con los grupos concentrados de nuestro país, sectores financieros y medios de comunicación hegemónicos, intentan desarrollar un proceso de desestabilización y desgaste de la figura presidencial.
Una oposición que no tiene ningún respeto por la sociedad argentina que está atravesando una de las mayores crisis sanitarias que ha visto la humanidad y que tampoco parece importarle ni los procesos democráticos ni la voluntad popular. Así es como llevan meses atacando sin pausa la estabilidad del gobierno, saboteando cualquier intento genuino de diálogo y dañando el bienestar de la sociedad.
Frente a todo esto, advertimos: si intentan avanzar con esta estrategia de atentar contra la estabilidad democrática, instalando golpes de mercado con corridas bancarias y estampidas de precios, que no les quede ninguna duda que habrá un nuevo 17 de octubre y esta vez será llevado adelante por los movimientos sociales.
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Así como el 17 de octubre marcó un hito en la historia de nuestro país, cuando una enorme cantidad de trabajadores y descamisados inundaba las calles de Buenos Aires, serán los movimientos sociales quienes esta vez inundarán las calles, no solo en defensa de este gobierno nacional, sino en pos de garantizar que se salden todas las deudas que nuestro país tiene con los más vulnerables.
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