De Messi de las finanzas a torpe creativo contable

20 de noviembre, 2024 | 23.59

El presidente Milei está muy contento y orgulloso del trabajo que viene realizando su ministro de economía, Luis “Toto” Caputo. La razón de tanto orgullo puede leerse en este tuit del Ministerio de Economía.


Pero Milei está cayendo en una trampa contable que el Messi de las finanzas, según lo bautizara Marcos Peña, viene realizando cual torpe dibujante.

Cuando las cuentas públicas se hacen de acuerdo a lo que indica el Manual de Finanzas Públicas del FMI, el superavit financiero  de 2,9 billones de pesos festejado por Milei se transforma en realidad en un deficit de casi 4 billones de pesos

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Desde la gestión de Macri el principal problema financiero y fiscal de la economía argentina ha sido el llamado déficit cuasifiscal. Se llama déficit cuasifiscal al resultado negativo que tienen las cuentas del BCRA producto de aplicar una politica de remunerar sus pasivos. Técnicamente, para mantener atractivos los depósitos en pesos el BCRA sube la tasa de interés que paga a los bancos por “estar en pesos”. Primero fueron las LEBACs y luego las LELIQs. 

Al comenzar su gobierno, Milei explicó que unas de sus prioridades macroeconómicas sería limpiar la hoja del balance del BCRA, es decir eliminar el deficit cuasifiscal generado por las las LELIQs que según el propio presidente era de 10 puntos del PIB a fines del 2023. Ese objetivo se cumplió con creces pero con un genial pase de magia del mago de las finanzas. 

La magia consistió en dos medidas:

  1. La primera, una fuerte baja en la tasa que pagaban primero las LELIQs y los luego los pases pasivos del BCRA (los pases son colocaciones financieras que realizan los bancos  a un día)
  2. La segunda fue reemplazar la deuda del BCRA por deuda del Tesoro. Paulatina y voluntariamente fueron reemplazando la deuda del BCRA que tenían los bancos por LECAPs y BONCAPs. 

Pero el gran truco de magia puede descifrarse por las siglas CAP en los nuevos instrumentos de deuda pública. Las LECAPs y los BONCAPs son instrumentos financieros que tienen una característica técnica distintiva no pagan intereses periódicamente, como usualmente lo hacen todos los títulos públicos, sino que todos los intereses se acumulan y se pagan a la fecha de vencimiento del instrumento, es decir se CAPitalizan.

Desde el punto de vista de la contabilidad pública estos instrumentos permiten ocultar el impacto de los intereses de la deuda pública sobre el resultado fiscal. Como estos títulos capitalizan los intereses, el Ministerio de Economía ha tomado el muy cuestionable criterio contable de no imputar el devengamiento de los intereses como gasto corriente. Por el contrario, solo se imputan los intereses “debajo de la línea”, es decir como un incremento de los pasivos. 

En la jerga de los economistas, “la línea” es el resultado financiero, arriba de la línea se registran los ingresos corrientes y de capital y los gastos corrientes y de capital. La diferencia entre los ingresos totales y los gastos totales constituye el resultado financiero. 

Por otra parte, debajo de la línea se contabilizan los incrementos y disminuciones de los activos financieros y del endeudamiento (pasivos financieros). Los saldos arriba de la línea y abajo de la línea, siempre son equivalentes porque reflejan una identidad contable básica 

Por lo tanto como las LECAPs devengan intereses como cualquier título público pero solo los pagan a su vencimiento, permiten realizar la mala práctica contable de no registrar los intereses devengados como gasto corriente y por lo tanto se sobreestima el resultado fiscal de las cuentas públicas.

El Manual de Finanzas Públicas del FMI es, por razones obvias, la referencia de todos los economistas al momento de analizar como se registran las cuentas públicas. El monitoreo constante que hace el FMI del resultado fiscal de las cuentas públicas de los países que se encuentran bajo un programa de stand by o de facilidades extendidas, tiene su razón de ser en “El Enfoque Monetario de Balance de Pagos”. Este enfoque es una teoría que explica los resultados de la balanza de pagos a través de un modelo keynesiano de economía abierta. 

En este enfoque el resultado fiscal impacta sobre la demanda agregada y la demanda agregada impacta sobre las cuentas externas del país. Es decir, un déficit fiscal implica un aumento de la demanda agregada que implica un déficit de cuenta corriente (mediante el incremento de las importaciones).

Como todos los programas del FMI tienen como objetivo la generación de superavits externos, es evidente la preocupación del FMI porque las políticas domésticas no generen mayores deficits de cuenta corriente a través de expandir la demanda agregada. 

La capitalización de intereses genera un incremento de activos para los tenedores de las LECAPs, es decir la capitalización de intereses genera un incremento de riqueza para los inversores en dichos títulos públicos. Desde A.C. Pigou los economistas sabemos que el incremento de la riqueza de los agentes económicos genera un impulso positivo sobre la demanda agregada. Por lo tanto las buenas prácticas de la contabilidad pública siguiendo los lineamientos del FMI consisten en registrar como gasto corriente los intereses devengados por las LECAPs aún cuando solo se paguen a su vencimiento. 

La torpe contabilidad creativa de ex Messi de las finanzas no debe engañarnos como engaña a Milei.

Como puede verse en este gráfico de la Consultora Aurum, los intereses capitalizados hasta el momento suman 6,8 billones de pesos.

El superavit financiero de 2,9 billones de pesos que declama el ministro de economía es una mentira contable, las verdaderas cuentas públicas arrojan un deficit fiscal de 3,9 billones de pesos