Lo que la pandemia revela

02 de mayo, 2020 | 11.35

I

La época de los liderazgos excepcionales: Roosevelt, De Gaulle, Perón, Lenin, etc. fue lentamente corroída por la mundialización del Capitalismo posfordista y financiero. No es por un déficit de los líderes políticos actuales, por brillantes que puedan ser, ya que las corporaciones, los poderes internacionales socavan permanentemente sus autoridades simbólicas. Aquellos liderazgos históricos aún mantenían las riendas de los procesos históricos y construían el sentido común de la Nación. Argentina constituye un caso especial en este panorama, el presidente Fernández y su vicepresidenta Cristina Kirchner encarnan un modo de pensar lo político que recoge los grandes legados modernos de la soberanía popular de los proyectos emancipatorios del siglo XX y no han sido mellados por la destrucción del capitalismo posmoderno.

En cualquier caso, el colapso que la pandemia va a provocar no dispone entre los grandes poderes mundiales ni de líderes, ni formaciones políticas, ni organizaciones internacionales que sean capaces de discutir hasta las últimas consecuencias las medidas que habría que imponer al capitalismo, hay que recordar que siempre es capaz de rehacerse a pesar de sus colapsos por intensos que sean. Lo sucedido con la pandemia debería constituir un retorno de la relación Estado, Sociedad y Comunidad admitiendo las tensiones inevitables que los antagonismos imponen a estos tres lugares y hacen de los mismos un lugar de permanente conflictividad entre los sectores concentrados del Poder por un lado y, las fuerzas plebeyas y subalternas de vocación transformadora por otro.

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II

La increíble falacia de que la "empresa crea la riqueza" ha quedado al descubierto. En cualquier estructura corporativa o empresarial, pueden concurrir los Ceos, Management, ejecutivos, etc. lo que ha quedado claro es, que si no comparecen lo que en clave marxista podemos designar como "los que venden su fuerza de trabajo" sea en forma legal, o bajo el modo del precariado en el ejército de reserva de los desempleados, el engranaje empresarial-corporativo no se puede sostener. Otra cuestión crucial sería que esta verdad de la estructura política del Capital se visibilice y pueda emerger un sujeto político de esta situación que la pandemia revela, pero de momento nada lo garantiza.

 

III

Las voces que después del gran castigo trágico de la Pandemia han llamado a un nuevo mundo solidario en el Capitalismo y que la humanidad debe aprender otra vida en Común por ahora no encarnan una fuerza material transformadora. Siempre que se padece un gran castigo aparecen los buenos propósitos, esto puede ser una oportunidad política que se debe tener presente ya que cuenta con grandes actores de la opinión pública mundial y una nueva sensibilidad social que se transmite en las distintas gramáticas populares.

Pero si no emerge una organización en cada lugar desde su derecho soberano, dispuesta a discutir la justicia de su población, continuará la explotación, la desigualdad estructural y el capitalismo demostrará que puede seguir con su engranaje en medio de un caos que pagarán los más vulnerables.

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