El coronavirus empezó a expandirse en los barrios populares del conurbano. Sólo en Villa Azul ya hay más de 200 casos confirmados y es un barrio donde viven 5000 personas. Además hay que tener en cuenta que en Villa Itatí, que está al lado, viven 15.000 personas y por suerte hoy el virus está controlado. Por eso, para evitar que se siga propagando y más familias humildes se sigan contagiando el gobierno tomó la decisión de aislar el barrio por completo con control policial.
Nadie entra y nadie sale de Villa Azul en las próximas semanas salvo el personal estatal que está trabajando en la zona.Si bien es una decisión que despertó muchas críticas, en lo personal apoyo la medida que se tomó porque sé que los vecinos y vecinas del barrio la entienden también y saben que es para su salud y seguridad. El aislamiento está basado en la necesidad de resguardar a toda la comunidad y especialmente a quienes la rodean y no se han contagiado aunque igualmente hay que estar atentos a cómo se desarrolla. Villa Azul puede ser la primera de otras experiencias similares en los barrios del conurbano y como dijo el gobernador de la provincia o el Presidente en la última conferencia, ahora la prioridad tenemos que ser nosotros.
La única forma de que estos aislamientos sean posibles es con un Estado presente, que garantice los controles sanitarios necesarios, los elementos de higiene y lo más importante que es el alimento. También está claro para quienes vivimos en barrios humildes, villas, que las fuerzas policiales son más peligrosas que otra cosa. Nuestros pibes lejos de estar a salvo están más expuestos cuando hay más fuerzas de seguridad, por eso también consideramos importante el control permanente del rol de las fuerzas y la escucha atenta de los vecinos y vecinas de la comunidad y de las organizaciones sociales que la componen.
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Nuestros barrios populares no son un country, ni un edificio de la capital, por eso las organizaciones somos fundamentales en el día a día. Es muy importante que estemos en la mesa donde se toman las decisiones de cómo abordar el aislamiento, para que ningún vecino sea perjudicado por las medidas y para poder cuidarnos entre todos. Ahora que el virus llegó a nuestros barrios, es muy importante que nos escuchen, por ejemplo.hace tiempo venimos reclamando la urbanización de los barrios populares. Con la llegada del coronavirus a nuestros barrios quedó claro que somos los más vulnerables ante esta pandemia. Así fue lo que pasó en el barrio Padre Mugica, Villa 31, donde perdimos a valiosos y valiosas compañeras por no tener las condiciones mínimas de higiene ¿Qué higiene puede haber si no hay agua corriente?. El problema del agua y otros servicios públicos esenciales demuestran que nuestro reclamo está más vigente que nunca. El acceso servicios es un derecho humano básico. Vivir en una vivienda donde las familias no vivan todas amontonadas también.
Creo que este contexto que pone en evidencia y a la vez profundiza la desigualdad puede ser un buen punto de partida para poner ciertas discusiones sobre la mesa, discusiones que forman parte de una agenda histórica. Pero para eso, para poder profundizar en políticas públicas es más que necesario que quienes más tienen hagan un aporte. Es así, no queda otra, para repartir a quienes más lo necesitan alguien tiene que poner más y se de sobra que los de abajo no podemos hacer más esfuerzos. Por eso sigo con entusiasmo la propuesta del impuesto a las grandes riquezas y fortunas de nuestro país. Las circunstancias de esta pandemia nos empujaron a pensar en estos cambios en Argentina. No solamente para reconstruir la economía, sino para construir una argentina más justa.