Carta abierta de un pyme a las corporaciones: antes de exigir, aporten

Esta cuarentena ha dejado expuesto el lado más solidario y responsable de muchos argentinos. Pero también ha desnudado la miseria histórica de unos pocos.

07 de mayo, 2020 | 22.15

En una situación atípica para la población mundial, asediados por una pandemia con pocos precedentes similares en la historia de la humanidad, la gran mayoría del pueblo argentino acató desde el comienzo la palabra de nuestro presidente Alberto Fernández de ser responsables, cuidarnos y forjar entre todos una cuarentena obligatoria para contrarrestar la expansión del COVID-19​.

En este marco, miles de pequeños y medianos empresarios de la industria nacional tuvimos que abandonar momentáneamente nuestras empresas, por una cuestión de fuerza mayor: la salud. El cuidado nuestro, y de nuestros trabajadores. Nuestra familia, y la familia de quienes trabajan con nosotros. Priorizamos la salud de todo el pueblo argentino.

La decisión fue difícil de asimilar desde lo económico. Sobrellevarlo es aún más complejo: si antes veníamos complicados, por tres años y medio consecutivos de caída del mercado interno, hoy hacemos malabares, literalmente, para pagarle en tiempo y forma a nuestros trabajadores. Pero la experiencia de haber cumplido 37 años en el rubro recientemente, me dice que los pymes no nos rendimos fácilmente.

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Hoy estamos una vez más ante un nuevo desafío, esta vez por una grave pandemia que atraviesa al mundo y pone en jaque el paradigma actual. Pero los pymes miramos a las crisis a los ojos y de frente: con la certidumbre de que ya hemos superado otras antes. Lo hacemos con la seguridad de saber que ya nos hemos levantado de otras caídas, y de que sabemos cómo hacerlo. Hoy caminamos en el infortunio del presente con la esperanza de sentirnos contenidos, porque no estamos solos. Por suerte, el pueblo eligió recientemente a Alberto Fernández para que conduzca nuestros destinos: un presidente que escucha nuestras propuestas y nos respalda con medidas concretas (aportes del Estado al pago de salarios, créditos a tasa negativa, etc) aún en la adversidad.

En este marco, como si toda esta situación no fuera suficientemente dramática, tenemos que tolerar los sollozos de algunos multimillonarios que se rasgan las vestiduras para no resignar un centavo de sus patrimonios en esta crisis. Esta semana, se difundió un comunicado de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) llamando a “alentar acciones que posibiliten una vuelta ordenada al trabajo y la producción”, a la vez que señalaron que "es imprescindible apoyar la red de empresas pequeñas, medianas y grandes que, en conjunto, constituyen cadenas de valor que hacen posible la producción, el empleo y generan exportaciones desde la Argentina". Un mensaje para presionar al Gobierno que, puesto en contexto, habla a las claras de una hipocresía absoluta.

Recapitulemos: ¿cuál fue el aporte de estos empresarios en esta crisis? ¿quiénes son para hablar en nombre de las pymes? Si sus integrantes, dueños de las empresas más ricas del país, se pasaron toda la cuarentena pidiendo más subsidios y menos impuestos: ¿qué nos queda para las pequeñas y medianas empresas que, a duras penas, llegamos a pagar sueldos?

Debería darles vergüenza hablar en nombre de las pymes y los trabajadores a la AEA, cuando Rocca, uno de sus integrantes, a través de Techint despidió a 1450 empleados de su constructora en medio de la cuarentena. Y, como si esto fuera poco, recientemente puso en riesgo a trabajadores en labores no autorizadas. O bien podrían exigirle a Alfredo Coto, otro de sus miembros partícipes, que cuestionó el plan del oficialismo de cobrar un impuesto extraordinario a los grandes capitales, entre ellos las cadenas de supermercados, y dijo que “es como cuando se caza en el zoológico". El cinismo en carne propia.

La carta de la AEA llega en momentos en que Alberto Fernández estudia una "reapertura progresiva" de la economía en consulta con los epidemiólogos, aunque el presidente ha sido determinante al respecto: "Salir ya de la cuarentena sería llevar a la muerte a miles de argentinos".  A su visión suscribo.

Todo esto sumado a que durante cuatro años fueron cómplices, avalando todas y cada una de las medidas del macrismo, que nos dejaron con más pobreza, una desocupación de dos dígitos, un PBI en retroceso, menos inversiones, casi el triple de inflación de la recibida, una deuda externa exorbitante y un apretado acuerdo con el FMI, que nos dejó al borde del abismo.

Presionar, hoy, para poner fin a la cuarentena y que la gente vaya a trabajar (no ellos, los grandes empresarios) a riesgo de ser infectados habla de su miseria, mientras suspenden, reducen salarios y hasta quieren dejar de pagar impuestos. Por todo lo expuesto, quienes madrugamos diariamente por y para nuestras empresas les recomendamos que, en esta cuarentena, se laven las manos -y un poco, también- la boca, antes de hablar de las pymes. Y antes de exigir, aporten.

 

(*) Presidente de la Asociación Pyme y referente del Frente Productivo Nacional.