Coparticipación: El puntito de CABA

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, distribución de recursos, ¿coparticipación?, y gasto. Un debate crucial, una Ciudad mejor debe estar en armonía con las necesidades del país.

14 de septiembre, 2020 | 19.59

La pregunta es si hay algo por fuera de una visión eminentemente moral (una lectura que es válida pero que no puede ser suficiente) que nos haga creer que conviene una mejor distribución del ingreso. Y la respuesta es que sí, hay pragmatismo, porque una mejor distribución, mejora la demanda, porque personas que necesitan consumir para vivir mejor obtienen mejoras y eso las lleva a expandir sus compras (dejamos para otro momento las restricciones externas asociadas a esto). Los recursos deben llegar a quienes consumen e invierten antes que a quienes especulan, porque es la mejor forma de lograr una retroalimentación virtuosa del sistema. No hay moral en esto, sino menos volatilidad y más inversiones.

Hay que evitar la cadena nacional de la confusión. El análisis debe ser más profundo. Y no sólo moral, porque lo importante es la sustentabilidad de los modelos económicos. Es verdad que el momento en el que ocurrió este último cambio en la distribución de recursos que Nación asigna a la CABA, nos aleja un poco del análisis de política económica, y nos sitúa con más contundencia en un debate de disputa política y de solución frente al conflicto no menor, con la policía. El arte de lo posible.

En 2016, el gobierno nacional de Cambiemos modifico la participación de recursos de CABA de 1,4% a 3,75%, y finalmente la dejó en 3,5%. Esta diferencia fue tomada de la distribución primaria, o sea que se le quitó a nación (no a las provincias). En parte era lógico porque 1 punto era para financiar la policía federal traspasada, en parte sobraba 1 punto, que se le daba a la Ciudad más rica (al mismo tiempo que se encaraba la obra del soterramiento del Sarmiento con Odebrecht, pero esto, ponele, es otro tema). Ahora se recupera ese punto de más que tenía CABA. No hay nada raro, es un poco de equidad. La Ciudad tiene hoy un presupuesto de 160.000 pesos per cápita, la PBA no pasa de 60.000 pesos. Hay cierto federalismo en debate.

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Hagamos un poco de historia. Con el Decreto N° 194/16 Macri elevó el coeficiente de participación de la CABA al 3,75%. Pero esto no salía de la distribución secundaria de ingresos (que define la participación de cada provincia, la coparticipación específicamente hablando), sino de la parte de Nación. Por eso no es estrictamente o legalmente correcto hablar de “coparticipación”, porque no se netea con las demás provincias, escapando así al necesario juego de definiciones entre jurisdicciones. Esto último es clave para distribuir recursos. No puede soslayarse. Luego, de acuerdo a los compromisos asumidos en el Consenso de Fiscal 2017, el Decreto N° 257/18 estableció una reducción de la alícuota prevista en el Decreto N° 194/16, en un coeficiente equivalente al 3,50% sobre el monto total recaudado por los gravámenes establecidos en el artículo 2° de la Ley N° 23.548. Con el actual decreto N° 735/2020, ese último porcentaje se reduce a 2,32%, conformando con esos 1,18 puntos porcentuales el Fondo de Fortalecimiento Fiscal de la Provincia de Buenos Aires que tendrá por objeto contribuir a sostener el normal funcionamiento de las finanzas de la PBA.

Desde enero 2020 que se habla de recuperar ese punto extra (que proviene de la distribución primaria del gasto, en detrimento de nación). Vamos a poner un ejemplo, ¿ustedes creen que cuando se levanta un cargamento de maíz o soja en Córdoba, por ejemplo, para revender a una agroindustria o a un exportador, se obtiene algún beneficio en Resistencia, Chaco, por ejemplo? No, claro que no. Bueno, en CABA sí. ¿Creen que cuando se produce gas en la cuenca Neuquina por ejemplo, Total Austral SA, YPF SA o Tecpetrol SA, por ejemplo, no pasan una parte de su negocio por CABA, o CGC SA con su producción en la cuenca Austral? ¿Gana algo la Ciudad de Concordia en Corrientes, gana algo el Ceibalito en Salta, o ganan sólo las ciudades de origen, sus provincias (según estructuras tributarias) y CABA? La novedad es que CABA gana algo siempre.

La Ciudad no es la más rica del país porque sí, lo es porque es Capital de un país inmenso en negocios, dentro de las primeras 30 economías del mundo, históricamente dentro de las primeras 25. Entonces, es justo que la Ciudad acepte que su riqueza proviene en parte, no únicamente, lógico, de la capacidad del país del que forma parte, y eso debe tener una reciprocidad, un Estado organizado tiene que lograr sinergia distributiva y optimizar los recursos, comprender esto es un paso no menor al desarrollo. El peso de su reciprocidad, por supuesto se dirime políticamente, y en eso estamos.

Por otro lado no es menor mencionar que la recaudación de CABA proviene de ingresos brutos y ABL, ya que tiene posibilidad de crear impuestos provinciales y municipales. A esto se le suma la porción que nación le asigna para sustento, dado que desde la reforma de 1994 aún no se ha discutido una nueva ley de coparticipación federal. Entonces hay varios beneficios que tiene CABA respecto del resto del país que vienen dados por formar parte del país, no porque sí.

Larreta es el alcalde de la Ciudad más rica del país, su presupuesto es 160.000 pesos per cápita ($500.000 millones en total por año), contra 60.000 de PBA ($1 billón por año). No es menor señalar, por otro lado, que el uso que hace de estos recursos no moderó, por ejemplo, las fuertes diferencias o asimetrías que existen al interior de la Ciudad. En CABA la gente de la comuna 8 muere en promedio 10 años antes, 2 mundiales y medio, que la de comuna 14. Pero el intendente se queja porque le quitan (se recupera) ese punto extra que de una manera sumamente injusta se asignó en demasía, que no es más que volver a la situación de 2015. Es preciso que se hable mucho más de esto, si queremos tener un país más justo.

Según el presupuesto original de CABA (el vigente al final será bastante más), los ingresos tributarios para 2020 serán $ 444.429 millones. La recaudación por ingresos propios será $318.174 millones, y los provenientes de Nación, $ 126.254 millones, 46,4% más que en 2019. Tengamos en cuenta que en este, el presupuesto (crédito original) de Seguridad de CABA es aproximadamente de $76.000 millones

Para dimensionar la población de CABA, recordemos que hace 50 años que está en el orden de los 3 millones de habitantes, no creció. Mientras que la provincia de Buenos Aires, duplicó su población en estos últimos 50 años, llegando a los 17 millones que tiene ahora. Todos datos que invitan a repensar la coparticipación federal de impuestos como lo estableció la reforma que convirtió a la ciudad en autónoma. Donde un punto es sólo una mínima parte de una evaluación que debe ser mucho más amplia.

No perdamos de vista, entonces, que dentro del presupuesto de CABA, la función salud, a la que hacía referencia el intendente Larreta, en estos días, ocupaba 19,5% del total de gastos en 2015 y se proyectaron 15,8% de ese total para 2020. El recorrido de la función seguridad hizo un camino inverso en sólo 5 años: ocupaba menos de 5% de los gastos en 2015, pero alcanza 15,6% en este 2020, similar a la función salud, un crecimiento exponencial. Por el contrario, veamos lo que pasó con los intereses y gastos de la deuda de la Ciudad: en 2015 ese concepto pesaba 3,2% en el total de gastos de la CABA, mientras que en 2020 se disparó 2 veces y media hasta 8%. El punto que Nación recupera, equivale al monto de intereses y gastos de deuda que tiene la Ciudad. Interesante coincidencia. Si el gobierno porteño quiere agrandar su deuda, no debe esconder su costo anual en un esfuerzo que le cargue al Estado nacional, por otorgarle más recursos netos en esa proporción, que en 2015. Es correcto que este punto vuelva a nación, y así se le otorgue una oportunidad más a la Provincia de Buenos Aires, donde se concentra la mayor parte de la población y la pobreza de la Argentina. Lo que no es correcto es el manejo que hace el gobierno porteño sobre su deuda, generando una carga innecesaria para su sociedad.

Hagamos un pequeño análisis de la lógica política que hay detrás de esto. La salud para un gobierno (neo)liberal, debe ser abordada por cada individuo, pagando una prepaga, o teniendo una obra social, en este sentido el mantenimiento de la salud pública no ocupa un lugar prioritario, inversamente, ese sujeto representado por Cambiemos en CABA, pide seguridad, y hacía eso va la política de CABA, convirtiendo a la Ciudad en una especie de barrio protegido. Lo cual no está mal, porque todos se benefician de estos cuidados, pero como los recursos son escasos, y la salud pública para los sectores vulnerables es inmensamente importante, no debe quedar en un segundo lugar. Algo por el estilo pasa con la educación, la ciencia y técnica, etcétera.

Somos argentinos, y la solución debemos hallarla entre todos nosotros, con nuestras instituciones, tal como por suerte está ocurriendo, no se trata de unanimidad en las decisiones, sino de tomarlas sin violentar las instituciones, y si se pudo hacer en 2016 para un lado se puede hacer en 2020 para el otro, con el agregado que ahora se hace pensando en integrarnos como sociedad, en mejorar esa distribución, no sólo por una cuestión moral. La Ciudad de Buenos Aires sólo puede vivir mejor si su proyecto es de integración en todo sentido. Se trata de una apuesta eminentemente política, requiere organización y poder político para llevarse adelante, requiere consensos con distintos sectores de la economía, la sociedad y el territorio, requiere que haya un proyecto que entienda la integralidad territorial de la ciudad, la provincia de Buenos Aires, y el país económico federal como base para crecer en armonía, requiere que se ponga en discusión la integridad de la asignación de recursos y por tanto la discusión y sanción de una nueva ley de coparticipación federal.

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