A poco más de un mes de que explotara el conflicto, el Estado de Israel continúa masacrando al pueblo palestino en respuesta brutal a la incursión de Hamás en territorio israelí. Las cifras de muertos -cerca de 11000 palestinos y palestinas, entre los que predominan niños, niñas y mujeres y 1400 israelíes, que perecieron en la incursión de Hamás-, han precipitado pronunciamientos en la comunidad internacional, que, pese a cualquier condena, ha demostrado su incapacidad de actuación para poner límites contundentes a lo que a la legua se reconoce como un conflicto desigual.
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Desde el ataque de Hamas, el 7 de octubre, el estado israelí impuso en Gaza un corte total del suministro de electricidad, alimentos y agua. El bombardeo al hospital Al Ahli -localizado en el norte de la sitiada Franja de Gaza- el 17 de octubre y los sucesivos bombardeos en campos de refugiados como Bureij y, recientemente Yabalia, agravó la crisis humanitaria.
La inacción de la comunidad internacional desencadenó la renuncia del responsable de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en Nueva York, Craig Mokhiber, quien al dimitir afirmó que "estamos viendo un genocidio ante nuestros ojos" y las organizaciones de la ONU "no parecen tener poder para pararlo".
Las Ambigüedades improcedentes de EEUU
A una semana del hecho que desencadenó esta brutal masacre en la Franja de Gaza y tras una llamada con el mandatario israelí, Benjamin Netanyahu, el presidente estadounidense pronunció un enfático discurso, condenando el ataque, tras confirmar la muerte de 14 estadounidenses y la existencia de rehenes en manos de Hamas.
"En este momento, debemos ser muy claros", dijo. "Estamos con Israel", agregó. La prensa se preguntaba entonces cuánto permitiría Estados Unidos a Israel avanzar sobre la Franja de Gaza.
Una semana después el mandatario anunció un viaje a Tel Aviv, con la ambición de pasar a la historia como el único presidente que visitó la zona en medio de un conflicto, para brindar apoyo a su principal aliado, Israel, articular ayuda humanitaria para Gaza y abrir paso a un diálogo con Palestina y Cisjordania que ayudara a poner freno a la ya innegable masacre.
Sin embargo, el ataque al hospital en el que murieron centenares de palestinos frustró la misión. El presidente palestino, Mahmud Abás y el rey Abdullah de Jordania, cancelaron el encuentro, dejándolo en una posición de debilidad, mientras se multiplicaban las protestas en los diferentes países del mundo árabe.
Al llegar a Tel Aviv, en medio de las acusaciones cruzadas respecto de las responsabilidad por el bombardeo, el presidente norteamericano apoyó la tesis de Israel respecto de que el ataque al hospital había sido causado por “el otro bando”, y se comprometió a trabajar con Israel para evitar más muertes violentas. Al retornar a EEUU pronunció un discurso en el que intentó asemejar los propósitos de Hamas con los de Putin, en el conflicto con Ucrania, que definió como la voluntad de aniquilar una democracia vecina y acusó a la organización armada de utilizar como escudos humanos a los palestinos. Además aprobó un paquete de ayuda para Israel.
Este jueves, Israel accedió a realizar pausas de cuatro horas en los ataques, que permitan el ingreso de la ayuda humanitaria pero enfatizó que la medida no implica un alto al fuego.
La impotencia de la ONU
El pasado 24 de octubre el Consejo de Seguridad de Naciones sesionó por casi 10 horas sin poder emitir una resolución sobre la situación, que se agrava a cada minuto.
La Asamblea General, por su parte, inició el jueves una sesión de emergencia que duró hasta el viernes y que culminó con la adopción de una resolución, impulsada por Jordania, que pedía “una tregua humanitaria inmediata”. Los anuncios por parte de Israel, como se dijo antes, llegaron el jueves de esta semana.
Estamos reunidos aquí mientras los palestinos de Gaza están bajo las bombas", había dicho el observador permanente del Estado de Palestina, Riyad Mansour (recordemos que Palestina no tiene voto en Naciones Unidas) durante la sesión de emergencia.
"Están hablando mientras se mata a familias, mientras los hospitales se paralizan, mientras se destruyen barrios, mientras la gente huye de un sitio a otro sin un lugar seguro al que ir". expresó.
Días después, un funcionario del gobierno israelí, Amihay Eliyahu, ministro de Patrimonio deslizó, en una entrevista, la posibilidad de optar por la vía nuclear.
Estados Unidos calificó de inaceptables dichas declaraciones y la Liga de los Estados Árabes emitió un comunicado en el que considero “reveladoras” dichas declaraciones:
“No solo admite que poseen un arma nuclear, sino que también confirma la realidad de la aborrecible visión racista de los israelíes hacia el pueblo palestino".
Reacciones
En América Latina, Brasil, México, Argentina, Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela y Cuba, han denunciado las acciones del Gobierno israelí, tomando, en algunos casos, medidas contundentes como Bolivia, que rompió relaciones diplomáticas con Israel, o Colombia, que llamó a consultas a su embajadora.
Así mismo, las calles de Bogotá, Lima, Ciudad de México, Caracas, Sao Paulo, Santiago, Quito, San Juan de Puerto Rico y Buenos Aires, se han llenado de manifestantes para condenar los continuos ataques de Israel a la Franja de Gaza.
Por su parte, a pocos días de la incursión de Hamas la Presidencia del Parlamento del MERCOSUR condenó los ataques aéreos y terrestres, así como los secuestros de civiles procedentes de la Franja de Gaza dirigidos hacia el territorio del Estado de Israel.
“Expresamos un firme rechazo y condena absoluta al ataque terrorista perpetrado por Hamas contra Israel, y hacemos un llamado urgente al cese inmediato de la violencia”.
También por esos días el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, defendió el “derecho de Israel a existir” y a “defenderse”.
En el mundo, más allá de las múltiples condenas al genocidio, expresado principalmente en multitudinarias manifestaciones, ha resultado muy novedosa una protesta virtual impulsada por usuarios de Roblox, un juego en línea cuyos usuarios tienen, mayormente entre 12 y 17 años. Miles de muñequitos con banderas palestinas se desplazaron por calles virtuales manifestándose en solidaridad con el pueblo palestino.
En Nueva York un grupo activista tomó una sede de Black Rock, condenando su participación en inversiones “para el genocidio palestino”. Ante una lista de nombres de las personas que perdieron la vida en Palestina, los activistas gritaron “Que vergüenza, Black Rock”.
El mundo de la cultura, el arte y el deporte, tampoco han sido indiferentes.
Mientras personalidades como Madonna y Natalie Portman pusieron en sus cuentas de Instagram textos compasivos con el pueblo israelí, Justin Bieber, en un intento similar de pronunciarse en apoyo al pueblo israelí terminó por generar una confusión, al publicar un texto en el que aseguraba que rezaba por Israel, acompañado de imágenes que resultaron ser de las calles arrasadas por los bombardeos en Gaza.
A la modelo Mia Khalifa, sus declaraciones en favor del pueblo palestino le costaron el despido en la revista Playboy. "Estoy junto a todas las personas que luchan contra la opresión, ahora y siempre. Soy del Líbano, estás loco si esperas que esté al lado del colonialismo", dijo en uno de sus twits. Playboy, por su parte, informó en un comunicado su decisión de rescindir la relación laboral con la modelo por haber publicado comentarios "repugnantes y condenables".
Karim Benzema, el ex jugador del Real Madrid, fue acusado de integrar una organización terrorista por expresar su apoyo en twitter a Palestina, mientras que Noussair Mazraoui fue separado del equipo que integraba en Alemania por compartir un video en el que deseaba la victoria de Palestina.
La dureza con la que son sancionados los posicionamientos antihegemónicos sobre este conflicto, muestra las costuras del relato hegemónico sobre este conflicto desigual, que no puede explicarse sin hacer referencia a los años de ocupación silenciosa, violación de tratados internacionales, colonización ilegal y asedio permanente de Israel sobre Palestina, exacerbada últimamente por un gobierno de derecha.
Lamentablemente, los meros posicionamientos resultan insuficientes ante la declaración desesperada del observador permanente del Estado palestino en la Asamblea General de la ONU, Riyad Mansour:
"No hay tiempo para lamentarse". "Si no lo paran por todos los que han muerto, párenlo por todos los que pueden salvarse".